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— ¿Cuántas veces más tendremos esta discusión? —inquirió molesto.

— Las que sean necesarias, estoy aburrido —repuso el de rizos.

— ¿Y de qué exactamente?

— De ti, de todo esto, de nuestra maldita relación... ¡tienes que decidirte, Roger! ¡Estoy aburrido de esto!

— No puedo controlar lo que mi familia piense...

— ¡Puedes dejar de sufrir por ello de una vez!

— ¡No es tan fácil! Tú... tú no tuviste problemas...

— No, pero pensé que yo sería suficiente para afrontarlo...

— Y lo eres... créeme que sí...

— ¿Y entonces?

El rubio miró al de rizos a los ojos.

— Es... es distinto...

— Entonces no basto.

— No me cambies las palabras... —repuso Roger—. Extraño a mis padres, Brian... extraño a mi hermana, extraño mi casa, extraño cuando ellos me querían...

— No exageres, Roger, no han dejado de quererte —bufó el mayor rodando los ojos.

— ¡Mi papá literalmente me tiró a la calle!

— ¿¡Y?! ¡Vivimos los dos ahora! ¡Somos los dos ahora! ¡No estás solo, maldita sea!

— Sí sé que no, yo... yo solo...

— Por Dios, Roger, ya deja de lloriquear.

— ¡No estoy lloriqueando! ¡Solo quiero parar las discusiones de una vez por todas!

— ¡Entonces empieza a olvidar a esos malditos y enfócate en nosotros de una vez por todas!

— ¡Eso hago!

— ¡No lo haces! ¡Deja de llamarlos, deja de pensar en ellos! ¡No te merecen, Roger! ¡Si lo hicieran te amarían de cualquier forma!

El rubio sabía que en cierta forma lo que decía su novio era verdad, pero no podía olvidar así como así a sus progenitores, simplemente no podía.

Le dolía. Le dolía lo que ocurría con ellos y le dolía que Brian no hiciese intento alguno en comprenderlo o ayudarlo a salir adelante.

Suspiró.

— Créeme que intento dejar de pensar en ello, pero...

Iba a abrazarlo, mas Brian lo alejó.

— ¡No lo haces! Demonios, no sé cómo diablos pensé que esto iba a funcionar... siempre lo mismo, Roger, siempre lo mismo...

Roger quedó estático sin saber qué responder, nervioso por lo que suponía que era a lo que se refería Brian.

— A... ¿A qué te refieres?

— No te hagas el imbécil —bufó—. Cada día soporto menos esa actitud débil que tienes, estoy a un punto de que te aborrezco ¿sabes?

Las lágrimas se acumularon en los orbes azules del rubio mientras se mordía el labio pata evitar que estas salieran.

— No me jodas que te vas a poner a llorar... —masculló el de rizos.

— S-Si me aborreces... ¿p-por qué siempre decías que... que me amabas?

— Mentí.

Aquello fue suficiente para que el rubio tomara la primera chaqueta que vio y se fuera llorando y corriendo hacia fuera del departamento que compartía con el rizado.

— ¡Por si no te enteraste estoy terminando contigo! —gritó Brian a tiempo que Roger cerraba la puerta de forma brusca.

Bajó hacia la planta principal por el ascensor, solo él se encontraba allí, por lo que simplemente rompió en llanto tapándose la cara con una mano, mientras que con la otra sostenía la baranda con fuerza.

No tenía dónde ir, con quién ir.

Simplemente ya no tenía a nadie.

Brian era lo único que le quedaba de un séquito de personas que se habían alejado de él tras saber de lo que era. De su verdadero ser.

Solo tenia a Brian, y acababa de perderlo, acababa de escuchar como el que se decía "el Amor de su vida" —y que le decía a él que lo era para él mismo— le decía que lo aborrecía y que mentía cada vez que le decía aquellos "te amo" que lo hacían suspirar.

Salió del ascensor y pronto del edificio, corrió varias cuadras aún llorando y con el corazón hecho trizas y mientras cruzaba la calle.

Simplemente aquel auto pasó.

Memory Roses [Maylor]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora