Básicamente (Por Editar)

Sábado, 7 de Octubre de 2019

Cuando Miles se despertó todavía tardó en ubicarse. La luz del Sol acarició su rostro con picardía y no pudo reprimir una sonrisa al recordar que no estaba en casa. Que había escapado de otra noche de calvario. Sintió un peso en su espalda y vio que la pierna de Jonathan estaba colgando de su cama nido, apoyándose sobre su espalda. El castaño estaba en una posición algo rara, con las piernas muy estiradas y separadas, un brazo por debajo de la cabeza, con la mano acomodada en su pelo, y otro brazo colgando al igual que la pierna. Tenía la boca entreabierta, el pelo muy rebuelto, y bajo la luz despertina sus pecas resaltaban con diversión.  Jonathan se revolvió y exhaló un bostezo, supo que se iba a despertar cuando estiró todo su cuerpo.
- ¿Miles?- el pelinegro no contestó, se hizo el dormido.- eres raro- se aguantó la risa, la voz de Jonathan estaba adormilada y rota- en el instituto eres un abusón hijo de puta- «wow, gracias» pensó- pero luego eres... Buena persona... Vulnerable. Me caes bien, pero no te lo diré- dicho esto soltó una risita.

Miles fingió que se despertaba, revolviéndose y bostezando.

- Buenos días, Jonathan.

- ¿Qué tal la noche?

- Hacía mucho tiempo que no dormía así, o que dormía en general- soltó una carcajada triste. Jonathan se giró en su cama, bostezando.

- Deberías contarle a alguna autoridad lo de tu padre, ya te he dicho que mi madre es oficial de policía...

- Pero no tengo más familia, tendría que ir de casa de acogida en casa de acogida, y no quiero. -Jonathan se rascó la barbilla en un gesto pensativo. Miles se fijó en que había algo de rabia en sus ojos verdes.- Además, ya me he acostumbrado,en realidad, sino supiera que a los demás no les pasa, no me dolería.

- No digas burradas.

- En el fondo tengo razón.

- Miles, ¿Sabes lo que son los derechos humanos?

- Ya lo se, Jonathan, sé que no está bien, lo se... Pero es que no quiero separarme de él, es lo único que me queda, ya te lo dije.

- Bueno, ahora me tienes aquí, y puedes refugiarte en mi casa cuando quieras, y si algún día te ves capaz de contárselo a mi madre, estaré allí para ayudarte, ¿Vale?- Jonathan se sentía responsable de lo que le pasara ahora a Miles, ahora él sabía lo que le hacía su padre, y si no hacía nada al respecto, era tan culpable como él.

- Gracias, tío.

- De nada.

Esa mañana, Sonia decidió que se desharía de las cosas inútiles que dejó su madre en el desván. Cuando subió arriba se dio cuenta de que debió hacerlo hace mucho tiempo, el antro estaba lleno de polvo y telarañas. Habían muchas cosas, sobre todo útiles de pintura, cuadros y caballetes. Tuvo una gran idea, adaptaría su desván a un aula de arte, así Jonathan podría ir cuando quisiera, pasarían más tiempo juntos. Aprovechó para apartar algunos materiales que pensó que le gustaría tener al chico. Cogió un caballete, unas pinturas, una paleta, pinceles, lápices de colores, carboncillos y otros materiales que encontró útiles. Los metió en un maletín.
Ordenó y limpió toda la habitación, quitando primero polvo y telarañas, limpiando las ventanas, la mesa, las estanterías; tiró a la basura las cosas inútiles y observó cómo había quedado.
Estaba perfecta, era mejor que el aula del instituto y todo. Miró el maletín de Jonathan. Era algo viejo y feo. Así que decidió decorarlo.
Mientras sacaba los materiales que necesitaba oyó los pasos de su padre subiendo la escalera. Cuando su padre asomó la cabeza por la trampilla sonrió felizmente.
- Hola, cariño.

- Hola, papá, ¿Te gusta como he dejado esto?

- WoW, Sonia, tu madre estaría súper contenta.