Prólogo.

111 9 0
                                    

DIANA.

Volteo a mi lado izquierdo, ahí está él durmiendo como un bebé.

Me siento en la cama y de forma lenta y despacio me acomodo sobre el sin dejar que mi peso caiga por completo, mis manos a un lado de su cara y mis rodillas a un costado de sus piernas, le beso los labios y después bajo a su cuello, él toma mi trasero y le da un apretón.

- si continúas no podrás detenerme - eso ya lo sabía.

-lo tengo muy presente - beso sus labios y él toma mi cara con sus grandes y fuertes manos, tornando el beso más caliente y romántico.

Todavía recuerdo la primera vez que nos vimos.

Flashback:

Como siempre la noche reinaba en las calles de la honorable Ciudad de México.

El frío comenzaba a hacer acto de presencia.

Entre al bar como cualquier noche y como cualquier persona lo haría, me senté en la barra y pedí un whisky a las rocas.

Acabo de matar a alguien en lo único que podía pensar es en la forma en la que su sangre quedaba esparcida por toda la habitación.

Este trabajo dejo de gustarme hace mucho, ya no duermo bien, las pesadillas no me dejan, el arma bajo a mi almohada lo demuestra, varias personas están tras mi cabeza, he ganado más enemigos que amigos.

Una persona toma asiento a mi lado, un hombre, con un pantalón de mezclilla, una camiseta negra y una chamarra lo normal.
El cantinero se acerca.

- ¿lo de siempre? - el sólo asiente, bien es un bar de su confianza.

El muchacho le trae una cerveza que por supuesto está bien fría como debe de ser.

De reojo puedo ver una mancha de sangre que pasa desapercibida al ojo humano que no sabe cómo se ve la sangre en lo negro. Acaba de crear dudas racionales en mi cabeza, puede que haya tenido una pelea, Pero no veo indicio de eso en su cara, puede que haya tenido un accidente o la menos racional que sea un exterminador como yo, lo dudo mucho.

-Hace un poco de frío para tomar cerveza, ¿no crees? - pregunto para romper el hielo, claramente no sólo tengo que aclarar mis dudas, sino que me siento atraída por el aura que emana.

-Ahora mismo no siento frío y ¿qué me dices de tu bebida con bastante hielo? - tuve el impulso de reír, pero me contuve.

-El frío me acompaña siempre. - No miento crecí y mi vida en las calles en el frío me volvieron casi inmune a él. Aunque no sólo soy inmune sino también una persona fría y con sentimiento muy secos.

- ¿qué hace en un basurero como este una chica como tú? - no es obvio.

-bebiendo, como todos aquí, ¿una chica como Yo? - que querrá decir con eso, claramente tiene miles de significados en estas circunstancias.

-Bebiendo después de un largo día de trabajo - un escalofrío recorre mi espalda, ¿desde cuándo soy tan obvia?

El sonido de un celular me hace verlo de nuevo, el responde con un simple "aja, ya voy" y cuelga.

Se levanta del banco en el que estaba sentando y ya casi al irse suelto las palabras que más he esperado decir desde que cole mi mano en su chamarra.

-bonita beretta - sip le saqué un arma y él ni cuenta se dio, se la extiendo para que la tome, pero el niega evidentemente sorprendido por mi acción.

- te la obsequió, para que no me olvides - ¡ay que tierno!

- pero, ¿con qué harás tu trabajo? - el expande un poco su chamarra mostrando 3 armas más, sin palabra alguna, toma un último trago de su cerveza me guiña el ojo y se va.

Fin de flashback.

Oscar.

Estamos acostados en la cama, ella está sobre mi pecho, el teléfono suena, alargo la mano hasta la mesa de noche y lo tomo es un número que no tengo registrado pero estas alturas es imposible no saber a quiénes tengo que atender y a quienes ignorar, con cuidado muevo la cabeza de Diana y la coloco en la almohada se remueve un poco pero no se despierta, me levanto camino hacia el balcón de la habitación y la contestó afuera. Hace poco más de 2 años que estoy retirado y es la primera vez que me llama, creí que jamás volvería a escuchar esa voz.

Regreso a la habitación y ahí está ella, sentada a la mitad de la cama con las piernas cruzadas y con una de mis camisas cubriendo su cuerpo desnudó.

Todavía recuerdo la primera vez que la vi.

Flashback:

Salgo de la locación de mi último trabajo, la camisa negra tiene una gran mancha de sangre, camino hasta mi Toyota, subo y arrancó a mi casa, lo que necesito ahora es un baño y descansar.

Mientras conduzco veo mi bar favorito, pero continuó conduciendo, tres cuadras más enfrente, me arrepiento y doy la vuelta.

Estaciono el carro y tomó una chamarra negra para intentar ocultar la mancha de sangre, aunque también está haciendo frío en las calles de Ciudad de México.

Salgo del carro y entro al bar, aquí todos ya me conocen, tomó asiento en un banco y el bar tender se aproxima a mí.

- ¿lo de siempre? - sólo asiento, él se mueve y toma una cerveza bien fría, como me gusta.

-Hace un poco de frío para tomar cerveza, ¿no crees? - pregunta una chica a mi lado la cual no había visto, bueno la vi, pero no le preste atención.

-Ahora mismo no siento frío y ¿qué me dices de tu bebida con bastante hielo? - veo que disimula una sonrisa.

-El frío me acompaña siempre. - lo dijo pensativa

- ¿qué hace en un basurero como este una chica como tú? - le digo antes de tomar de mi cerveza

-bebiendo, como todos aquí, ¿una chica como Yo? - levantas las cejas.

-Bebiendo después de un largo día de trabajo - ella hace una cara rara

Mi teléfono suena, ya se quién es, contestó y escucho lo que dice:

-murió

-aja, ya voy - y cuelgo

Me levanta del banco en el que estaba sentando y ya por irme la chica dice algo inesperado.

-bonita beretta - saco una de mis armas sin que me diera cuenta, ¡que chica!

- te la obsequió, para que no me olvides - ¿desde cuándo doy mis armas a otras personas?

- pero, ¿con qué harás tu trabajo? - abro un poco mi chamarra mostrando 3 armas más, sin palabra alguna, tomo un último trago de mi cerveza le guiño el ojo y me voy.

Subo otra vez a mi carro y voy a donde tengo que ir.

Fin flashback.

- no murió y viene por nosotros. - le digo inquieto.



Locos EnamoradosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora