Pero encontró a alguien, alguien que la valoró, que le curó las heridas cuando lo necesitó, que la acompañó en sus noches de insomnio, en sus llantos, y risas, que estuvo en las buenas y en las malas, que la defendió despues de un año de todos los que la hicieron mal.
Y eso no tenía precio, para ella.
Nadie la habia tratado, jamás, así.