Sawada Tsunayoshi vivía en la escuela días normales de estudiante-Eso decían cualquier maestro de la escuela que evitaba el tema sobre el bullying-
Si le quitabas las heridas recibidas y los insultos, entonces si,todo estaba perfecto en la vida del castaño.Observó su delgado cuerpo húmedo, sobre ese espejo que tenía en su baño, ya era viejo y tenía un cacho roto que curiosamente Tsuna tenía en sus delgadas manos; deshecho la idea y siguió mirando su patético aspecto: vendas que cubrían sus muñecas torcidas de tanto "tropezar", curitas sobre rasguños en sus mejillas y algunos parches que cubrían moretones sobre sus piernas. Después de figurar detrás de él una sonrisa burlona, se retiró rápidamente de ahí, seco su cuerpo y vistió su uniforme.
Al bajar lo único que encontró fue a su madre viendo la televisión como si nada.
-Tardaste, así que tire el desayuno que se enfrió. Mejor ya vete a la escuela.El oji-miel solo asintió, no se quejó por nada porque no ganaría nada así que solo se encaminó a la escuela. Le pesaba cada paso, cada inhalación le dolía hasta los huesos y cada vez le costaba más mantener los ojos abiertos. Ayer no había cenado y hoy tampoco desayuno, pero que más daba...igual no tenía apetito y si comía algo lo terminaba devolviendo a costó de golpes.
-Estorbo, vete a otro lado...o porque mejor no te mueres
-Disculpe por las malas notas de mi hijo, es muy idiota, solo debería continuar su clase sin prestarle atención.
-Su madre sabe que lo golpean y no hace nada, así que solo hay que dejarlo así.
Cada profesor se compadeció de él, pasándolo de grado solo porque no quería tener a un estorbo y aún bueno para nada, así que de la lástima que le tenían llego hasta bachillerato, ahí donde de la nada unas personas extrañas querían hacerlo sentir útil, querían ser su amigo. Era una locura que su vida se llenará de buenos amigos que se preocupaban por que los moretones cada vez fueran menos o que los rasguños ya no fueran tan profundos.
Un alumno superior que le enseño a esquivar golpes, un beisbolista que le mostró las más dulces sonrisas, un bombardero que le seguía a todos lados. Fue extraño y molesto, porque sabía que fingían o se irían después de ver sus errores después de descubrir lo inutil que era, pero también tenía miedo. Miedo a ser dejado de lado, miedo a volver a oír esas palabras hirientes...miedo a volver a ver esas escalofriantes sonrisas.
El pequeño bebé de fedora, se hizo cargo de sus estudios, le enseño y lo instruyó en todas las materias e idiomas. Después de todo de la nada vino y le dijo que sería un jefe de la mafia, le dió igual...mientras su vida no fuera solitaria, mientras pudiera huir lejos de su madre. Sin embargo a pesar de los tantos esfuerzos que todos sus guardianes hicieron para apoyarlo y hacerlo más fuerte, a pesar que su personalidad retraída y un tanto tímida haya cambiado...hubo algo que dieron por alto.
Pesadillas, ilusiones, mentiras, realidad, sueños, alucinaciones, delirios...como quisiera llamarlo; pero el chico castaño vivía desde su adolescencia con eso. Cada noche, antes que su madre comenzará a mostrarse tan distante de él, ella iba hasta su cuarto y le daba un beso de buenas noches, pero una vez que cerraba la puerta oía a su pequeño Tsuna balbucear palabras sin sentido y más adelante incluso parecía charlar con alguien...pero no había nadie.
Era escalofriante incluso cuando aún era de madrugada y lo oía hablar seguramente entre sueño, por las mañanas mostraba una sonrisa como si nada. Nana pensó que era una clase de broma...solo una etapa de niñez, sin embargo perduró e incluso ese extraño comportamiento solo se intensificó más cuando entro a todas esas etapas de su vida donde fue dañado psicológicamente y físicamente.Tsuna comenzó a sentir chicos golpeándolo aún cuando estaba en su recamara, oía murmullos en contra de él cada vez que se veía en el espejo de su baño y lo que más le causaba escalofríos era ver gente a su lado tratando de apuñalarlo o continuar con las maldiciones que recibía en la escuela; en conclusión el castaño nunca se sintió seguro, nunca encontró una forma de olvidar o se espantar a esas personas en su mente que le causaban daño...ni en su madre, quién antes lo amo encontró apoyo.
Tsuna, tenía esquizofrenia y él no lo sabía.
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Sigues Siendo Un Perdedor
FanfictionNo podía evitarlo porque el joven jefe no sabía que sufría de esquizofrenia... Pesadillas, ilusiones, mentiras, realidad, sueños, alucinaciones, delirios...como quisiera llamarlo; pero Tsuna a pesar de lo mucho que había aprendido él seguía teniendo...