JungKook no pudo dejar de sonreír por el resto de la tarde y noche de aquel lunes.Desde ahora el lunes sería su día favorito.
El lunes besó a JiMin, el lunes abrazó a JiMin...
El lunes vio sonreír a JiMin.
Y no cualquier sonrisa, una amplia, sincera y perfecta sonrisa blanca.
Los angeles existen, JiMin era un ángel, nadie nunca podría quitarle esa creencia.
El martes y el miércoles pasaron velozmente. Durante aquellos dos días se quedaba en la casa del pelirrojo para hacerle compañía el resto de la tarde, disfrutar de su cercanía y darle apasionantes besos y caricias, y cerca de las diez de la noche se marchaba con dificultad entre besos y risas traviesas por parte de ambos.
Hacer que JiMin se abriera de aquella manera con él no fue nada sencillo, tuvo que recurrir en varias ocasiones a hacerle varias caricias indebidas para que se relajara en su presencia y se dejara mimar mientras le decía lo mucho que lo amaba.
Los sonrojos del menor eran arte para sus ojos, era simplemente perfecto el hecho de ver sus mejillas coloradas junto a unos ojos brillosos y tímidos tratando de evadir su mirada.
JiMin era perfecto. Jamás se cansaría de decirlo, pensarlo y demostrarlo.
¿Por qué no se le había ocurrido cambiar de estrategia antes?.
Eran las 6:40 de la mañana del día jueves, y de la misma manera que había hecho el lunes, se quedó parado junto a la entrada principal esperando por a su lindo chico de cabellos rojos.
Por otro lado, la alarma de JiMin había sonado, y con un gruñido apagó el aparato de mala gana.
No quería ir a la escuela.
Fue su primer pensamiento, como todos los días. Pero luego la imágen de un hermoso azabache de sonrisa de conejo apareció en sus pensamientos, y con una sonrisa suavemente tonta se levantó de la cama, dispuesto a darse una ducha.
¿Hace cuánto no sonreía de aquella manera?.
¿Hace cuánto no sentía el impulso de querer ir a la escuela?.
Peor aún, ¿Cuándo había querido ir a la escuela por una persona?.Jeon JungKook lo había conquistado tal y como prometió que lo haría. Era un chico muy persistente, y esa era una de las miles de cosas que amaba del lindo pelinegro.
Jamás renunció a él, durante tres años se mantuvo hablandole y regalandole hermosas sonrisas, sin importarle los múltiples rechazos de su parte.Le dio bastante dificultad dejarlo entrar en su vida, se sentía inseguro. Aquella faceta de chico rudo que trataba de demostrar delante de la escuela era sólo su escudo para protegerse a sí mismo. Todos lo querían por su cuerpo, no por su forma de ser.
O al menos eso era lo que creía hasta que JungKook llegó para demostrarle que era más que un cuerpo bonito.
¿Cómo no caer ante los encantos de aquel azabache?.Apresuró el paso una vez estuvo fuera de casa, se le había hecho tarde, muy tarde.
Comenzó a correr entre maldiciones al ver que faltaba sólo un minuto para que las puertas se cerraran.
Por suerte, la escuela ya estaba a pocos metros cuando las 7 dieron paso en el reloj, y soltó un profunso suspiro una vez estuvo dentro del establecimiento.Odiaba llegar tarde.
Gruñó suavemente. Ese no era su día de suerte.
Al levantar la mirada, sus ojos se toparon con la blanquecina sonrisa de cierto azabache, y de forma tímida le devolvió la sonrisa, olvidando por completo el dolor en sus piernas ante la carrera.
El menor se acercó y dejó un suave beso en su mejilla antes de tomar su mano y entrelazar sus dedos, para después abrirse paso por los pasillos de la escuela, ignorando las miradas sorprendidas de los estudiantes, incluyendo los amigos de JungKook.
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Frío. [KookMin]
Fanfiction- Está haciendo mucho frío, ¿no crees, JiMin?. - ¿Debería prestar atención a las estupideces que dices?. Un día de invierno, Jeon JungKook se esforzó en conquistar el duro corazón de un hermoso pelirrojo. **** Historia corta. Historia completament...