—Lo hizo, Yuu, lo hizo... - tenía a Shima llorando en mi pecho, eran las nueve y cuarto, me siento morir.
Esta mañana, para las 6:00 am un ruido muy extraño nos despertó de golpe, ese ruido era proveniente del cuarto de Yuzuru. Taka se levantó rápidamente de la cama no sin antes agregar un «Es Yuzu» Él se veía muy preocupado, su rostro era una ventana a sus pensamientos. En fin, corrió y yo fui con velocidad a la puerta, me estuve ahí parado mirando cómo Shima se llevaba a nuestro pequeño al baño... Rogaba que no fuera lo que creía.
El doctor nos había dicho que cuando los vómitos iniciaran significaba que su vida estaba a punto de terminar, era cuestión de que pasaran semanas, máximo un mes... Yo no estaba listo, él dijo que no había nada que se pudiera hacer, sólo podíamos rezar por Yuzu, rezar y pedirle a Dios que le diera más tiempo de vida, el cáncer estaba muy desarrollado y era obvio que iba a morir.
Tallé mi rostro con ambas manos y di una bocanada de aire con la preocupación invadiendo mi cuerpo, ¿Debía comenzar a contar los días o era muy precipitado de mi parte?
Posterior a esa muy desagradable escena, Shima preparó a nuestro pequeño para la escuela, peinándolo como lo hubiera sido lamido por una vaca, con su uniforme muy bien planchado y limpio. ¿Quién dijo que una pareja de gays no podía criar bien a un niño? No había pretextos, todos eran homófobos.
Le di un beso en la frente a Yuzuru antes de que se fuera tomando la mano de su "mamá" y justo cuando cerraron la puerta, las lágrimas llegaron a mí como si hubieran abierto un grifo.Yo no estaba preparado para su muerte, no iba a estarlo nunca.
[...]
Pasaron las horas y ambos fuimos por Yuzuru a la escuela, íbamos a llevarlo a un parque después aprovechando lo nublado que está el cielo. Shima tenía los ojos rojos y con ojeras así que tuvo que maquillarse para que él no hiciera preguntas que pudieran hacerlo llorar más.
—¿Al parque? ¡Este es el mejor día de mi vida! -Reí. Ni siquiera dijo eso en su cumpleaños... Adoro a los niños, siempre se ponen felices por cosas sin valor.
—Si, así que dale la mochila a papá Yuu para que él la cargue -Shima me señaló a lo que yo me mostré confundido, esto no era para nada parte del trato pero igual accedí.
Ya estando en camino al parque podía ver a mi hijo brincando por todos lados al rededor de nosotros, haciendo sonidos y movimientos algo extraños, tal vez estaba jugando. ¿Por qué las personas más inocentes deben morir? Sentía un pequeño nudo en la garganta... No quería, no podía, no iba a aceptar que él moriría por nada del mundo.
Llegamos a nuestro destino y Taka me señaló una banca de color blanco justo al lado de un circuito de juegos, estaba abajo de un árbol, perfecto para vigilar a nuestra criatura así que asentí ante su propuesta.—Él siempre está feliz, ¿Verdad? -preguntó Kou tomando mi mano y dándole un apretón, sin embargo su mirada estaba puesta en Yuzu. —No quiero apostar el tiempo de vida de nuestro bebé pero... Fue un placer haberlo tenido en mi vida, él me hizo sentir lo que nadie, ni siquiera tú pudiste haberme hecho sentir...
—Vamos, Shima, no hables de eso ahora... Estamos pasando un agradable rato, no quiero pensar en cosas malas -suspiré y me senté con la espalda recta, abriendo un poco las piernas.
—Perdóname, Yuu, es que me pone tan... Tan... Vaya, no sé ni cómo explicarlo... Es cómo si reviviera una etapa de mi vida, ¿Te ha pasado?
—¿Como un déjà vu?
—No, Yuu, esto ya lo viví, ya perdí a alguien hace mucho tiempo... Por la misma razón, casi a la misma edad. ¿Me entiendes? Lo estoy reviviendo y créeme, esta vez me duele más que la anterior -ahora fue él quien suspiró, mirándome al rostro finalmente.
—¿Te gustaría contarme? -él tan sólo asintió y giró ligeramente su cuerpo hacia mi.
—Pues verás...
•
•—¡Te encontré! -Entré de golpe a la habitación de mi vecino y mejor amigo Tanabe, esta vez no estaba sonriendo como siempre, incluso no se había levantado de su cama.
—Hola, Kouyou... -tosió un poco mientras intentaba abrir los ojos con mucho trabajo, se veía muy mal.
—¿Qué tienes? ¿Hoy no podrás salir a jugar? -mi madre entró a la habitación a la par de la madre de Tanabe, ambas tenían un rostro caído pero la señora ajena estaba llorando, lloraba mucho, tanto que sus ojos estaban muy rojos.
—No, no podré salir a jugar... -dijo Tanabe y su madre se acercó a besar su frente con delicadeza, eso hizo que mi amigo mostrara una sonrisa.
Me aproximé a la cama de mi mejor amigo con curiosidad, era cierto que muchas veces no podía salir a jugar porque estaba enfermo pero el día de hoy lucía diferente, estaba conectado a una máquina extraña y en su nariz había un tubo raro, tenía un aspecto muy escalofriante.
Cuando llegué hasta él, tomé su mano y noté que estaba frío, frío como el helado napolitano que nos encantaba comer en el verano.—Mami, ¿Qué le pasa a Tanabe? Está muy frío... -levanté la mirada y la dirigí a la señora Yutaka —¿Gusta que prenda el calefactor?
—No, cariño, Tanabe... -mi mamá detuvo sus palabras y me alejó de él haciendo que soltara su mano —Tanabe está muy enfermo, necesita descansar... De hecho ya debemos irnos para no ocasionar más problemas, ¿Te parece?
—Pero mami... -Iba a renegar cuando el aparato extraño de Tanabe comenzó a sonar, me daba miedo el sonido, parecía una mala canción de cuna o la caja de voz oxidada una muñeca abandonada. Tanabe comenzó a hiperventilar y yo corrí a socorrerlo. —¡Tanabe! ¡Tranquilo, sólo es el aparato feo!
La madre de Tanabe corrió despavorida de la habitación y detrás de ella iba mi madre, ¿Qué era lo que pasaba?
Tomé la mano de mi mejor amigo nuevamente, sonriéndole como de costumbre, él no se movía para nada, también había cerrado los ojos.
—¿Tanabe? - pregunté logrando hacer que abriera los ojos un poco, sin embargo volvían a cerrarse. —¿Mañana podremos jugar de nuevo? Debemos terminar lo que iniciamos ayer.
—Si, Kou, mañana jugaremos de nuevo, lo vamos a terminar... -suspiró. Parecía como si se estuviera desinflando.
La máquina dejó de sonar y Tanabe no volvió a responder mis preguntas sino hasta que llegó su madre.
Fue ella quién me dijo que mi mejor amigo había fallecido.
ESTÁS LEYENDO
Don't Run [Aoiha]
FanfictionEl amor lo puede todo, ¿no? eso es lo que dice la gente... ¿podrá también contra el cáncer? ¿podrán ambos correr de él? Aoi y Uruha, siendo ambos una pareja casada, buscan aquella respuesta con apresuro para salvar a la persona más amada por ambos;...