Me quedé sola, después de 20 años viviendo con él, aguantando sus insultos, sus desplantes, sus descaros, sus incongruencias, esos días que te levantas y piensas, otro más viva, u otro menos de este sin vivir, este suplicio que me llevo durante veinte años por el camino de la amargura. No tuvimos hijos, no porque él no quisiera, porque lo deseaba igual que yo, pero el señor quiso no ponernos en el camino un alma inocente que no pasara por lo mismo que yo estoy pasando con esta persona. Siempre he pensado que las cosas pasan por algo, y lo mio era algo que en el fondo tenía que tener algún sentido, el aguantar, tendría su por qué, pensaba.
Aunque no lo entienda todavía, no pude deshacerme de él aun denunciando sus acosos, sus malos tratos, no hubo manera de que me dejara tranquila, y aguanté, aguanté hasta que dije basta y algo dentro de mi me dijo que esto sería lo último que iba a pasar.
Necesitaba liberarme de este infierno, no era capaz de hacerlo por mi misma, me faltaba fuerza y valor, estaba tan anulada mentalmente que no pude tener el coraje de decirle a la cara que se acabó, que este capítulo sería el último que iba a vivir a su lado. Esta historia llegaba a su fin, y es que todo en esta vida tiene un principio y un final, y así lo hice. Me costó horrores, porque en el fondo no quería hacerle daño, ya ves, después de todo el daño que me ha hecho a mi, aun pensaba en no herir a esa persona. No podía dejar de pensar en su bienestar, en no enfadarle, pues pensando así, mi mente de alguna manera, se imaginaba que si él no se enfadaba, no lo pagaría conmigo. Pobre de mí.
Era una detrás de otra, una paliza detrás de otra, y yo, aún no se por qué aguante tanto, porqué narices, por no decir otra cosa, no veía más allá de ese hogar que un día formamos y que tanto dolor me ha hecho pasar.
Una persona así no merece compartir la vida con nadie, no merece hacer infeliz a quien quiere ser feliz. Necesitaba salir de ahí, y no era capaz, cada mañana al levantarme pensaba que sería el último, cada suspiro que oía al levantarse me parecía una gota más que colmaba su vaso, y se agotaba su paciencia. Una vez más, esa paciencia se convertía en una incontrolable pelea llena de golpes, gritos y amenazas. Mi cuerpo acababa el día marcado con moratones, el miedo me impedía tomar decisiones, y mi mente no conseguía reaccionar a tiempo en cualquiera de sus decisiones. Era su "musa" por decir algo, su obsesión diaria, el sentirme tan pequeña tan pequeña que no consigues reponerte nunca, ni llegar a ser la persona que realmente me gustaría ser, libre.
No hubo tiempo para más, ese dia se levantó más fuerte que nunca, o eso pensé yo, o que sus golpes esta vez sonaban más fuertes en mi cabeza. Ese día no pude lidiar con él, no pude deshacerme de su tortura y salí corriendo, con lo puesto, con una mano delante y otra detrás, no tenia donde ir, a quien acudir, ya mi circulo social era tan reducido que quedamos mi soledad y yo. No tuve tiempo de avisar a nadie, cogí la puerta y me fui, él aún dormía, ese día aun no había amanecido y mi cuerpo ya me pedía que saliera de la cama, que me levantara, que no tenía por que aguantar más. Me puse lo primero que pillé, me lavé la cara, me peiné, cogí mis cosas, mis ahorros y salí, salí a respirar el aire puro, el aire de ese amanecer aun por venir oliendo a albahaca, empecé a caminar, un paso lento pero sin pausa, que a medida que me alejaba de aquel ogro era más rápido, caminaba y caminaba hasta que llegué a salir de esa casa, dejándola a lo lejos, sin mirar atrás, mi respiración cada vez estaba más acelerada, no me creía lo que estaba haciendo, no era consciente de lo que realmente iba a hacer, o si, en realidad era lo que siempre había querido, salir de allí, sentir esta sensación entre lo correcto y lo no correcto. Y de pronto me entró el miedo, sentí pánico, por un momento me imagine la situación cuando él se despertara. Qué pasaría? Saldría a buscarme? Entré en pánico, necesitaba correr, y corrí hasta que perdí de vista el paisaje y la noción del tiempo, no sabía dónde iba ni qué haría a lo largo del día.
Llegué a un camino de carretera perdido entre pueblos, la verdad es que no llegué a salir nunca de allí si no era con él, lo que pasa siempre cuando te acomodas, al principio muy bonito, todo un camino de rosas, todo eran ayudas, "no hagas nada, ya lo hago yo" "tranquila descansa" y esas cosas que a veces te alaga pero que con el tiempo te das cuenta que es lo peor que podía hacer, acomodarme por que luego te sientes culpable y acabas haciendo todo por el y llegas a ser con el tiempo su sirvienta.
Era media mañana, estaba segura que ya se habría despertado y que me estaría buscando, necesitaba contárselo a alguien, hacer a alguien participe, aunque sea desconocido de mi situación, de mi huida, eso seguramente me haría más segura y me ayudaría a seguir.
Por suerte encontré una chica en una gasolinera perdida, pude explicarle lo que me pasaba, le suplique que no llamara a la policía, quise calmarla y explicarle sin dar muchos detalles para no asustarla lo que había pasado, necesitaba un alojamiento al menos esa noche, pero sobretodo que no me encontrara.
Gracias a Dios, aceptó ayudarme, creo que se sintió en parte identificada, pues en alguna ocasión pasó por algo parecido y no dudó en ayudarme. Me brindó su casa, vivía sola, yo creo que alguien me la puso en mi camino, lo que siempre decimos, que Dios aprieta pero no ahoga, de momento. Hacía meses que no creía ya en Dios, no entiendo ciertas injusticias ni tanto sufrimiento desproporcionado y sin motivo.
Esto me hizo creer en Dios de nuevo, pero no las tenia todas conmigo, esta chica me ayudó a seguir, me explico que tenia una casa en Cáceres, ya ves, Caceres, impensable que él me encontrara allí, no teníamos familiares ni conocidos por allí, asi que no me lo pensé dos veces, y me fui.
Una vida nueva, un trabajo nuevo, donde un familiar de esta chica pudo colocarme y yo encantada, volví a renacer, volví a ser yo. Donde conocí a gente espectacular, grandes personas, donde volví a confiar, a entrar y salir a mi antojo, a ser yo.
Me empadroné, conseguí un alquiler y empecé a ser la mujer que siempre quise ser. Libre. Con el tiempo te das cuenta que nadie va a sacar las castañas del fuego si tu no lo haces, si realmente te lo propones, yo me lo propuse y lo hice, no me arrepiento de nada, me da igual qué será de su vida, de su pasado ni su presente, ahora mi vida empieza aquí, de cero, y es lo único que voy a hacer, vivir.
Se acabaron los moratones, los insultos, las faltas de respeto, las agresiones físicas y mentales, se acabaron las torturas, por fin.
Pasaron los años, y mi vida mejoró en todos los sentidos, se podía decir que tenia todo, amor, me arrope de grandes amigos, nunca más quise una pareja a mi lado, no me hizo falta, dinero, pero me falló la salud. Empecé a notar unos dolores fuertes de cabeza y me empezaron a hacer pruebas... Debido a tantos golpes en mi cabeza, mi cerebro no pudo aguantar ese maltrato y me diagnosticaron un tumor cerebral, mi cuerpo volvió a sentirse pequeñito, y mi cabeza no hace mas que preguntarse por qué tanta injusticia, ahora que todo empezaba de nuevo, ahora que mi vida era otra, mi tranquilidad era la que inundaba mi vida.
Hoy me veo aquí en el hospital, en mis últimos días de vida, rodeada de la gente que quiero, sin pensar qué pasará, si hoy seguiré aquí o si después de una operación difícil podré seguir con la misma sonrisa que toda esta gente que tengo a mi lado me hizo sacar un día, cuando yo no sabia ni que existía, sigo rezando cada día por que la vida me deje vivir esta segunda oportunidad que un día me brindó y me deje disfrutar de lo que por fin he conseguido tener por mí misma.
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Valientes
RandomVarios relatos de momentos, historias, sensaciones, o situaciones que a veces pasamos o dejamos que pasen, a veces conscientes otras por nuestra mala cabeza. La vida no es más que retos que se nos presentan a lo largo del camino, a veces con piedras...