20

9 2 0
                                    

—Entonces...¿Crees que es mejor el día o la noche? — preguntó.

—Pues en conclusión; creo que es mejor el día.

Asintió.

Estaba recostada sobre el pecho de Yoandri, con mi mano libre comencé a hacer suaves masajes en su abdomen.

—¿Quieres café?

—No, estoy bien. Hace...mucho frío — contesté con voz baja. Y sí que hacía frío.

Yoandri despegó su espalda del respaldo del balcón y se quitó la sudadera que llevaba puesta. Debajo traía solo una playera de manga corta con el logo de Adidas.
Sonriendo me tendió la sudadera. Entonces comprendí algo: él dijo que no trajera algún sueter, lo dijo por qué quería darme el suyo.
Tomé su sudadera y me la puse. Olía tan bien.

—Eres inteligente, Cabrera — sonreí sacando mi cabello del suéter.

—Ah, solamente me gusta ser caballeroso contigo.

Otra vez me recosté sobre su pecho. El comenzó a hacer piojito en mi cabello.

—Lina...

—¿Si? — contesté con los ojos cerrados. El hecho de que me hagan masajes en la cabeza me causa sueño.

—Te quiero...mucho.

Abrí los ojos y de un movimiento rápido me senté frente a él. Los dos ahora teníamos las piernas cruzadas bajo nuestros cuerpos.
Lo miré fijamente a los ojos.

—Yo también te quiero, Yoyo. Eres increíble ante mis ojos — extendí mi mano hacia él y no dudó ni un segundo para tomarla. Tenía la piel fría.

—Lina quiero que esto sea posible, vamos a intentarlo, tratemos de caminar de la mano juntos...quiero permanecer contigo. Permanezcamos...

—Yoandri tienes frío, cubrete más — tomé la colcha de un extremo y lo cubrí hasta los hombros. Exclamó un gracias en susurro. — Yo... también quiero intentarlo.

Los dos nos acercamos. Los dos esperábamos esto y sabíamos que sucedería. Sentí sus labios y los míos moviéndose tan tiernamente. Jamás había besado a alguien con tanta ternura. Ni siquiera mi primer beso fue así de lindo.

Separamos nuestros labios y unimos nuestras frentes. Él empezó a hacer caricias en el cabello que se me había hecho hacia el rostro. Sonreímos.

—Será mejor que nos vallamos, no quiero que comience a llover y te de hipotermia. Sé que tienes frío — tomé su mano y entrelazamos nuestros dedos.

—Está bien. ¿Vamos a mi departamento?

¿Yoandri quiere que follemos?

—Mmh

—Hey, no mal pienses las cosas. Soy fan de subirme al techo del hotel y observar la ciudad cuando está cayendo la tarde y después ver las luces cuando ya es noche — soltó una risa.

—Claro, vamos a observar la ciudad — él se puso de pie y después yo. Mantuvimos las manos unidas hasta que el bajó del balcón y fui yo quien le pasaba las cosas para que él las subiera al auto.

Una vez con todo dentro, salimos de ahí para comenzar a desplazarnos sobre la carretera.

Por el camino, quise conectar mi celular al estéreo del auto para poner de mi música. Quería mostrarle una canción a Yoandri.

—¿Puedo prender mi celular? Necesito que escuches algo, es una canción — pregunté volteado a verlo. Contestó que si sin despegar la vista del camino.

Al encender el celular, tenía una llamada perdida de Zabdiel. Uy, es muy malo cuando alguno de nosotros no respondemos sus llamadas. Una vez Christopher salió con otros de sus amigos y no respondió cuando Zabdiel le estaba llamando, el antes mencionado casi se infartaba de nervios al ver que su amigo no contestó ninguna de las 27 llamadas que le había hecho.

—Zabdiel me llamó.

—¿Ah sí? .

—Sí.

—¿Por que no le regresas la llamada?

—Más tarde. Ahora esucha está canción. Te la quiero dedicar, sé que suena tonto pero me vale. Solo escuchala.

Reproduci la canción en mi celular y al instante comenzó a salir por las bocinas de auto. La canción se llama "Te regalo" de Carla Morrison.

Déjame tomarte de la mano
Déjame mirarte a los ojos
Déjame, a través de mi mirada 
Darte todo mi esplendor

Déjame quedarme aquí
Déjame besarte ahí
Donde guardas tus secretos
Los más obscuros y los más bellos

Te regalo mis piernas
Recuesta tu cabeza en ellas
Te regalo mis fuerzas
Úsalas cada que no tengas
Te regalo las piezas
Que a mi alma conforman
Que nunca nada te haga falta a ti
Te voy amar hasta morir
Te voy amar hasta morir

Déjame jugar contigo
Déjame hacerte sonreír
Déjame darte de mi dulzura
Pa' que sientas lo que sentí

Déjame cuidarte
Déjame abrazarte
Déjame enseñarte
Todo lo que tengo pa' hacerte muy feliz

—Es hermosa... — Yoandri volteó a verme. Tenía los ojos cristalizados y no pude evitar reírme un poco.

—¿En serio? Yoyo estás llorando... Dios mío estás llorando con una canción, que ternura ... — sonreí encantada y puse mi mano sobre la suya en la palanca del auto. La levanté y dejé un beso en ella.

—Es que es muy linda... — soltó una risa.

—Si lo sé, es mi canción favorita y quiero dedicartela a ti. No queda más que decir, creo que con esa canción ya lo sabes todo.

—Y eso que no llevamos ni un día de novios — los dos reímos.

—Desde que te conocí hace dos años supe que iba a amarte toda la vida. No hace falta que llevemos más tiempo de novios, por qué te amo desde siempre, ¿Si?

—Bueno, antes no me daba cuenta de que yo te gustaba. Pero después fui notandolo y no sé desde cuándo pero también te amo a ti.

Mi corazón latió. Latió por él.

Y en unos 20 minutos más ya estábamos en Miami.














|En mi opinión, esa canción (Te Regalo) es muuuy linda ¿Saben cómo la conocí? A mí hermano se la dedicó su novia|

-Nallely

Fuimos y somos como hermanos (CNCO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora