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Un hermoso lince de pelaje dorado se encontraba recostado en un tronco, tenía hambre pero no deseaba ir de cacería ya que si lo hacia muchas hembras de seguro se lanzarían hacia el, ya estaban en esa época del año donde entraban en celo, no le apetecía aparearse con ninguna las consideraba muy molestas que solo lo buscaban por ser el macho con mejores genes de caza.
Estaba seguro que si no se movía se moriría de hambre, decidió que iría a buscar un conejo para no morirse de hambre pero tendría que escabullirse para no toparse con ninguna hembra.
Cazo varios conejos rechonchos, dos hembras y 3 machos, se sentía satisfecho su hambre se había ido, cuando esta apunto de regresar a su tronco hueco olió otro conejo, estaba lleno por su cacería pero Ash era un lince muy glotón así que decidió buscar a su nueva presa, la casaría pero no estaba seguro si se lo comería o talvez la pruebe y después la deje tirada.
Un hermoso conejo negro como la noche con unas agraciadas manchas blancas en cada una de sus patitas, cualquier ser humano que lo viera caería rendido ante tan belleza, pero para la mala suerte del pequeño lo único que provoco en el lince fue deseo, un deseo prohibido entre especies diferentes.
Ash no sabia porque pero quería al tener al conejo, saborearlo, lastimarlo, ver como chilla del dolor, del placer, quería hacer cosas que nunca se hubiera imaginado.
El pequeño conejo se encontraba comiendo sin saber que el peligro lo acechaba, el peligroso lince se acercaba en pasos lentos. El lince ya estaba posicionado para atacar, no podía creer que este conejo fuera tan ingenuo, solo le estaba concentrado en comer y no prestaba atención a su alrededor, acaso no tenía ningún tipo de instinto de supervivencia, hasta el animal más tonto poseía uno.
Como el lince lo había previsto atrapar el conejo le fue muy fácil, solo tuvo que esperar un poco y se lanzó a tomarlo, el pobre conejito del susto se desmayó facilitando más su caza.
Lo llevo a su tronco, contempló por un rato al dueño de sus deseos, pequeño como todo conejo, sus orejas grandes como la de cualquiera, su pelaje parecía muy suave, comenzó a acicalar al conejo, como lo había imaginado todo en el pequeño era suave, al pasar su lengua por la panza del conejo no pudo evitar morderlo sin fuerza.
El pequeño conejo al sentir algo punzante en su barriga abrió lentamente los ojos, solo para percatarse que un gran lince lo estaba probando con su lengua.
Al pequeño conejo le iba a dar un ataque de ansiedad, el lince se percató del que el cuerpo que se encontraba bajo suyo comenzó a temblar, al alzar su mirada se encontró con una imagen que hacía que todo su cuerpo se estremecía y quiera arrancar cada parte del otro.
- Tranquilo, no te haré nada - del hocico del lince se esparcía baba- Por el momento. - siguió probando el esponjoso pelaje del conejo.
El pequeño tomó un poco de fuerza y se separó del gran lince que lo único que hacia era lamerle.
- Oye no te alejes de mi - el lince sonaba realmente moles, estaba disfrutando lamer al pequeño y hermoso conejo.
- ¿Porque haces eso?- de los ojitos oscuros salían grandes lágrimas- Me asustas.
A el lince no le importa si asusta o no al conejo, lo atrae devuelta a su lado sin importarle las quejas que recibe.
- ¡Detente!- le da un golpe con su pequeña patita al hocico con todas su fuerzas, pero al ser tan pequeño al lince no le dolió para nada- Si no me vas a comer Suéltame.
Ash vio al pequeño conejo con disgusto, como se atrevía a pedir que lo suelte cuando el le había hecho el favor de no comérselo "todavia" .
- ¡Porque debería soltarte!- estaba molesto y no trataba de ocultarlo- Yo te atrape y como lo hice tengo derecho sobre ti.
