El cielo lentamente comenzaba a teñirse de rosa pálido mezclado con tonalidades lavanda, aún faltaba para que sol hiciera su aparición y todo se volviera más claro.
Quizás el sol también ilumine su raciocinio.
Sicheng observó con detenimiento el cuerpo delgado parado a unos metros de él, semi desnudo y con marcas de una noche eterna en su espalda, el perezoso movimiento de la mano que acercaba el cigarrillo hacia aquellos labios de tersa apariencia, el cabello rojizo, revuelto por sus propias manos en la madrugada, lo hizo sonreír.
Dio pasos sigilosos, tratando de no hacerse notar, sabiendo que cuando lo tocara todo se vendría abajo.
—El cielo parece un lienzo pintado con óleo a medio terminar ¿No lo crees?
Voz grave que erizaba cada parte de su cuerpo sin siquiera proponérselo, al verse descubierto Sicheng decidió acabar con rapidez los metros que aún los separaba, abrazándose con fuerza a su espalda y embriagándose con el tenue olor a cigarrillo mezclado con canela.
Su amante siempre olía a canela, humo y en ocasiones a menta.
—Buenos días —Susurró.
Sin esperar una respuesta comenzó a dejar efímeros besos sobre la columna del hombre, ascendiendo lentamente, disfrutando de la dulce y adictiva sensación de un amor inmaduro.
Faltaba tan poco.
— ¿No debes ir temprano para abrir tu cafetería?
El trabajo del dueño de la cafetería más popular en la ciudad nunca acababa, la gente amaba sus únicas creaciones, galletas, pasteles, cupcakes, Sicheng le daba un toque diferente e innovador a las comunes recetas, colocaba todo su amor en ellas con la intención de que la gente sintiera lo mismo que él al comerlas.
Sus clientes hablaban siempre de un sabor peculiar en sus postres, de algo suave y delicioso que no lograban identificar con exactitud.
— ¿Ángel?
—Lo hará Johnny, no te preocupes.
Sicheng suspiró aferrándose más al cuerpo contrario, negándose a separarse de la cálida sensación que le provocaba aquel hombre.
Porque en estos últimos meses, amor era equivalente a un japonés de mirada profunda, de manos grandes y fuertes expertas en recorrer su cuerpo haciéndolo ver estrellas con su toque, de fundirlo como chocolate en altas temperaturas al besarlo incesantemente.
Amor era equivalente a Nakamoto Yuta, y Sicheng aún quería disfrutarlo.
Sólo un poco más.
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CANDY INC ; yuwin
Short StoryEl ingrediente fundamental en toda comida es el amor. Historia corta. Advertencias: Knife play (¿?) Muerte de personajes.