My Life with the Walter Boys

Capítulo 3: Invadiendo Chicotopia

-¡Ven aquí, cariño! -Llamó Katherine por lo que no tenía otra opción que unirmeles en la cubierta. Subí las escaleras de madera esperando que mi cara no estuviera roja o hinchada por haber llorado y dejé caer mi pesada mochila al pasto. Mucho de esto me molestaba, todos se callaron.

-Chicos. -Empezó George, rompiendo el silencio. -Esta es Jackie y...

-...y ella se quedará con nosotros por un tiempo. -Terminó Katherine mientras le daba un mirada severa a su esposo. Una ruidosa respiración salió de mis pulmones cuando suspiré. No me había dado cuenta de lo mucho que no quería que los chicos supieran por qué estaba aquí. No estaba lista para hablarles a un par de extraños sobre mi familia. A parte, si los chicos sabían, capas me tratan como una cosa rompible y eso es la última cosa que quería.

En ese momento, todos me estaban mirando como si fuera una extraña invadiendo su territorio personal.

Decidí que era el momento de hace la paz. Lentamente, levanté mi mano y la sacudí.

-Hola chicos. Soy Jackie.

Uno de los más grandes de los chicos nadó hacia adelante y salió de la piscina, rompiéndo la línea con los otros. Le di una mirada y mi pulso se paró. Lucía como si acabara de salir de una revista de deportes. Su palido rubio cabello estaba sucio y desordenado por la pileta y no podía hacer nada más que notar que sus perfectos tonificados musculos se perdían ligeramente en el agua. Había gotitas de agua agarradas en sus oscuras pestañas que brillaban a la luz del sol, cultivando sus claros ojos azules. Sobre todo, él me hacía querer fundirme.

-¿Por qué? -Preguntó, poniendo sus claros ojos en los míos. -¿Por qué te estás quedando con nosotros?

-¡Cole! -George regañó. -No seas tan rudo. Jackie es nuestra invitada.

Cole se giró para sonreírle a los otros chicos y luego procedió a mirar a su padre. Se encogió de hombros.

-¿Qué? Todos lo estabamos pensando. Yo sólo fui el primero que lo dijo.

Unos pocos más asintieron. Sentí como me congelaba, temiendo que si les contara porque estoy aquí, me rompería y me largaría a llorar de vuelta. Definitivamente no quería que eso pasara.

Katherine notó mi mirada de pánico y me salvo.

-Como saben, fui a visitar a la mamá de Jackie, M-Molly. -Tartamudeó el nombre de mi madre. -Hay algunos asuntos familiares pasando ahora por lo que me ofrecí en traer a Jackie conmigo. -Katherine tomó un profundo respiró cuando terminó. Capas, una vez que me establesca en la casa de los Walter les cuente la verdad, pero no hasta saber que lugar voy a ocupar.

-Bueno, creo que voy a buscar el resto de mis cosas. -Dije, esperando poder alejarme de la docena de ojos que me observaban.

-Oh, cierto, me olvidé. Uno de ustedes va a ayudar a Jackie en su habitación, mientras yo hago la cena. Compórtense bien todos. -Dijo Katherine señalando uno por uno a sus chicos.

Cuando me di vuelta para irme mientras Katherine y George desaparecían dentro de la casa, alguien agarró mi brazo. Miré hacia arriba para encontrarme cara a cara con uno de los chicos. El más alto y, probablemente, el más grande. Su cabello dorado estaba atado en una corta cola de caballo y unos pocos mechones le rodeaban la cara. Su fuerte linea de la mandíbula, su grueso mentón y su larga nariz hacian que sus anteojos se vieran más pequeños de lo que eran. Sus antebrazos estaban muy tonificados, y sus manos estaban ásperas, muy probablemente por el trabajo en el rancho.

-¿Planeas quedarte mucho tiempo o normalmente empacas tanto? -Preguntó con una sonrisa, mirando mi gigante bolsa de hockey. Pensar en casa hizo que mis labios temblaran y que las lágrimas se empezaran a formar en mis ojos. No quería quedarme mucho tiempo, pero ¿a dónde más podría ir? Su sonrisa titubeó, y su mirada de preocupación me hizo sentir que, de alguna manera, él me comprendía. Me hizo confiar en él. No estaba muy segura del por qué, capas porque lucía más como un hombre que el resto.