『0.4』

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Yixing tomó otro sorbo de su bebida calentita mientras yo le daba otro mordisco a la amburguesa. Luego de mi casi muerte en la pileta Yixing me había ido a buscar comunicándome que el abuelo había preparado hamburguesa y pequeñas ensaladas, a pesar de haber comido con el pelinegro encima diciendo "ya terminaste de comer?" cada vez que respiraba, logré terminar la primera dentro de la gran casa.

— ¿Lo concretaron en la piscina con el pequeño Lee?

Lo miré con los ojos abiertos, luego de haber salido aquí afuera el se habia dedicado a mirarme durante unos quince minutos y sin hablar. Trague murmurando apenas un pequeño y bajo "¿Qué?". Él tomó una postura mas relajada y me levantó las cejas de arriba a abajo poniendose una mano en la cintura.

— Los vi abrazados en el agua y el estaba sin remera. Vamos pequeñoa saltamonte confiesale al tío Yixing que ha pasado.

Arrugue el ceño —Yixing no sucedio absolutamente na-

— Ay Han por favor éstas teniendo momentos íntimos con Lee ultimamente, ¡reacciona de una vez, deja de ser tan tonta!

— Pero Yixing ¡Es el amigo de mi hermano menor!

— ¡Na HanYoung por favor aprovecha y lanzatele! Será el amigo de tu hermano pero ni a mi la pubertad me pegó tan fuerte.

Abrí la boca mirando automáticamente mi pecho —Umh... La pubertad creo que se enojó conmigo o no encontró dirección de mi casa.

Yixing fruncio sus labios —Éstas bien. Ok es verdad que las del colegio de Jaemin están alguito mas robustitas a cuando ibas al escuela- —Se cortó a si mismo, moviendo la mano restandole importancia— Las nalgas pequeña Han, ese es el secreto, las nalgas, siempre tuviste buenas nalgas... Creo.

Golpeé mi frente deseando que dejara de hablar, no sabía si reir o deprimirme por la forma en que intentó subirme el autoestima. Le quite de su bebida intentando pasar el pedazo de hamburguesa que había quedado atorado en mi garganta.

— Yixing, callate.

Asintió arrugando el ceño pensando.
Tomé entré mis manos la hamburguesa de nuevo y suspire sintiendo repentinamente ganas de reír. No tenia nada que opinar respecto al comentario de Yixing sobre mi trasero, o mi físico en si.

Observé a lo lejos a la cabellera de Kim Rin. Sin realmente quererlo me perdí en mis pensamientos. Rin era más alta que yo debido a sus zapatos con plataforma que hacían parecer que sus piernas eran más largas, aunque ahora permanecía con unas sandalias dandole un toque femenino a los pantalones y remera holgados que tenía puestos, su peinado estaba decorado con una vincha ancha de color blanco hueso y su maquillaje estaba impecable y casi natural. su cuerpo parecía trabajado, mientras que yo, simplemente estaba comiendo una grasosa hamburguesa con aderezo y papas extras, estaba con una coleta mal atada, mi flequillo estaba despeinado dejando mi frente al descubierto, mi ropa que consistía en un hoodie gris claro que le saqué a Baekhyun, un pantalón de gimnasia rojo y las pantuflar de Winnie the Pooh que me regalo Lucas para mi cumpleaños número veinte, normalmente en mi día a día no utilizaba maquillaje, Baek solía hacerlo mas que yo. Solté un suspiro, no iba a negar que Donghyuck la adolescencia le habia pagado muy bien pero tampoco iba a aceptarlo, lo recuerdo de pequeño, cuando apenas tenia quince todavía me pedía que lo acompañara a hacer trámites dentro del colegio o me pedía que fuera su segunda tutora por si su madre no estaba en casa.

No podía ver a Lee como un hombre. De hecho no debía. Dios, Na HanYoung, hace cuatro años pasaste a universidad, terminaste tu era de secundaria y ni siquiera tuviste el típico flechazo de los dieciséis, no me vengas con hormonas alteradas a éstas alturas del partido niña.

Perdoneme señora Lee por pensar asi de su hijo.  

Recordé a el abuelo nombrar algo de poner velas aromáticas en las cabañas cuando los turistas fueran al paseo del lago a las cuatro. Oh, bien Han, son las tres y cincuenta y siete, tienes tres putos minutos para tomar las velas y llevarlas a cuarenta cabañas en menos de una hora y media.

Entré con lo poco que me quedaba de hamburguesa en mano y me tope con en abuelo dejando cajas encima de un carrito verde mal pintado.

— Abuelo vengo a objetar. No dejaré las velas en las habitaciones. ¿Qué pasa si hay parejas que se quedaron y deciden ir a hacer cochinadas?

— Mocosa —el abuelo me sonrió con tranquilidad, una vez me comento que me llamó mocosa ya que de pequeña lloraba mucho y mi nariz parecía una canilla— las personas que vienen aquí son señores mayores, como tus padres, normalmente buscan romanticismo, ¡los únicos adolescentes hormonales que vienen aquí son ustedes!. —tomó mi mano colocandola en la manija de la carretilla y despeino -más de lo que ya estaba si se podía- mi cabello—. Mira todos son señores que irán al paseo del lago, con flores, el bello sol y todas esas cosas cursis que gustan, tú ve tranquila que nadie lo hará en tus ojos.

Suspire resignada, estaba más que claro que al abuelo le importaba un comino si quería o no dejar las estúpidas velas. Comencé a caminar con la caja de velas en las manos y comencé a entrar a las cabañas con el manojo de llaves que antes me había dado el abuelo, el aire se había vuelto fresco y a pesar de usar un hoodie el fresto pasaba por mi cuello descubierto y cara.

Solté un grito cuando al abrir la puerta el cuerpo de un adolescente estaba en la cama matrimonial con sabanas azules. Suspire al reconocerle las facciones, era Xiao De Jun, un estudiante de primer año en la universidad de al lado de la mía.

Se sentó en la cama observándome detenidamente, la puerta seguía abierta asique mi cabello despeinado estaba siendo tirado hacía adelante y el frío sumado a la incómoda situación estaba haciendo que los bellos de mi piel se erizarán y un frio recorriera mi nuca. No sabía realmente que hace. ¿Correr? ¿Saludar? ¿Decirle que hacia aquí? Realmente no tenia derecho de preguntar lo último, correr sería demasiado precipitado y la opción mas normal y coherente sería saludar, además nos conocemos, no? A fin de cuentas yo estudiaba fotografía y el pastelería. O moda, no lo recuerdo realmente.

Levanté la mano como pude ya que la caja de velas pesaba un poco bastante y abri la boca. No tenía nada que comentar realmente asi que la cerre sin saber muy bien que decir y dejando solo mi movimiento de mano vacilante.

Xiao Jun mantenía la mirada seria, su pelo se notaba despeinado sin embargo le quedaba bien, sus ojos estaban algo cerrados, parecía recién despierto. Se levanto hasta quedar frente a mí y cerró la puerta pasando un brazo por detrás de mi. Tenía claro que Xiao Jun no era de las personas más amables, o al menos eso decian ya que siempre se mantenia serio, sin embargo he tenido oportunidades de trabajar con el y realmente no era tan malo, por lo que su cara de "odio a todos" no funcionaba conmigo.

— Noona, que hacés.

Arrugue mis labios cuando se separi y comenzó a caminar a la cama de nuevo, tomé el bote de basura desechando todas las velas que habian alli en esa cabaña y comencé a poner unas nuevas. —Umh, no mucho, cambiaba las velas de las cabañas, no sabía que estabas en este lugar tu también.

— Mis padres me obligaron, no es como que haya querido venir. —Xiao Jun seguía mis movimiengos con la mirada, lo escuche chasquear su lengua y tomar una almohada poniendola debajo de su codo—. ¿Haces trabajo voluntariado noona?

Negué —Estos lugares son de mi abuelo. Prácticamente estoy trabajando gratis.

— ¿Entonces prácticamente no tienes horas fijas? —se levantó dejando la almohada en el piso comenzando a acercarse a mí. Negué mirandolo dudosa haciendo pequeños pasos hacia atrás, el corazón comenzó a golpearme fuertemente las costillas y un nudo se planto en mi garganta costandome respirar, estaba nerviosa, mi mano sudada apretó con fuerza la caja, XiaoJun tomó unas cuantas velas de la caja y me ayudo a cambiar las viejas— Noona, es muy linda.

Little Mr. Young 『Donghyuck』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora