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first day

Despierta! - Gritaron, haciendo que se levantará del susto, paredes blancas, solo blanco había a su alrededor y eso lo asustaba, no tenía ni idea lo que que sucedía, de lo que pasaba a su alrededor y de lo cual no tenía control.

- Vamos princesita, levántate! - Grito un hombre alto, con bata blanca y piel morena - Ahora, las reglas, mientras estés aquí, no quiero que me desobedezcas, quiero que me respetes y si te intentas pasar de listo, te las verás conmigo, ten muy presente esto, ¡Yo estoy a cargo! Así que no me des  problemas - No sabía que responder, el se veía muy agresivo, muy impotente, y en cierto modo, eso lo asustaba un poco.

- Q-quien eres t-tu? - Tartamudeo

- Que? Como que quien soy yo? A ver princesa, estás en un hospital psiquiátrico y hasta que la doctora venga a darte tratamiento yo estaré cuidándote y dándote de tragar, entiendes?

Sus pensamientos se confundían, no sabía el porqué de estar en un hospital psiquiátrico, el no necesitaba doctores, el estaba bien, el estaba sano, no estaba loco...

- Como llegué aquí? - Susurró, no podía recordar nada, si es que había salgo para recordar

- Aquí tienes ropa, son tres mudas y papel
- Dijo el hombre mientras acomodaba en el escritorio de enfrente los utensilios - De aquel lado - Señaló una puerta de madera - Está el baño, ahí puedes hacer tus necesidades sin problemas, ahora, esas cámaras, graban todo, y hay otras más en el baño y afuera de la habitación, este, será tu hogar en lo que la doctora hace tu diagnóstico y esas idioteces, mmmm, no puedes salir de aquí, al menos, no sin supervisión, yo vendré a darte de tragar y revisar que toda el área esté en orden, si llegas a hacerme enojar o no cumples los lineamientos no dudaré en ponerte en tu lugar, ahora, no soy la persona con la que hablaras sobre tus absurdas emociones o pendejadas así, no te confundas, no soy tu amigo, en fin, eso es todo princesa, disfruta tu estancia aquí - Dio media vuelta y salió de la habitación, dejándolo lleno de dudas, de inseguridades.

Estar solo no era algo que el deseaba, y mucho menos deseaba estar encerrado, el señor no había sido muy amable con el, y ahora sabía que él no respondería sus preguntas, se sentía solo, se sentía abandonado, sentía que una parte de él se moría, pero esta vez, nadie lo intentaba ayudar.
Le aterraba ese lugar, tratando de recordar que había pasado, las razones por las que se encontraba allí, el temor comenzó a inundarlo, pronto llegaría la hora en la que su cuerpo se agotaría y por consecuencia pediría dormir, no podía permitirse eso, los sueños eran demonios que lo acechaban aguardando la hora de apoderarse de el, no tenía sus pastillas o siquiera café para mantenerse despierto más tiempo.

P S I C O P A T A Where stories live. Discover now