CANDY INC ; yuwin

03. Because this gonna blossom into

—No debiste haberte molestado Sicheng, sé que a esta hora tienes bastante trabajo.

Los estudiantes que iban y venían no dudaban en escanearlo con la mirada, algunos lo veían con intriga y otros con molestia.

Sicheng sonreía disimulando la furia al notar las miradas embobadas sobre su amante, quien lentamente abría la caja de galletas sin azúcar que le había traído para el almuerzo.

Yuta no toleraba lo dulce, quizás eso fue lo que más le atrajo de él.

Iba todas las tardes a su cafetería únicamente para llevar un café cortado, en un principio Johnny, el americano que trabajaba de mesero en el lugar, habia intentando hacerle probar alguno de los postres que ofrecían pero el japonés siempre terminaba negándose alegando no soportar los dulces por lo empalagoso de su sabor.

Aquello siguió hasta que el mismo Sicheng se había visto muy interesado en la situación, atraído por el aura cálida del pelirrojo pensó en que la mejor forma de acercarse a él sería haciendo algo de su gusto.

Pasó una noche entera intentando encontrar el equilibrio perfecto con sus ingredientes, preparó una bandeja de galletas diferentes, exclusivamente para aquel cliente.

Con una sonrisa nerviosa y el pelo manchado de harina se atrevió a ofrecerle probar una, viendo la expresión de duda del pelirrojo se apresuró a aclarar que no eran exactamente dulces y que podría acompañar su solitario café con ellas.

También podrías acompañarme tú, había dicho instándolo a sentarse frente a él y dejando a Sicheng con una agradable sensación revoloteando en su pecho.

— ¿Nos veremos esta noche? He acabado de preparar los exámenes, podríamos ir a cenar o algo así.

Dejando sus recuerdos a un lado, asintió rápidamente antes de observar sus alrededores y cerrar la puerta del salón donde estaban, la mirada confundida de Yuta desapareció cuando se lanzó sobre su regazo, escondiendo el rostro en el hueco entre el cuello y su hombro.

El amor ya tenia sus raíces instaladas dentro de su corazón, lo agitaba y lo hacia necesitar más y más de Yuta justo antes de que floreciera por completo.

Porque ya no faltaban días, sólo horas.