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—Maxwell está abajo —me dice Marion la ama de llaves y me señala la escalera para que baje.

—Gracias —le digo y bajo para encontrarme con el recién llegado.

—Hola —saludo a mi primo y termino de llegar a su lado para darle un abrazo.

—Hola Mae, ¿cómo te sientes? —me pregunta agarrándome de la mano y dándole un apretón.

Me encojo de hombros y lo llevo de la mano a la cocina para poder comer de los bocadillos que preparé hace un rato.

—¿Estás emocionada por volver a la escuela? —pregunta, sentándose en un taburete de la isla.

—No, pero prefiero estar en clases que permanecer aquí más tiempo con Madre, me pone de los nervios, pero, ¿existe algo que no me ponga nerviosa? —contesto haciendo un mohín y pasándole un sándwich de jamón y queso.

—No te preocupes por eso mi querida y amada prima, prometo que todas las tardes después de clases saldremos y te levantaré ese ánimo tuyo —lo dice mientras habla con la boca llena y hace un gesto dramático que me saca una pequeña sonrisa.

—Eso dices todos los años pero siempre te terminas yendo con tus amigos o conquistas, ya no caigo en esos trucos Max —me siento a su lado y cojo un sándwich de los que preparé.

—Es cierto, pero no es mi culpa ser tan apuesto y amigable —suspira y yo pongo los ojos en blanco con una sonrisa en mi rostro.

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