1.- Recuerdos y miedo

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La sensación de vacío casi se había agotado, el estar en un lugar donde nadie conoce tu procedencia hace que el aire sea menos pesado y poco a poco he dejado de pensar. Escribo esto porque quizá con la única persona con la que puedo ser completamente sincera soy yo mismo.

He conocido a alguien, fue inesperado y estrepitoso, las cosas han ido bien. Casi no hablamos y nos vemos únicamente una vez por semana, toda la corporación diría que es un escándalo, pero creo que se han acostumbrado a los míos. La verdad no sé porque pienso en ellos como si estuviesen presentes en mi vida o como si estuviesen haciendo esfuerzos por saber dónde estoy.

¿Cómo lo conocí?

La ciudad es hermosa, las últimas semanas me había concentrado en mis clases de idioma y no tenía pensado hacer amistad con nadie, rehuía todo tipo de reuniones y salidas a comer, aún no tenía una versión pública del porque me había recluido en ese lugar del mundo. Vivía en una casa de huéspedes para estudiantes, conocía a mis vecinos de los cuartos contiguos pero nada más allá de un hola y adiós, tras la insistencia de varios nuevos conocidos que cada viernes realizaban fiestones en el "relax raum" decidí salir. Había huido del alcohol y toda sustancia que me saque de control, los nuevos comienzos merecían todo el esfuerzo, en especial después de los fantasmas que recibía en mis sueños cada noche.

Era la primera vez en mi vida viviendo en una de las ciudades más seguras del mundo, las personas podían caminar en la madrugada por donde sea y llegarían a casa, aunque en mi caso eso no era tan importante. El lugar al que fuimos era el de moda, al que todo el mundo debía visitar al pisar "Münich". Desde la parada de metro debíamos caminar unos 200 metros hasta la entrada, el lugar estaba abarrotado de personas y eso me ponía un poco incomoda, hace tiempo que no tenía un contacto directo con otros seres humanos.

La entrada tenía dos palmeras y dos tipos gigantes cuidaban la entrada, las personas hacían fila para entrar pero alguien de mi grupo conocía al dueño y pasamos de inmediato. La verdad, la escuela a la que asistía era la más cara de la ciudad y eso tenía sus ventajas, empezando con los contactos que tenían los alumnos, no estaba interesada en ninguno de ellos y creo que ya lo había aclarado, aunque siempre hay algún intrépido cuya suerte no le importa.

El lugar tenía tres ambientes y podías escuchar algo más tropical en la entrada, la sala siguiente solo electrónica y al bajar las gradas algo más nórdico, una sensación de emoción rodeo mi cuerpo cuando las canciones me recordaban casa y mi familia, necesitaba un trago.

- Mía ¿quieres pedir algo?

Mía era una chica italiana que conocí en clase, era muy divertida y siempre estaba de buen humor, no era mi amiga íntima pero pasábamos mucho tiempo juntas, era tres años menor que yo y quería estudiar en Alemania, así que mucho del movimiento del mundo era nuevo para ella.

- Claro, se supone que a eso venimos.

Su respuesta me asombro pero sabía que después de esa semana de clases, todos necesitábamos un trago o botarnos de un precipicio.

La carta de tragos era extensa y me decidí por un clásico, algo no tan sofisticado, al final éramos estudiantes y no quería desencajar.

- Disculpa, puedes darme un Gin-tonic, sin especias. ¿Qué Ginebra tienen?

Obvio todo eso lo dije en alemán, había mejorado mucho desde mi llegada. La mayoría del tiempo hablaba alemán e inglés, y eso ayudaba mucho a que mis recuerdos vayan desvaneciéndose.

- Solo Bombay, ¿Esta bien?

- Está bien, da igual.

La verdad, era muy especial con eso de los tragos pero hice como que no importara y espere a que a mi amiga le dieran su Weissbier.

El amor de mi vida...Where stories live. Discover now