Capítulo IV

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[...]

—¿Acaso me tienes sentada porque no quieres cuidarme?

Tres días habían pasado, y la castaña ya se cansaba de estar sentada siempre que iba a visitarlo. Entre jadeos cansados, Ren Wu Sun volteó a verla.

—No es eso. Temo de que algo te pase. Además, no quiero que te canses de estar parada tanto tiempo mientras entreno— dijo caminando en su dirección, secando el sudor de su frente con uno de sus antebrazos.

Se agachó a su altura, quedando frente a frente, mientras que apoyaba sus manos sobre las rodillas de la chica.

—Pero me aburro...— dijo haciendo un puchero, el cual le pareció tierno.

Analizando mejor su expresión facial, fue dibujando una pequeña sonrisa, mientras calmaba un poco su respiración luego de su entrenamiento.

—Esta bien. Tú ganas— dijo incorporándose.

_____ Hino sonrió de oreja a oreja, satisfecha de haber conseguido lo que quería. Sintió como las manos del chicos tomaban las suyas, con cuidado para así ayudarla a levantar.

Al estar de pie, no podía borrar esa mueca de su rostro. Al menos, ese simple acto, le mostró que él no la tenía sentada como para librarse un peso de cuidarla.

—Vamos— dijo tranquilamente a la vez en que comenzaba a dar paso tras paso, de espaldas, jalando un poco a la castaña.

—¿A dónde iremos?— preguntó emocionada de caminar por primera vez con el de trenza.

—Daremos una vuelta alrededor del dojo, ¿te parece?— con una ligera sonrisa en su rostro, esperaba ver la expresión de la muchacha.

—Me parece genial.

La afirmación de su parte hizo que Ren Wu comenzara a caminar a un lado de ella mientras se encaminaban a salir de allí. Pero antes, les dio unas indicaciones a sus compañeros de entrenamiento, diciendo que en unos minutos volvía. Extrañados, estos aceptaron.

Al estar fuera de esas paredes, una fresca brisa chocó con el rostro de la chica que carecía de la bendición de ver. Eso hizo que su sonrisa se expandiera aún más, si era posible.

—¿Es lindo?

Su pregunta, desorientó un poco al apellidado Sun, ocasionando que volteara a verla, dando cuidadosos y lentos pasos.

—Mmm... sí.

Dudoso le había respondido.

—¿Al menos sabes a qué me refería?— nuevamente, volvió a preguntar, pero esta vez con gracia.

—No, perdona.

—Te preguntaba si era lindo pasar tiempo conmigo. ¿No te aburres?— ladeó un poco su cabeza mientras que su cara seguía apuntando hacia el frente.

—¿Por qué me aburriría de ti? Eres increíble. Incluso aprendo nuevas cosas de ti— dirigiendo la mirada al suelo, observando por donde pisaba, respondió.

—¿En serio? ¿Cómo qué?— nunca había escuchado eso de parte de nadie, ni de su mejor amiga.

—Cosas de las cuales no son de tu incumbencia— dijo sonando desinteresado, pero aún así, con un tono algo juguetón.

Como pudo, _____ le pegó un suave codazo en el pecho del blader, ocasionando que este riera. Pasaba hermosos recuerdos con su compañía.

Obviamente, no le diría nada de lo que había aprendido durante todo el tiempo en que llevaban conociéndose. No le contaría que puede ver el mundo de una forma distinta, una forma ciega. Ya no importaba ver para saber cómo era lo que lo rodeaba. Solo tenía que sentir. Y, mucho menos, le diría que se sentía de una forma extraña cada vez que estaban juntos. Quisiera decir que estaba enamorado por primera vez, pero no quería tomar riesgos de que solo era simple admiración.

—¿Qué colores hay?

Su pregunta lo hizo extrañar. ¿Por qué preguntaba acerca de los colores?

—Verde... marrón... celeste...— mirando hacia todos lados, derecha e izquierda, arriba abajo, decía los primeros colores que acaparaba su campo de visión.

—¿Y qué nos rodea?— seguía con el interrogatorio, con una pequeña sonrisa en sus labios.

—Arboles, madera... y no sé qué más decir— volteó a verla, observando como su sonrisa se expandía.

—Que lindo lugar— comentó.

Quería preguntar al respecto del significado de sus palabras. ¿Acaso conocía los colores? Eso era imposible. ¿Sabía las formas, objetos y demás que se aprenden a través de la visión? No se lo preguntaría, temía de hacerla sentir mal mientras que ella se encontraba de todo lo contrario a eso.

Luego de un par de minutos caminando a paso lento, tomándola del brazo como las personas lo hacían en los viejos tiempos, terminaron de darle la vuelta al lugar de entrenamiento del equipo de SB Ríos.

Al ingresar nuevamente por la entrada, la mirada de Ana se posó sobre ellos. Una sonrisa surcó sus labios al verlos juntos. El corazón de Ren Wu se ablandaba y _____ pasaba lindos momentos. Odiaba ser ella la que terminaba con eso.

—¡_____!— se acercó corriendo hasta ellos —. Es hora de irnos.

—Oh...— su sonrisa se borró, mostrando que se había desanimado.

El de cabellos castaños claros no soportó ver esa imagen, así que dijo lo primero que se le cruzó por la cabeza.

—Mañana iremos a dar una vuelta por el bosque. Si quieres— le ofreció, tomando una de sus manos, sin que la de cabellos rojos opacados lo notara. Esa acción, hizo que la sonrisa de la muchacha volviera a surgir.

—Me encantaría— giró en su dirección. Eso, también ocasionó que él sonriera.

Se había acordado de voltear a donde estaba.

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Besos ♥

MIS OJOS |Ren Wu Sun y tú|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora