3. Recuerdos

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El comandante se encontraba sentado en la silla de su oficina, podía sentir sobre sí la mirada del detective pero no es que le moleste, después de todo ya está más que acostumbrado. Miró hacia afuera y vio a Chin y a Kono al rededor de la computadora, Lou estaba en el laboratorio, al menos sabía exactamente dónde está cada miembro de su equipo.

—¿Ya te he dicho que a veces actúas como un lobo?— la voz de Danny lo sacó de sus pensamientos.

—¿Qué? ¿Por qué?— seguro sería otra broma de parte del detective.

—Nos estás vigilando, justo en este momento acabas de asegurarte de que todos estamos en donde puedas vernos—

—No es cierto...—

—No lo digo en un mal sentido, Steve... Solamente digo que tal vez nos cuidas mucho— Explicó Danny y luego suspiró mientras se recargaba en el asiento —Tal vez es algo de lo que no te habías dado cuenta, o no lo puedes evitar, pero lo haces de todas formas—

—. . .— el moreno se quedó callado, no es como si en serio fuera sin querer, es que siempre le ha preocupado la idea de que algo pueda pasarle a las personas que aprecia, y ni hablar de cómo cuida a Danny, a Grace y a Charlie, pero está consciente de que ese comentario no es la razón por la que el rubio está en su oficina en lo que en este momento Steve clasificaría como "invasión de espacio", cosa que pocas veces puede argumentar pero tampoco lo hará por que eso lo delataría en cuanto al hecho de que sí está algo a la defensiva, como ya alegó Danny mientras regresaban de hablar con Makani.

Por su parte, el detective Williams, no es ningún idiota, lleva años de conocer a su esposo y si bien no son tantos, ha logrado memorizar cada una de sus reacciones, sus gestos, sus movimientos... Tiene todo el comportamiento de Steve y su respectivo significado tan bien definido que podría escribir su propio diccionario, lo haría si fuera a ganar mucho dinero tal vez, pero no es así. Además, en vista de las circunstancias y algo que sabe, pero Steve no tiene idea de que lo sabe, y de hecho es muy necesario aclarar este asunto de una vez por que se siente algo agotado de estar dando vueltas a un mismo asunto una y otra vez sin llegar a ninguna parte por que Steve piensa que puede manejar algo que muy obviamente no lo deja tranquilo.

—Cariño...— llamó Danny, logrando que su cónyuge volteara a verlo —¿Quieres hablar de esto?—

El contacto visual se mantenía, el marinero estaba consciente de que no podía huir por siempre de esto, pero en serio que no quiere hablar de esto, no siquiera con Danny, que es su único confidente —No—

—Steve...—

—No tiene relevancia para este caso—

Danny sonrió, mala señal.

—Steve, tus padres también interpusieron una denuncia en contra de Philips, y lo que es más, ellos no retiraron los cargos como hicieron los demás, de hecho existe una orden de restricción ¿No recuerdas en serio nada de eso? ¿No sabes por qué?— en serio odiaba tener que presionar tanto a su chico para que dijera algo, claro, bajo situaciones así, por que normalmente adora molestar a McGarrett.

El moreno se recargó en el respaldo y llevó las manos a su rostro, es una señal de que en serio está estresado —No lo sabía...— es verdad, no sabía de la denuncia, tampoco de la orden de no acercarse a ninguno de los McGarrett, incluyendo a Mary, que entonces tenía poco tiempo de haber nacido —No tiene sentido, si el entrenador hubiera hecho algo, mi padre probablemente lo habría matado desde hace años—

—Pero... ¿Y si ellos no se enteraron? Hablo de tus padres, Steve ¿Y si ellos nunca lo supieron o no había evidencia suficiente?— Danny juraría que su pareja tiene la misma pose que un león que acaba de ser enjaulado —Solo piénsalo un momento cariño—

—Recuerdo que el entrenador tenía a sus favoritos, los chicos decían que cada año era así, yo no estaba muy emocionado con el asunto, mis padres me habían enviado por que yo quería aprender a surfear—

—¿Y qué pasó?—

—Bueno, a veces me quedaba más tiempo por que en serio me gusta nadar—

—Imagino que sí— mencionó el detective, sonriendo muy amable —¿Y qué más?—

La tarde ya estaba avanzada, el muy joven McGarrett se había quedado un par de horas para pasarlo nadando, Doris había dicho que iría a traerlo a casa si la llamaba antes, o a la hora acordada, así que no tenía ningún problema de transporte. El club estaba abierto mientras algún entrenador estuviera ahí, y Eric amablemente se había ofrecido a cuidar al pequeño Steve.

Aunque el ahora marine había sido muy bien advertido sobre tener cuidado con los extraños, eso no fue impedimento hablando del entrenador, a quien creía conocer.

El niño de cabello castaño terminó un poco antes su práctica y se dirigió a las regaderas para enjuagar el cloro de la piscina, pero el mayor ya estaba ahí.

—Y nada más—

—Supongo que algo molesto del trabajo es tener que hacer "justicia" aunque algunos estén mejor muertos—

—. . .—

El secreto de SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora