SORPRESA
Abro la puerta y cogiendo las bolsas del suelo entro en la casa. Me dirijo a dejarlas en la cocina y una vez allí mi mirada se queda perdida sobre la encimera. ¿Qué sentido tiene todo aquello? Apenas he tenido un par de años felices con mi marido. Luego la rutina y la obsesión por el trabajo nos ha ido separando cada vez más y esa noche era buena muestra de ello. Es nuestro octavo aniversario y aquí estoy, sola, con la compra sobre la encimera y sin ganas de hacer nada. Alan ya ha llamado diciendo que tiene trabajo y llegará tarde. Ni siquiera ha puesto una excusa. Sólo trabajo. Seguramente tiene una aventura ya que hasta las relaciones íntimas brillan por su ausencia. En fin, ya se verá.
Voy hacia la habitación a cambiarme de ropa. Al llegar al primer piso me sorprende ver un resplandor saliendo del dormitorio. Es un resplandor tenue y vacilante. Sin encender la luz del rellano me acerco a la puerta y miro hacia adentro.
-Oh Dios mío!!!- Doy dos pasos hacia adentro y miro asombrada la habitación. Velas!!! Hay velas por doquier!!! En el tocador, en la estantería, en las mesitas de noche, incluso hay algunas en el suelo. La cama está cubierta de pétalos de flores y hay un leve olor a incienso floral flotando en el ambiente. Se había acordado!!! El primer aniversario en los últimos años!!! Me encuentro tan absorta que no me doy cuenta de su presencia hasta que noto su perfume característico envolviéndome y siento el calor de su cuerpo contra mi espalda. Cierro los ojos y me dejo embriagar por su perfume que me parece más dulce que de costumbre.
- Oh cariño…
- Shhh – pone un dedo sobre mis labios y besa mi coronilla mientras su otra mano se desliza por mi brazo provocándome un agradable cosquilleo
- Cariño que…
- Shhh.
Con los ojos cerrados aspiro profundamente sumergiéndome en la mezcla de la fragancia con el olor natural de su piel. Es aún mejor de lo que recordaba.
Me rodea con sus brazos y sus labios empiezan a besar mi sien y a bajar por mi mejilla hacia mi cuello. Se aparta y enseguida noto el tacto de un pañuelo sobre mis ojos.
- Alan…
- Shhh.- A pesar de no hablar ésta vez suena más autoritario y noto cómo el pañuelo se aprieta suave pero firmemente.
Mi excitación va en aumento. Nuestra vida sexual siempre ha sido, en el mejor de los casos monótona e incluso últimamente sería mejor decir que esporádica. Aquellos juegos eran algo nuevo. Sus brazos vuelven a rodearme y ésta vez mientras besa mi cuello sus manos van desabrochando los botones de mi blusa. Una vez abierta la deja resbalar sobre mis hombros y caer al suelo. Desabrocha el sujetador y acariciándome los hombros lo desliza hacia delante para que caiga junto a la blusa.. El vello de mi cuerpo se eriza como si estuviera lleno de estática. Noto como se mueve y empieza a caminar a mi alrededor. Me parece sentir su mirada recorriendo mi piel. Noto por sorpresa el dorso de sus dedos recorriendo mi mejilla izquierda y bajando rodea el cuello y se desliza por mi hombro derecho. Mi respiración se acelera pero su ritmo sigue siendo lento y suave. Sus manos bajan por mi costado provocando unas leves cosquillas que me hacen tensar, pero se dirigen sin vacilación hacia los botones de mis tejanos y se deshace de ellos. Oigo el rumor de su ropa mientras se agacha y me quita las sandalias. Al parecer en el acto de levantarse también se ha quitado la camisa ya que al abrazarme noto su piel desnuda rozándose contra mi pecho. Quiero acariciarle pero cogiendo mis manos entrelaza sus dedos con los míos y me vuelve a abrazar haciendo que mis brazos queden a la espalda. Sus labios empiezan a rozar los míos. Dios mío! Quiero besarle! Pero él se limita a apartar la cabeza y a volver a rozar sus labios con los míos, con mi mejilla, con las comisuras de mi boca, con la línea de mi mandíbula…creo que me volveré loca! Desnuda del todo noto como él vuelve a moverse a mi alrededor. De vez en cuando estira una mano y me roza enviando pequeñas descargas a través de mi cuerpo. Colocándose frente a mí me rodea con sus brazos y me alza del suelo llevándome hacia los pies de la cama. Me deposita en el borde y me empuja suavemente para que me tumbe. El rato que llevo con los ojos vendados ha desarrollado al límite el resto de mis sentidos. Noto el frescor y la suavidad del satén en mi espalda y el susurro de su ropa abandonando su cuerpo. La agonía de la espera me está matando pero él se limita a coger mis piernas y hacerme resbalar hacia la cabecera de la cama. Lo oigo dar la vuelta y noto el peso en el colchón cuando sube a la cama. Mis manos se extienden hacia donde está él pero agarra mis muñecas y coloca mis brazos hacia arriba.
- Cariño, quiero…
-Shhh! – de nuevo me impide hablar y ciertamente está muy persuasivo. Alan siempre ha tenido cierta debilidad de carácter pero hoy está desconocido. Muy seguro de sí mismo. Y la verdad es que me siento subyugada y excitada.
Distingo el ruido del cajón de la mesita de noche al abrirse y el sonido de algo que roza en el borde al sacarlo. Él se mueve un poco y al momento noto un cosquilleo que empieza a deslizarse desde mi cadera hacia abajo. Es algún tipo de cuerda! No hay duda que ésta noche se siente realmente morboso. La cuerda sigue su recorrido descendente hacia el tobillo y luego vuelve a subir. Por favor!!! Mi espalda se arquea involuntariamente buscando más presión pero la cuerda sigue rozándome con suavidad y demasiado pronto se termina. El extremo se desliza por mi vientre y mi pecho antes de dejar de sentirlo.
Coge otra vez mi muñeca y con unos pocos movimientos diestros anuda la cuerda alrededor y sujeta el otro extremo a la esquina del cabecero dejando mi brazo extendido. La situación me envuelve completamente en una atmosfera onírica. Nunca me había sentido tan vulnerable y tan dispuesta al mismo tiempo. Mi mano libre apenas se ha movido unos centímetros cuando él la sujeta y sale de encima de mí. Repite el proceso de anudar la muñeca y la sujeta al otro extremo del cabezal dejándome extendida como una ofrenda.
Lo que viene a continuación es sencillamente indescriptible. Algo como nunca había experimentado.
Un tiempo después noto como desata mis muñecas y se levanta de la cama pero estoy tan sobrecargada de sensaciones que apenas puedo moverme. Empiezo a caer en un leve sopor.
No sé cuantos minutos estoy en éste duermevela pero me despierta el sonido del teléfono. Aún estoy desorientada. Tardo varios segundos en recordar que llevo una venda en los ojos. Me la quito y aún con la luz tenue de las velas me cuesta mantener los ojos abiertos.
El teléfono no deja de sonar. Dónde está Alan? Al final llego al aparato y le doy al botón de descolgar.
- Si? Diga?
- Meredith? Hola, soy Jamie.-
Jamie. Esa zorra. Siempre he sospechado que se cepillaba a Alan, aunque después de lo de esa noche…
- Si, dime Jamie, qué ocurre?
- Es Alan, Meredith. Estábamos en el hotel porque… bueno, hemos cerrado un negocio ésta noche y después de firmar ha querido quedarse a celebrarlo. Y …no sé si ha sido la bebida o algo Meredith. Ha tenido un infarto.
- Cómo? Eso es imposible. Alan, Alan…- mi mirada empieza a recorrer la habitación como intentando encontrarlo y se queda fija en la cuerda.
- Meredith? Se lo han llevado en ambulancia al General Hospital, estaban intentando reanimarlo…
Mi cabeza desconecta de la conversación mientras mi subconsciente empieza a recordar pequeños detalles como un olor de perfume sutilmente diferente, una leve aspereza en su barba en un día de oficina, su dulzura y su intensidad en la cama.
El teléfono cae al suelo mientras pierdo el sentido…
FIN