Flor marchita

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Quisiera morirme ahora.
¡No despertar del nocturno sueño!¡Favor inapreciable que me haría el destino!
Pero no, cada mañana abro los ojos otra vez, con pesar y desencanto.

Voy a tener que enfrentar un día más
de esta estúpida y sin sentido vida que llevo.
Estaría gustosa de cambiársela a alguien que la necesitara realmente. A alguien que siendo amado, valorado y querido la viese escapar irremediablemente de sus manos y la deseara.

Se la daría a alguien que realmente muriera por vivir y pudiese ser feliz con ella. Pero no, ¡soy tan cobarde para apretar el gatillo, para cortar mis venas, para beber veneno!
Sueño con dormir y no despertar nunca.

Le pido al cielo, si es que existe alguien allí, que me venga a buscar
que tenga compasión de mí,
pero nada.
Y cada mañana la cruel condena de despertarme otra vez
Y otra vez, colocarme la careta de la vida.
Y otra vez tener que maldecir el haberme despertado.

El amor no existe
Al menos nunca ha existido para mí.
Tal vez porque nunca natura me ha vestido con sus dones,
Tal vez porque mi madre no pudo aceptar que vendría a este mundo
Porque los que quise jamás me quisieron...
Porque fui toda mi vida motivo de burlas, desprecios, engaños, escarnios y malos tratos.

Nunca amada, necesitada, deseada, apreciada.
No, el amor no existe, al igual que para los demás yo tampoco existo.
Tal vez sea una ilusión ficticia de telenovela y película romántica.
Como la vida mía, esa estúpida y patética vida que pretendo llevar a cuestas y que parece no terminarse nunca.

Acato con resignación la condena
Que el destino me ha impuesto.
Destierro y soledad, mi propio Patmos.
Acato el no poder jamás saber lo que se siente ser amado
Ser objeto ritual del afecto de otro.
Sigo, sí, y agacho la cabeza aceptando la dura bofetada de la vida
Que me sacude y me despierta a los gritos
Y dice abruptamente: "Aborto de
la Naturaleza, te han maldecido los dioses!".

Porque sí, porque le ha placido escogerte como objeto de su escarnio.
Me han condenado a no ser amada por alguien especial.

No habrá príncipes azules que vengan a mi recate.
Soy demasiado vieja para ello,
(Y además los príncipes ya no son príncipes, ni tampoco azules).
No habrá canto fúnebre en mi despedida.
La condena incluye también morir en el desierto de mi vida y ser
Alimento de los despiadados buitres.

¿Y si sale el sol después de la tormenta?
¿Y si alguien decide ser misericordioso y verme?
¿Y si a la vuelta de la esquina
Me lo encuentro y me abraza y me besa
Y danza junto a mí, pegado a mí,
La danza del romance y de los sueños?
¡Estúpida fantasía que me embriaga y me seduce!
Me impide concretar de una vez por todas, mi predigitado destino...
Y cuando decido a cerrar los ojos a este mundo,
El tonto pensamiento de optimismo golpea mi puerta y aleja la mano del gatillo.

Por un rato.
Hasta la próxima vez que me de cuenta del engaño, del ardid
Y sea la cruda realidad y coja el arma
Y el patético pensamiento vuelva
Intentando darme esa nueva oportunidad, que no le he pedido.


Me encierro en mi madriguera
Cada tarde.
Oculta de las miradas inquisidoras
Que me recuerdan lo sola y estúpida que me siento.

Me encierro y me saco la máscara
Que durante el día debo colocarme ante los otros
Para que nadie vea mis dolores, y confundan mis lágrimas
Con chispeante buen humor y sarcástico pensar.

Me encierro al finalizar la jornada
Me desnudo de hipocresías, falsas sonrisas
y caritas felices.
Vuelvo a ser yo misma.
Triste, vacía, sin remedio ni fututo
Sin amor ni esperanzas
Sin sueños ni ilusiones.
Viendo como la vida se me escurre por los dedos
Pero sin decidirse a hacerme el favor de irse de una vez por todas.


Me acuesto y ruego a los Supremos
¡No me hagan despertar mañana!
¡Qué no duela! ¡Que ya no tenga la capacidad de sentir nada!
Que me quede en el sueño eterno de otra vida, otro destino en otro plano
En el que tal vez tenga por fin la buena estrella de escribir mi propia historia
Y tal vez, ¡quien dice! Capaz que hasta pueda ser feliz.


Cada arruga de mi vara
Me grita que he dejado mi vida
En manos equivocadas
Cada estría de mi vientre.

Me dice que quizá haya sido en vano
haber traído tanta vida
que ahora no me entiende, se aleja
y se muestra indiferente a mi dolor.
(Cuando yo siempre estuve en sus dolores y los hice míos, ¡Crasso error!)


Cada cana de mi pelo
Me insulta y se burla
De mi estúpida esperanza
De hallar a alguien que me ame, en serio...
(Por algo me cambiaron por un modelo varios años más nuevo)
¡A estas alturas esperar que alguien me vea! Estúpida, imbécil, engreída y crédula. Ingenuamente adherida a fantasías vanas
De sueños muertos
De vidas abortadas en otros úteros maternos.


Tu camino se ha cerrado, me dice Destino
El tren de la alegría , partió mientras intentabas
Proteger lo que jamás fue tuyo,
Lo que te robaron del inicio de los tiempos,
La basura inmunda y sin valor de los que tanto amaste.

Sólo queda esperar la última vidita
¡Y cómo tardea en llegar!
Ojala aquí estuviera, pero no.
La muerte se toma su tiempo conmigo.
Sádica, cruel, no escucha mis lamentos ni mis ruegos de que venga.


No tiene sentimientos y no le interesan los míos.
(No es novedad, jamás a nadie le han interesado, al fin y al cabo)
O sí, tal vez los tenga en cuenta y por eso justamente se demore.

Para regocijarse, en mi quebranto, en mi angustia, en mis desvelos.
Tal vez quiere que yo misma haga el trabajo sucio, y ella así pueda quedar impune
Libre de culpa y cargo...
Pero lo cierto es que no encuentro wel valor para hacerlo...
Todavía.

Tal vez por eso espera. Tal vez, al fin y al cabo, ni siquiera ella desee venir a buscarme...
Tal vez, al igual que la vida, su otra cara, tampoco me quiera a su lado.

"La belleza de este edificio es pura poesía".Donde viven las historias. Descúbrelo ahora