III

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Jungkook

Desde el portazo en la habitación de invitados de hace una hora me ha dado tiempo a cenar, y cada vez se revalida mi teoría de que Somin necesita ser el punto de atención.

O tal vez le gusta que yo le preste atención.

Es cuestión de tiempo que salga.

Apoyo los pies en la mesita de centro mientras veo la televisión, y prendo un cigarrillo de la cajeta recién estrenada.

Hoy me he dado un capricho y me he comprado cigarrillos sabor a fresa, una frivolidad dulce a la vez que amarga que me gusta probar de vez en cuando.

Me recuerda a ella: un vicio insano y tóxico, pero del mismo modo adictivo y vital.

Centro mi mirada en la televisión cuando oigo movimiento en el pasillo. No le voy a prestar atención a Somin porque no se lo merece después de haberme vacilado.

Me gusta darle la mano, pero no que me coja del brazo

Camina muda por detrás del sofá, sus pasos más sonoros que de costumbre cuando va a la cocina a cenar. Atención.

Sé que me ha visto fumar, y que huele sus cigarrillos favoritos en el aire.

Le imito y entro a la cocina sorprendiéndola, su pijama de verano igual de provocador y corto que su falda. Su camiseta de tirantes finos ceñida a su pechos y los pantalones apenas cubriendo el comienzo del muslo.

Somin está buena y lo sabe, lo sé hasta yo.

Tercer síntoma

No rompo el contacto visual cuando me apoyo contra la nevera, dando una última calada profunda antes de acabarme el cigarrillo, exhalando el humo con más lentitud que de normal.

Estoy jugando con ella, igual que ella ha jugado con mi bondad.

Capto cómo sus ojos estudian los dedos que sostienen el cigarrillo, y también cómo se relame los labios sutilmente cuando expuso el humo.

-Es una pena que te hayas portado tan mal, te habría dado -apago la colilla en el lavabo húmedo antes de desecharlo, sus gestos agresivos mientras coge un plato-. ¿Ahora no me vas a hablar?

-Quítate del medio -su cuerpo se acerca al mío sin tocarlo en un gesto de dominancia para que me aparte. Pero se olvida de que aquí mando yo.

-¿Así le hablas a tu tío? -inclino la cabeza a un lado, curioso de ver hasta dónde llega con las contestaciones.

Su pequeña sonrisa me da miedo por un segundo.

-No eres mi tío de verdad.

Golpe bajo, tan bajo que me rodea para continuar hacia la vitrocerámica y acabar de cocinar su cena.

Noto su mirada en mi espalda  mientras me quedo en la misma posición, haciendo un esfuerzo por no romperme la mandíbula por la presión de mis dientes.

Hora de tomar medidas.

Presiono su espalda con mi cuerpo sin importarme ya más su espacio personal, mis manos en la encimera al lado de las suyas. Antes de que abra la boca para decirme alguna burrada, me adelanto a susurrar en su oído.

He notado antes en el pasillo cómo ha suspirado cuando he hecho mismo, aunque piense que no me he dado cuenta.

-¿Y si no soy tu tío qué soy? -tengo el descaro de reírme silenciosamente cuando no responde y sus manos se vuelven torpes, pero ella es más inteligente como para ser tímida.

Es igual o peor de descarada que yo, y tal vez es lo que más me gusta de ella.

Gira su cuerpo, transformando la posición en una muy comprometedora que parece no afectarle.

Cigarettes after sex ; jjk [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora