- ¡Nunca había conocido a nadie como tú!
+ ¿ A qué te refieres?
- No sé, tienes tu propia esencia... eres como... como... ¡ Un niño grande!
+ ¿Un niño grande?...
- Sí, creo que tienes un poco de síndrome de Peter Pan jajaja, pero eso no es malo... eres feliz jajaja
+...
Peter Pan... A veces siento que no nos contaron bien esa historia... Disney es como una fábrica que convierte la mierda en caramelo, las armas en ramos de rosas y la violencia sangrienta en divertidos bailes que se celebran en palacios llenos de lujos.
¿Así que soy como Peter Pan? Un niño que tuvo la suerte de no crecer, no concebir en su persona cambios mentales ni físicos y que además vivía en un paraíso lleno de criaturas asombrosas permitiéndose el lujo de ir de un sitio a otro volando.
Peter Pan escuchó a sus padres hablar sobre lo que pasaría cuando éste se hiciera un hombre, le aterrorizó tantísimo la idea de crecer, de dejar su esencia actual atrás, que se fue volando al país de nunca jamás... Yo creo que al oír el futuro que le esperaba intentó suicidarse tirándose por la ventana, pero no salió bien y desde ese día está en su propio país de nunca jamás donde cree volar entre las nubes, cuando realmente solo se cae e intenta levantarse entre unas paredes acolchadas... Se sienta siempre en el mismo sitio habiendo perdido toda noción del tiempo, mirando a un punto fijo imaginándose historias que NUNCA JAMÁS existirán. No quiere espejos, le agobia ver el reflejo deteriorado de un hombre que no conoce, del que ya ni siquiera sabe su edad. Las pastillas le hacen ver a campanilla y el polvo de hadas es simplemente polvo y ya está. A veces, está rodeado de niños, niños perdidos, reflejo de chicos con baja autoestima y que realmente están perdidos, como él...porque ¿quién no lo está hoy en día?... Aquella parte de él que sigue con cordura se pregunta por qué todo tuvo que cambiar tanto y cómo es que todo pasó tan rápido
En serio, ¿Quién quiere crecer? ¿Quién quiere cambiar? No entiendo a la sociedad, ni siquiera a la gente de mi generación, todo el mundo se volvió loco cuando cumplió los 18, diciendo que ahora podrían entrar a discotecas, conducir y beber alcohol legalmente. Yo no vi ninguna de esas cosas, solo veía que mi estatus social cambiaba, mientras yo me sentía igual, que comenzaría a ser tratado distinto, solo por un número en mi carné de identidad, porque sería considerado socialmente adulto mientras yo era un niño. Una vez más tendría que aferrarme a convenciones sociales, pero lo que más detestaba era la incertidumbre ¿Qué haré con mi vida de adulto? ¡No sé qué estoy haciendo con mi vida!... Se agolpan los cambios y no sé cómo interpretarlos, me ahogo. ¿Soy yo el único que se deprimió al cumplir los 18? Quizás soy un alma pesimista, o quizás soy solo un estúpido por querer aferrarme a mi último suspiro de felicidad. Parece que todo el mundo lleva toda su vida deseando guardar sus juguetes, cerrar el baúl y pasar página, y yo aún no me he despedido de mi niño interior. Estoy siempre en el mismo capítulo, intentando enjaular el tiempo, pero sé que no puedo pararlo.
Cuanto más pasa el tiempo más se nos impone, tenemos más obligaciones, es como si al llegar a este condenado número se nos tirase a la selva, ya no hay paraíso, ahora somos socialmente hombres y mujeres formales, somos el futuro, lo hacemos todo solos y todos nuestros errores son nuestra culpa, porque ya tenemos una cierta madurez para afrontarlos. Hemos tenido tiempo para encontrarnos a nosotros mismos, porque todos sabemos que eso es algo muy fácil y que todo el mundo desarrolla igual, nos levantamos un día y sabemos quiénes somos, así sin más, ya sabes qué quieres estudiar y hasta con quién te quieres casar..., mientras, yo me digo ; "¿Aún no sabes quién eres? ¡Has tenido todos estos años para buscarte! ¿Qué has estado haciendo? Has perdido el tiempo... ¡Míralos a ellos, son felices!, no hay incertidumbre en sus vidas, lo tienen todo claro, todo bajo control... Lo has hecho todo mal".
No quiero, es horrible, simplemente me niego a ver cómo la sociedad con su frivolidad y maldad aniquila sin piedad mi teen spirit. Tengo que convencerme a mí mismo de que tengo que proteger mi identidad.
Tienes razón, tengo el síndrome de Peter Pan, de hecho no es que me parezca a él, soy él. Sí, tengo el síndrome de Peter Pan porque estoy atrapado en mi propio nunca jamás, lo intento demasiado, no volveré a ser el mismo porque no puedo aceptar que ya nada es igual. Supongo que como siempre tengo que concluir en que deformamos la vida, la complicamos, crecer significa ser presionado y aún te preguntas por qué no soy feliz.
Ahora... ¿Sigues viendo a un niñato inmaduro y tonto que actúa como un crío? No todo es lo que parece, estoy demasiado triste, acarreo mucha presión, tengo que ser un aburrido adulto, lo que los demás esperan de mí, ¿dónde queda lo que yo quiero? Lo pinto todo a color, río a carcajadas, aunque digas que es inútil, que es irracional, que soy un pardillo ridículo, pero no sabes que esto es un juego oscuro y macabro, gracias al que huyo de una inevitable y gris versión de mí mismo, así todo parece no tan doloroso, por un momento siento que puedo parar el tiempo, estoy menos ansioso, tengo menos miedo, el pasillo oscuro del futuro se ve más lejos, pero llegará. A todos nos llega y aunque no recordemos el principio ya sabemos el final.
30/08/2017