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「 i m not your . . . 」

A veces hasta yo me olvido porque termine eso tan lindo que teníamos. Porque lo hice? Tu estabas feliz conmigo y yo estaba feliz contigo, hasta quienes nos rodeaban quieran una relación como la nuestras. Nuestra felicidad era invidiada hasta por las personas que nos hicieron sentir tristes.

Historias de sobre cómo terminó nuestro hermoso mundo hay muchas. Todas relacionadas con las más resaltantes como; que el pecado de mentir a quien se le prometió no hacerlo me habías atrapado; Que como todo adicto al dulce al encontrar una golosina más dulce la elige; o que como un niño con su juego favorito hasta que se aburre de este.

Como del odio al amor decidiste dar una giro de 180 grados y odiarme. Esta bien, lo merezco por no hacerle caso a mí madre de nunca hacer llorar a una chica, no espero que me perdones, pero perdon por eso.

Es extraño, si. Teníamos las mismas ideas y pensamientos. Pero había una diferencia en justamente en aquello que nos unía y caracterizaba más.

Nuestra manera de admirarnos a de manera individual era lo que nos reinaba. Ser nuestra propia vida, amor y... La diferencia.

Yo era tu felicidad. Yo era tu única felicidad. Tu única sonrisa y carcajada. La única persona que realmente podía hacerte feliz. No era justo. No es justo que tú felicidad dependa de mi mientras que la mía dependa de nadie más que de mi.

Es posible que me haya sentido en presión o en obligación. Y eso chocaba con mi manera de ser contra aquello que me exigen. Por ende, quizás, reaccione así.

Mas también, quería demostrarte que no necesitas de nadie para ser feliz. La única persona que te puede hacer feliz eres tú y nadie más. Ya que nada que te haga feliz podría hacerlo sin intervención tuya.

Y aunque aquel amor que me tenías se haya multiplicado en odio y ni la mirada me dirijas. Estoy bien, lo acepto y entiendo. Porque aunque sea remotamente te veo sonreí inclusive sin mi.