¡Maldita Inocencia!

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Tanta inocencia comenzaba a convertirse en un grave problema para Namjoon y es que todo en exceso es peligroso, y la inocencia de Nam era el claro ejemplo, esa inocencia es delicada para un ser tan desprotegido como él, rodeado de gente con intenciones nada sanas. Su inocencia parecia un llamado a el pecado.

El tiempo pasaba y lo natural sucedía, la cercanía del cura Yoon y él aumentaba cada vez más, asi como las muestras cariño y las caricias en la oscuridad

Y a la hora de rezar estas se hacían notar "será nuestro secreto" le decía sin malicia o al menos eso es lo que Joon supo interpretar con su ingenuidad y es que, qué otra cosa podríamos esperar de un ser tan puro como él, que veía a su confesor a través del cristal de su inocencia como su salvador y cuidador ¿qué otra cosa podría ser? Siendo inocente y alejado de toda la mierda que el mundo puede conllevar, las intenciones no supo ver.

Las caricias y muestras de afecto no bastaban ya, y un nivel aumento.

"Sin el botón del pantalón, vamos a jugar, óyeme niño de esto nadie se puede enterar".

Trabajos manuales, clandestinos en la oscuridad. Años de suciedad y orgasmo clerical.

"Padre nuestro, que estás en los cielos, te prometo que yo soy bueno. Si no tenemos nada malo que ocultar ¿Por qué tengo que tener secretos?"

Los encuentros eran más frecuentes asi como los orgasmos, cada uno le resultaba satisfactorio, pero es que los depravados siempre quieren más, sin importarles el daño que causaran, pero es que la ingenuidad de aquel crio solo lo cautivaba y provocaba más, su piel lo llamaba y seducía, sus labios lo invitaban a probarlos, todo en él lo atraía.

Y es que los encuentros con sus víctimas ya le sabían a poco, él quería más, así que lo inevitable no se hizo esperar.

Padre NuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora