1. Escena del crimen

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Los oficiales de policía se habían encargado de poner cintas de restricción por los alrededores, el jefe de forenses había sido notificado ya acerca del cadáver que infortunadamente fue hallado por unos estudiantes que estaban de paseo en el lugar a eso de las dos de la tarde.

El Camaro llegó al lugar a una velocidad que debería estar prohibida, pero todos los oficiales y médicos de Hawaii ya estaban tan acostumbrados a la manera de conducir del comandante McGarrett que ninguno se inmutó, ni siquiera el 'novato' que estaba casi en el paso del vehículo y de quién quedo a escasos dos metros de distancia cuando estacionó, por el contrario el muchacho siguió tomando las notas para hacer el reporte con toda la calma de alguien que no se sintió ni cerca de ser atropellado, y la emoción de cualquiera que lleve menos de un mes en HPD.

—Estuviste a punto de arrollar a ese pobre chico— reclamó Danny mientras desabrochaba su cinturón para bajar de su auto —En serio pareces un maníaco al volante, Steve—

El isleño rodó los ojos —Pero no iba a atropellarlo, Danny— se defendió —Además, estás exagerando, por que no veo a nadie aquí haciendo escándalo por eso, si el chico se hubiera asustado seguro que se habría movido, así que ya para— era tarde para estar escuchando uno de los ya famosos monólogos de Danny Williams, en especial cuando se trata de su forma de manejar, Steve podría asegurar que ya los conoce todos de memoria, claro que eso no detiene a Danny, que seguido sorprende a su esposo sacando nuevos comentarios y quejas.

—Por favor, señores McGarrett, dejemos las peleas para casa... ¿O es que nunca pelean en casa?— interrumpió Chin, que ya se encontraba en la escena desde hace varios minutos junto con su prima y el ex SWAT, los tres parecían disfrutar de ver pelear al par que tienen por jefes, en especial desde que se casaron hace varios años.

—Cinco años de matrimonio y siguen peleando como recién casados— se burló la oficial Kalakaua, obteniendo una mirada asesina del detective Williams.

—Son cuatro, de hecho— contestó Steve, quien se había pasado todas las burlas por el traste y se acercaba a Max (que llegó mientras discutían) para saber quién era la víctima esta vez.

El doctor se encontraba casi de rodillas junto al cadáver —Murió por asfixia— aseguró —Aunque de todas formas habría fallecido gracias al corte ocasionado por el alambre que fue usado para ahorcarlo— dijo Max.

—¿Cómo sabes tan rápido que fue un alambre?— cuestionó Kono.

Todo el equipo hizo una mueca de desagrado cuando el médico forense, con los guantes puestos, movió uno de los pliegues que se habían formado en el cuello de la víctima, dejando ver el brillante metal ensangrentado.

—Max, eso es asqueroso— aseguró Chin, consciente de que probablemente el mencionado desconoce el significado de la palabra asco.

—Bien... Gracias por eso Max— dijo Danny, viendo que su compañero estaba algo concentrado en ver el cadáver y no parecía a punto de decir algo —Cuando puedas identificarlo por favor avísanos—

—Se llamaba Eric Philips— dijo el marine

—¿Lo conocías?—

—Era mi profesor de natación cuando yo tenía siete años— explicó

—Lo siento, babe—

No había mucho qué revisar en la escena del crimen, aunque todo era bastante obvio, el hombre había sido asesinado en alguna parte y transportado en un vehículo, arrastrado por alguien de complexión no muy fuerte que no fuera capaz de levantarlo estando muerto, dejando un evidente rastro de sangre a través de un pastizal, seguro durante la madrugada ya que durante el día hay mucha gente que pasa por el lugar, y escondido en la arboleda que está a unos cuantos metros de la calle. Esas eran las conclusiones, sin embargo quien lo haya hecho fue lo bastante listo para usar un vehículo del tipo más común en la isla y no ser captados por las cámaras, además tomar una ruta muy usada por turistas desde el aeropuerto y así arruinar la vigilancia de las cámaras de otras calles mezclándose con otros autos.

—¿Y te llevabas muy bien con tu maestro de natación?— preguntó Danny una vez que estuvieron de vuelta en el auto, de camino al cuartel general.

Steve negó con la cabeza —No lo recuerdo, cariño— aunque empezaba a sentirse incómodo ¿Es que Danny lo estaba interrogando? No, no tenía por qué, además de tener una muy buena coartada (que solamente Danny conoce) para las últimas 12 horas, hacía ya como 30 años que no sabía nada sobre ese sujeto —¿Tienes más dudas? ¿No prefieres dejarlas para algún sospechoso?— cuestionó el capitán de fragata ganándose una mirada curiosa por parte del rubio.

—Yo solamente pregunté por que pareció afectarte cariño... Y hubiera cambiado de opinión de no ser por que acabas de confirmar que sí te afecta— ahora que lo pensaba Danny empezaba a preocuparse por que juraría que existe una conexión emocional con este caso hablando de Steve.

—Ya, está bien, Danny, te aseguro que no me afecta, apenas y recuerdo el nombre de ese tipo y no hay mucho que pueda acordarme de él... Así que dejemos el tema en paz ¿Quieres?—

Danny pocas veces había visto a su chico tan a la defensiva, claro, no lo está agrediendo ni culpando de nada pero Steve reacciona como si así fuera... Si no fuera por que lo conoce de hace tanto tiempo, seguramente lo llevaría al cuarto azul para saber más sobre el asunto, pero gracias a la relación que tienen, implícitamente tiene el super poder de molestar a McGarrett hasta que hable y explique qué es lo que le molesta tanto.

El secreto de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora