Capítulo 2

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• Los traficantes •

Ella.

Al escuchar su voz lo único que logré hacer fue soltar u n suspiro en representación de la felicidad que sentí al encontrar a alguien que pueda ayudarme porque a decir verdad ya iba retrasada de mi primera clase unos 5 minutos, y no quería dar una apariencia mala mía al profesor o profesora que este de turno.

Volteé rápido para poder decirle que estaba muy agradecida por que apareció en el momento precisó pero sólo atiné a decir un >>Sí << que quizás sonó cortante. Pude notar su cara de desconcierto por lo que complemente mi respuesta con un —¿Eres nuevo aquí?

— Sí. — respondió cortante al igual que yo hace unos minutos antes.

Se me formó una "Oh" en los labios antes de poder evitarlo así que seguí hablando — Y ¿Es que no tienes clases? — pregunté curiosa.

— ¿Te importa si las tengo o no?

Mi cara de indignada logró ser captada por él, y por supuesto que lo estaba, se estaba comportando muy borde conmigo cuando es justo ahora cuando teníamos que darnos apoyo ya que éramos nuevos en la Universidad.

— Fíjate que no me importa si tienes clases o no. — estaba muy orgullosa de mi respuesta asi que seguí. —  Y.. Si no tienes nada bueno que hacer te pido que te vallas, obstaculisas mi vista.

Estaba enojada y eso se podía notar en el tono de mis palabras.

— ¿Quieres que te ayude a llegar a tu clase si o no? — soltó tan de repente que me sorprendió y a la misma vez me pareció irónico ya que él tambein era nuebo al igual que yo.

— Dijiste que eras nuevo, estas igual de perdido que yo. — refuté.

Me dirigió una mirada con la que supuse que había sido todo mentira, doble los ojos al darme cuenta que había sido muy tonta a creerle a ese idiota.

Solté un suspiro para después decir. — Vale, ¿Por donde tengo que ir? — dije enojada.

—¿Sabes algo? — me miró — Cuando quieras que alguien te ayude, se amable niña.

Este chico sin duda me molestaba.

— Número uno, no me digas niña, que no lo soy. Dos, nadie te dijo que me ayudarás. Tres, te puedes ir yendo. — solté.

— Como quieras.

Se dió media vuelta y camino alejándose de mi, sus pasos eran fuertes y cada vez más rápidos.

Me giré con el fin de buscar a otra persona que me ayude pero no había nadie, nadie mas que él y me di cuenta que si seguía así echaría a perder mi primer día. Él cada vez se alejaba más de mi por lo que tuve que correr para alcanzarle. — ¡Espera! — grité esperando que se detuviera pero no lo hacía y el aire en mi pecho comenzaba a sentirse más pesado — ¡ Te dije que esperes! — grité una vez más logrando que voltee a verme por fin.

Coloqué mis manos en mis rodillas para intentar recuperar el aire que me faltaba. Estaba exhausta.

— Lo siento ¿Si? — hablé antes de que tomara la desicion de marcharse. — Pero ayudame a llegar, ya voy quince minutos retrasada.

— ¿Cuál es tu primera clase? — preguntó.

Miré entre los papeles que me había dado el director y mi primera clase era historia universal, no decía el nombre del docente lo cual dificultaba más mi situación.

— Historia Universal .

Y sin darme cuenta ya estaba siendo movida por todo el parque, tardé en darme cuenta que el chico que apenas conocía tenía su mano alrededor de mi muñeca haciendo presión, pero sin llegar a darme, para que lo siguiera, a lo que era de esperarse, me resistí al principio.

Before The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora