Capítulo 1
–Seguro no quieres una ayudita con tu proyecto? –pregunta sin quitarme la mirada de encima–
–No se preocupe miss Evelyn seguro puedo arreglármelas solo, por el momento solo me gustaría poder vestirme –digo mientras trato de alejarme–.
–Le quitas toda la diversión Frank, a mi edad no estoy para recibir un "no" como respuesta, así que vístete y luego me explicas un poco todo lo que tienes pensado hacer. –dice mientras mira mi entrepierna–
–Claro!, lo que usted diga – respondo, alejándome lo más rápido posible–
Algunos minutos después vuelvo de las duchas dispuesto a enfrentarme a miss Evelyn y decirle que no, aunque si necesito la ayuda, pero algo que dice que tendré que devolver el favor con algo más que mi gratitud.
–Miss. Evelyn, lo que he pensado durante unos minutos y realmente no puedo aceptar su amable ayuda. –digo mientras la miro a los ojos y me cruzo de brazos–
–Querido –dice sonriendo–, cualquier joven que busca emprender necesita un capital y además de deleitarme viéndote nadar, me ha encantado tu idea. Si de joven alguien me hubiera escuchado y atendido, tal vez no tendría mis cuatro divorcios y estas ganas de hacerte mi quinto –dijo mientras miraba a lo lejos y mordisqueaba sus labios –
–Creo que al final no dejará que me marche sin decirle que sí, ¿verdad? – exclame con tristeza–
–Vez, eres más inteligente de lo que piensas. –respondió volteando la mirada hacia mí–.
Al crecer en una familia con 4 hermanas, una madre preocupada y un padre con reglas y principios, tienes dos opciones; o te vuelves un chico rebelde y haces lo que cualquiera de los adolescentes haría e esas edades o te adaptas y tratas de comprender y aprender un poco de todo. Gracias a una fuerza superior llamada sentido común, logre aprender, de tal manera que llegue a comprender a mis cuatro escandalosas hermanas y para sorpresas de la vida, muy temprano me di cuenta de
¡Cuánto amo a todas las mujeres!
Hay 2 cosas importantes en las que casi nunca dejo de pensar.
1- Mujeres
2- Mujeres que necesitan ayuda
Realmente me gusta verlas, mirar como sonríen y como se preocupan por su ropa y un buen maquillaje. Valoro su esfuerzo y trato de mirar más allá de lo que suelen proyectar. Pero no es nada fácil tratar de comprender a una mujer. Por más que siento que las amo a todas, a veces las odio también.
Mi padre siempre me decía que lo más importante que Dios había dejado en el mundo era mi madre. Siempre que lo decía mamá estaba presente. Poco tiempo después comprendí el verdadero interés de decirlo tantas veces y vaya que me sorprendió.
¡Al menos, en algo estábamos de acuerdo, aunque generalizado un poco más y es que lo más importante que sea quien sea el que mande nos dejó, fueron las mujeres, de eso no tenía duda alguna!
No puedo recordar el momento exacto de mi vida, donde empecé a valorar tanto a las féminas, pero recuerdo muy bien el primer día que tuve la oportunidad de ayudar una.
Estaba esta chica llamada Hillary Malik, ambos cruzábamos un Bachiller en ciencias, éramos muy apegados y solíamos compartir casi todo, al menos ella me consideraba su amigo, pero para mí era inevitable no sentir algo más, era la más bella y popular del salón y, para mi sorpresa la más inteligente, todos sabíamos que esos 3 elementos no solían juntarse, pero para mi suerte era todo lo que yo quería en esos años.
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Te Confieso
RomansaAma a las mujeres y ama su privacidad. Siempre ha sido un caballero incomprendido y llegó la hora de confesar