El pequeño conejo al escuchar tales palabras sintió como su pelaje se crispaba de la ira, aunque sea un depredador y su función natural sea el comer conejos no iba a permitir que le hable de esa manera.
El conejo nuevamente le dio un golpe con sus patitas delanteras hasta que pudo liberarse del agarre del lince, ya separada en vez de huir lo enfrenta.
- No tienes ningún derecho sobre mi- la voz del pequeño sonaba molesta, al lince le pareció lindo verlo así- Ni tu ni nadie, yo soy mi propio dueño.
- En serio- Ash comienza a caminar alrededor del pequeño con sola la intención de intimidarlos y que deje de lado su patética valentía.
- Si, y he decidido que un lince grande y feo como me coma- el conejito estaba orgulloso de si mismo por haberse enfrentado a su captor.
Ash se sentía un poco molesto por las palabras del conejo y a la vez le agrado el pequeño, nadie nisiquiera los de su misma especie lo enfrentaban y le decían "grande y feo".
- Veo que tienes más agallas que cuerpo- muestra sus colmillos de forma amenazadora pero el pequeño ni se inmuta- Ahora no solo te deseo quiero saber más de ti.
El conejito mueve su cola de la emoción, como era posible que un conejo se emocione cuando su depredador le dice que lo desea sino que también quiere saber más de él, cualquiera de su especie estuviera temblando del miedo.
- ¿Enserio quieres saber de mí?- la voz del pequeño suena muy emocionado, tanto que hasta el mismo lince le extraño.
"Este conejo es muy raro".
Ash solo asintió ante la emoción del conejo.
- Esta bien- movió ma nariz de arriba abajo, tierno es lo que pensó el lince- Mi nombre es Eiji y vivo en una madriguera no muy lejos con mi manada.
Eiji, el lince saboreaba el nombre letra por letra, le gustaba el nombre aunque le pareció raro, en el transcurso del día el Eiji no dejaba de hablar y hablar, le decía que le gustaba y que era lo que no le gustaba comer, también le decía que sus padres siempre lo regalaban cada vez que comía ya que según ellos a la hora de comer Eiji se concentraba solo en su comida sin prestarle atención a su alrededor, le decían que de seguir así un día sería cazado, cosa que pasó rotundamente.
Eiji le preguntaba a Ash cosas triviales, como cual era su nombre, que le gustaba comer aparte de conejos, que hacia en el invierno y entre muchas otras.
- ¡Ash!- Eiji se colocó frente al hocico del lince.
- Dime- Ash lo miraba como si lo que estuviera apunto de decir Eiji fuera algo estupido.
- ¿Que esdeseo?.
- Heee- el lince nunca imaginó que Eiji le preguntaría eso.
- Vamos dime lo que es- inclinó su cabeza, eso hizo que el lince se derritiera de ternura- Tú lo dijiste.
- Lo dije cierto- se puso a pensar que decir, era obvio que Eiji era muy ingenuo para su propio bien y eso le gustaba, no quería perder esa ingenuidad.- Es cuando quieres a alguien- no estaba muy seguro si su respuesta sastifacera a Eiji.
- Entonces dices que me quieres desde el momento que me viste.- los ojitos de Eiji brillaban, Ash solo asintió- Que bien, entonces yo también te deseo Ash.
Ash no sabía que hacer con este conejo, las palabra querer que le dio hizo que su sangriento corazón diera un vuelco, decidió que definitivamente no le diría que el sentía deseo de apareamiento.
Ante todo pronóstico Ash y Eiji se hicieron cercanos, pasaron varios meses desde el incidente de la caza, aunque Eiji ese mismo día regresó con su manda le prometió a Ash que se verían de nuevo en el lugar donde lo encontró comiendo, Ash seguía comiendo conejos era parte de su naturaleza y Eiji lo sabía pero nunca sacaron el tema.
Ash nunca perdió su deseo hacia Eiji, en un principio se preguntaba porque deseaba y anhelaba aparearse con su comida, era imposible biológicamente, sus especies eran distintas uno era el depredador y el otro la presa, ambos son machos y sobre todo el tamaño, Ash estaba seguro que Eiji nunca soportaría su tamaño.
Era un día soleado y se suponía que se iba a ver con Eiji para jugar, los juegos que hacían era que Eiji corriera lo más rápido que pudiera y que Ash lo atrapara, el lince siempre le ganaba  cada vez que lo atrapaba Ash comenzaba a darle laminas en todas partes. Pero hoy Eiji no llegaba a su punto de encuentro, eso lo alteró el conejo nunca faltaba a sus "citas", estaba desesperado, cuando planeaba marcharse con el corazón triste sintió un olor de sangre de conejo.
- Eiji!!
Corrió lo más rápido que podía, ese olor definitivamente era de su conejo, el olor lo guió hasta la orilla de un río ahí pudo ver a dos linces hembras que se notaban que estaban en celo.
"Ya estamos Enero"
Ash no se había percatado que ya llegaba el celo para su especie, el haber estado tanto tiempo con Eiji hizo que perdiera la noción del tiempo.
Ambas hembras estaban atacando a un conejo, no cualquier conejo era su conejo.
- Dime comida ¿porque hueles a uno de nuestro machos?
- Si dilo.
Eiji estaba asustado, ellas se lo iban a comer y el no tuvo el valor de decirle a Ash que quería formar una manada junto a él, rexinado a su destino cierras sus ojos a la espera de la muerte.
- Que creen que le hacen a mi conejo!!- la voz de Ash lo sacó de su lamento.
El lince se había posicionado delante del pequeño conejo, no permitiría que nadie le haga daño.
- ¡Ash!- una de las hembras lo había reconocido.
- Un macho fuerte- la otra se edicto con la aparición de este.
Ambas dejaron de lado el querer comerse al conejo para ponerse a maullar, y así darle a entender al macho que estaban más que dispuestas a apariarse con él.
A Ash no le importaba nada del apareamiento así que atacó a ambas hembras, cualquiera que le haga daño a su Eiji no merece vivir, estaba dispuesto a matarlas pero el chillido de dolor del conejo hizo que las dejara huir.
- ¿Eiji estás bien?
- Me lastimé la pata- le muestra ma pata derecha que se encontraba rasgada, seguramente por las garras de una de esas linces.
- Te llevaré a un lugar seguro- tomo a Eiji con su hocico y lo llevo hasta su tronco hueco.
En el tronco comenzó a lamer la herida, paraba cada vez que Eiji comenzaba a quejarse.
- Lo siento- Eiji lloraba mientras se disculpaba.
- ¿Por qué te disculpas Eiji?- la mirada del lince era penetrante, intimidaba al pobre conejo.
- Por mi culpa ahora todos los demás linces te verán raro- varias lágrimas salían de su ojitos negros.
- Raro!!.
- Si, te verán raro por andar con un conejo.
- No me importa Eiji- lame la cabeza del conejo- Sabes porque?
- Porqué!
- Porque te quiero Eiji- toma el cuerpo de Eiji entre sus garras y lo apega a su pecho- te acuerdas del deseo que te tengo.
- Ash- lloro más fuerte, pero se decidió a decir lo que quería- Ash quiero formar una manada contigo.
Ash se sentía feliz, no creía que Eiji fuera el que propusiera lo de la manada.
- Claro- comenzó a restregar a Eiji para que se impregne más su olor en el- Yo te quería proponer eso.
-¡Ash!- el conejo miró directamente al lince- Te deseo- sus ositos se tocaron mientras ambos cerraban sus ojos.
Desde ese día todos los animales hablaron de la extraña manada que se conformaba por un Lince y un conejo.
Fin.

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