CAPITULO 1: El comienzo

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Desde muy pequeña mis padres me criaron como a cualquier otra chica de mi ciudad, me daban su atención, me cuidaban para que no me fuera a hacer alguna herida, me consolaban cuando lloraba por si alguno de mis juguetes se dañaba o se perdía, me daban dulces y por supuesto mucho amor.

Siempre fuí un foco de atención y cuidado ya que era la primera nieta de la familia, y como era de esperarse, una pequeña muy consentida.

A medida que iba creciendo, mi familia  fue agrandandose cada vez más, yo ya no era la única pequeña de la familia, ya tenia que jugar con mis primitos y por supuesto (y cosa que no quería), prestarles mis juguetes.

Siempre me había sentido una chica rebelde, una chica llena de cosas para dar, me sentía una persona llena de talento y quería que todos supieran mi nombre, así que desde los 3 años ingresé al coro de la iglesia en dónde me enseñaron lo típico: muchas canciones, cómo tenía que cantar, cómo tenía que posicionarme para que mi voz tuviera una mejor proyección y un montón de cosas más...

Pasaron unos cuantos años y yo seguía en lo mismo: cantaba en la iglesia, iba a estudiar, jugaba con mis primos, bailaba, reía, lloraba, y así sucesivamente hasta que llegaba el otro día.

Estando en el colegio recuero que era una chica de esas a las que todos le tienen miedo (por qué realmente me encantaba molestarlos a todos y hacerles pequeñas bromitas), me parecía algo muy chistoso, algo distinto. Yo no era esa típica chica que no jugaba con los chicos por qué se manchaba el uniforme o por qué simplemente no era de chicas jugar juegos de chicos (que ridicules), por el contrario, yo era esa chica que jugaba con todos y de todo lo que una chica o un chico a sus 6 o 7 años puede jugar, y me sentía bien, me sentía libre..

Recuerdo que la primera vez que tuve la oportunidad de sentir lo que para mí era lo más parecido al amor, fue con un chico llamado Jonathan, el era guapo, era ese tipico chico popular de la escuela al que todos las chicas desean, pero en este caso había una pequeña diferencia y era que yo era su amiga, yo era la persona con la que el jugaba a las escondidas o con la que jugaba ponchados, yo era la persona con la que jugaba a pegarse stikers en el cabello o a tirarse papelitos a mitad de clase. Me parecía hermoso, con su cabello castaño claro ( casi siempre sin peinar), sus ojos oscuros, una piel blanca y un poco más alto que yo. En medio de todo siempre le dije que me parecía muy lindo, que fuéramos novios,pero como era de esperarse, el lo tomaba como un juego, en ese momento fue cuando conocí a Paula, una chica ,que al igual que a mí, le gustaba Jonathan -que horror- ella se volvió mi amiga y compartíamos demasiado tiempo juntas, tanto que  llegué a olvidar a Jonathan y comencé a fijarme en ella, sin saberlo y en medio de mi inocencia, ella me había empezado a gustar, pero como era tan pequeña y además de ello mis papás nunca me habían hablado algo al respecto, entonces tomé el cariño y amor que yo le tenía diciendo que ella era como mi mejor amiga.

Pasaban los meses y por cosas de la vida mis padres decidieron cambiarme de colegio, era un colegio bellísimo, lleno de zona verde, con canchas de fútbol, voleibol y tenis de campo, granja y unos cuantos salones de artes, era un colegio soñado.

Cambiar de colegio siempre ha sido un gran dilema, no solo por qué tú no conoces a nadie y tienes que interactuar con la gente sino por qué cuando es tu primer día de clase tú ni sabes para dónde ir y tampoco sabes qué hacer cuando  todas las miradas de tus compañeros nuevos se posan en ti... ¡Que tortura!

Después de todo, conseguí compañeros con los cuales hablaba y jugaba pero nunca llegué a considerarlos mis amigos, solamente simples compañeros. Me había olvidado por completo de lo que era compartir con mis antiguos compañeros, pues al llegar a la nueva escuela no los volví a ver.

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Lunes por la mañana y otra vez a estudiar, me emocionaba mucho por qué siempre al llegar al colegio, y antes de iniciar clases, nos disponíamos a jugar voleibol hasta que sonaba la sirena que indicaba que las clases iban a comenzar.

Ese día presentía que el resto de la semana iba a ser buena, no tenía ni idea de por qué lo sabía, pero lo sabía .

Miercoles a primera hora y llega la coordinadora a tocar nuestra puerta

- Buenos días chicos- dice blanquita con una sonrisa que ilumina su rostro

- Buenos dias - respondemos todos colocándolos en pie como señal de respeto

-Pueden sentarse chicos- nos ordena y nos disponemos a sentarnos cuando ella continua -cómo bien saben no es muy frecuente que me encuentre aquí con ustedes, pero hoy quise venir a saludarlos - dice tomándose una pequeña pausa - el día de hoy voy a presentarles a su nueva compañera, su nombre es Camila y viene a acompañarlos de aquí en adelante - levanta su mano y se dispone a señalar la puerta para que ella ingrese al salón.

Nunca le he puesto mucha atención a los compañeros que me rodean pero en el momento en el que ella cruzó la puerta no pude evitar dejar de mirarla, es tan delicada, tan callada, tan tímida y muy diferente.

-wow que hermosa eres Camila - pensé.

Al poco rato la coordinadora se había ido del salón y la profesora ubicó a Camila al otro extremo del salón dejándola fuera del alcance de mis ojos.

La clase siguió con total normalidad a diferencia de que yo empecé a participar en clase - cosa que nunca hacia - solamente para llamar su atención

La profesora se dirige a mi sorprendida y me dice que realmente le gustaba la Andrea que no conocía .

¡ Dios santo en que me acabo de meter !

Lo único bueno de todo era que ya había logrado llamar su atención pero no esperaba que ella fuera a buscarme en la hora del descanso rechazando a los demás compañeros solo por mi .. yo, que era una chica tan simple, sin nada que ofrecer más que mi sinceridad ..

NUNCA PENSÉ QUE FUERAS TÚDonde viven las historias. Descúbrelo ahora