SIEMPRE TUYA

EL REGALO

Severus pegó la carta a su pecho. Tomó tinta y papel y corrió hasta la lechuza.

Llevasela a Mía.

Eileen miró la cara de su hijo y sonrió.

La lechuza emprendió su vuelo.

Hermione caminaba de un lado al otro en su habitación cuando la lechuza entró con una carta que dejó en sus manos.

Se apresuró a abrirla.

Querida Mía:

Yo tambien he pensado en ti, aún no me acabo los dulces que me diste.

Sabes? Hoy fué un día grandioso, fuiste mi regalo de cumpleaños.

Pociones? Me encantan, mi madre es muy hábil en esa materia y algún día quiero ser pocionista como ella.

Es grandioso que quieras estudiar medimagia. Deberas estas mucho para ello. Gracias por los dulces, le he dado uno a mi madre.

Me gustaría poder verte de nuevo. Sino fuera posible seguir escribiendonos estaría bien.

Severus Snape.

Hermione se llevó una mano a la boca_ Su cumpleaños?? Porqué no lo sabía.

Hermione rebuscó en sus cajones buscando algo que enviarle.

Encontró varias plumas nuevas en su estuche y vió una verde. La envolvió y la envió junto con una nota.

SS/HG

Severus lamentaba escribirle que ella había sido su regalo, porqué habia escrito aquello? Y si se molestaba y ya no le escribia?

En eso entró la lechuza gris y blanco dejando caer un paquete con una nota.

Severus abrió el paquete con manos temblorosas.

Jadeó al ver la pluma y abrió la nota.

Feliz cumpleaños!!

Hay que celebrarlo, espero te guste la pluma. Trataré de que papá me lleve la proxima vez y poder darte tu abrazo.

Con cariño...Mía.

Severus sentía una emoción en su pecho que no había sentido, era algo nuevo para él.

Atesoraría la pluma toda su vida.

Se la mostró a su madre y Eileen estaba deslumbrada_ Hijo, es una pluma muy valiosa. Las plumas verdes no abundan en el mundo mágico, es demasiado costosa.

_ Debo devolverla?_ Severus preguntó cabizbajo.

_ No lo se hijo, tal ves lo tome como una groceria. Guardala donde tu padre no pueda verla.

Severus sonrió y asintió.

_ Hijo, agradecele_ Eileen le dijo cuando Severus ya estaba en la puerta.

Fué hasta su habitación y tomo un papel y escribió una nota, Aedus lo seguía con la mirada.

_ Llévaselo a Mía.

La lechuza salió volando y la puerta de la entrada se oyó.

Severus cerro los ojos, era su padre. Cerro la ventana, apagó la luz y se metió a la cama.

El sonido de los pasos le decía que su padre estaba ebrio de nuevo.

Tobias Snape llegó al frente de su habitación y la abrió.

Gruñó y se deslizó el cinturón en la mano.

Severus sabía muy bien lo que vendría. Ahora los golpes vendrían a él. Pensó en Mía, en su rostro tallado magicamente, en sus ojos chocolate y cabello negro.

Tobias le quitó las cobijas de encima y comenzó a azotarlo.

Severus nunca lanzó un grito ni una lágrima.

Su mente estaba en una sola persona y eso lo ayudaba a soportar esa golpiza.