Capítulo 2: Eldrich el lobo

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Ha pasado suficiente tiempo como para que la muerte de Joseph se haya borrado del colectivo en la villa, pero no el suficiente para la familia Rossenwolf, hoy Eldrich cumple 21 años, pero no hay felicidad en su rostro, un recuerdo que lo ha atormentado todo este tiempo y su familia también lo siente, lo sabe.

Livfiery interroga a Eldrich acerca de sus  recuerdos y le recomienda que perdone a quien lo hizo, pero es demasiado pronto para olvidar, Eldrich solo asiente con la cabeza y espera la luna de su cumpleaños para liberar sus sentimientos, hoy es la noche especial.

Ahora el joven lobo ha tenido que madurar más temprano que tarde, el impacto de aquella vez en el bosque lo marcó para siempre, y aunque sabía que la muerte de su hermano fue para salvarlo, también sabía que no era necesario ese desenlace, siempre estuvo junto a su hermano hasta ese momento, después solo el rencor y soledad habitaron su corazón.

Eldrich tenía la complexión media debido al trabajo en el bosque cortando árboles secos para convertirlos en muebles, también reforestando y cuidando que nada les pasará a estos nuevos retoños, desarrollo más su oído, mejoro su velocidad y equilibrio gracias a la cola gris, ahora un poco más oscura y brillante, además por la fuerza que aplicaba a los troncos de madera los brazos le confirieron un agarre excepcional por arriba de la media humana y lo que parecían uñas retráctiles comenzaron desde hace ya varios años, recién comprendió como controlar esa cualidad, misma que le recordaba a su hermano.

Pronto la tarde cayó y un tono rojizo pinto el horizonte, las nubes naranjas por los últimos rayos dorados del sol le daban nostalgia y después de meditar un poco decidió salir al tejado, observó el sol caer por un lado mientras la luna grande y azul apareció del otro lado, las nubes eran escasas al caer la noche y la luz que había se desvaneció, solo cae un manto plateado sobre la tierra y sobre Eldrich, -Es tiempo- susurro para sí mismo mientras se le escapaba un suspiro.

Esa misma noche se escucha el lamento de un lobo que admira la primera luna de otoño, y encuentra el perdón y la redención, es hórrido el estruendo que causa el aullido de un Rossenwolf, potenciado por la ira de olvidar y atenuado por la impotencia de perdonar, se escucha una vez más el aullido y las personas comienzan a temer, se revive el día como cada año, pero está vez es diferente, se escucha una vez más el estruendo del eco producido por el lobo Eldrich, está listo para dejarlo ir.

En la luna el resplandor de la luz se ve atenuado por nubes grises que avanzan sin reparo, se oculta la luz y el canto lastimoso cesa, un minuto de calma seguido de un alarido lleno de rencor desgarra de golpe la calma, varios niños lloran en sus casas mientras la sinfonía fantasmal termina, el tiempo ha llegado, una mirada ensangrentada como dos brasas de carbón al rojo vivo se posan agresivamente sobre el pueblo, el miedo se esparce en la oscuridad.

Es tiempo de que los aldeanos cierren con candado, resguarden a los niños y empuñen el crucifijo para rezar e implorar piedad del demonio que acecha en la oscuridad, mismo que podría devorar los mas dulces sueños y desencadenar un mar de pesadillas con solo exhalar una vez.

Es tiempo de dormir susurra Eldrich con una lágrima en su mejilla, recordando que ya es tiempo de ser diferente.

Cae la noche y el silencio se apodera de la villa, los lobos descansan en su cama llevando tranquilidad a los residentes del pueblo que imploraban perdón por sus pecados, esta noche el demonio no los alcanzaría, esta noche escucho sus plegarias.

Es la mañana de un sábado y Eldrich con la actitud relajada, las orejas desalineadas una arriba y una abajo como despistado y en calma después de un profundo sueño, avisa al Sr. Livfiery con la cantaleta -¡Papá! saldré al mercado por algo de comer, ¿Quieres algo? ¿Mamá necesita algo para la cocina o la comida?-

Livfiery niega y dice con voz ronca -Asegúrate de no meterte en problemas y fájate la camisa, no puedes andar así todo el tiempo-

Eldrich sonríe y sale con un pequeño morral al hombro, las miradas de algunos vecinos son inquisidoras y algunas personas le quisieran decir algo pero saben que seria abrir la herida, mas adelante en el pueblo no tienen conocimiento que el demonio de las pesadillas es Eldrich así que poco a poco se va perdiendo entre el caminar de las demás personas, conservando su breve anonimato.

Es un sábado cualquiera y Eldrich hace las compras en el pequeño mercado de la villa, pasea de un puesto a otro sin prisa y llenando su morral poco a poco como siempre; Del otro lado una figura con sombrero saluda despistada a la gente, nos niños se arremolinan junto a aquella figura, Eldrich más despistado encuentra a unos amigos y saluda sin detenerse a mirar el camino, la figura del sombrero es pequeña pero también despistada, cómo impulsados, ambas personas chocan de frente y por el golpe un morral cae al suelo y un sombrero sale volando.

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