El sacerdote antes contactado por los padres inició la misa de cuerpo presente, la iglesia estaba llena y el elegante joven en primera fila lloraba sin mirar a nadie, sino a la pequeña cajita blanca de finísimo alabastro que contenía el angelical cuerpo de Alondra, los padres de la niña no se animaban a agradecer o a cuestionar su distinguido benefactor, quien cabizbajo seguía ahí en un solemne y silencioso llanto que desgarraba el alma del más valiente. Al finalizar la misa la caravana partió al cementerio en donde los padres, hermanos y familiares de la pequeña tan solo pudieron contemplar el sepulcro más majestuoso jamás visto, al ingresar el pequeño féretro a su nido de descanso eterno, el apuesto jóven estalló en un llanto que dobló a más de uno de los presentes.
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La niña que rezaba por Lucifer
Random... y bendice a Lucifer porque nadie pide por él, así es que yo pido por todos".