Before The Rain

Capítulo 3

• Cachimbos •

Ella. 

Y las horas empezaron a pasar poco a poco, mi yo interior intentaba mantenerse calmada y sin ningún tipo de distracción con el fin de entender muy bien la clase de Composición.

La profesora sin duda alguna me caía muy bien, era muy cuidadosa en cada aspecto de su clase y también con nosotros. Pasaba cada diez minutos a revisar que todo este en orden entre las mesas y en parte ese me encantaba, su dedicación para con los alumnos, sus alumnos.

El aula era grande, más grande de lo que esperaba, con muchos chicos que al igual que yo tenían un sueño en común. Ni bien llegue al aula escogí uno de los primeros asientos con el fin de sacarle el mejor provecho a la clase.

La profesora concluyó la clase con una lista inmensa de los materiales que usariamos en todo el ciclo y que yo había anotado muy descriptivamente cada uno de ellos. Eran cosas que yo ya conocía pero claro estaba, de una mejor marca.

— Si que saldrá caro. — me sonrió la chica que estaba sentada justo al costado mío.

Se veía buena onda con su cabello ensortijado color castaño y con ese vestido por debajo de las rodillas. No pude evitar fijarme en los inmensos tacones que traía puesto, los cuales complementaba a la perfeccion el look que llevaba.

— Si, definitivamente. — le devolví la sonrisa sin demorarme mucho en contestar ya que no queria parecer mala ni mucho menos creída.

— ¿Cómo te llamas?

— Ella, Ella Smith — susurré lo suficientemente alto para que sólo ella me pueda escuchar. — ¿Y tu?

— Me llamó Macarena, pero me puedes decir Maca. — sonrió marcando más aún sus pequeños oyuelos que se le formaban en sus dos mejillas. — ¿No eres de aquí no?

— ¿Te refieres a que sí soy peruana? — pregunté curisosa.

— Eso mismo.

— Si, lo soy. — dije — Pero mi abuelo es estadounidense.

— Eso lo explica todo, incluyendo el apellido. — soltó.

Asentí riendo y a la vez recordando las veces que me habían preguntado lo mismo gracias al apellido de mi padre.

Y después de aquella conversación nos encontrábamos ambas riendo a carcajadas a causa de los chicos que nos estaban haciendo el recorrido de la Universidad.

Ellos llegaron ni bien la profesora se retiró del aula, quitándonos el poco tiempo que teníamos para guardar nuestras cosas. Eran dos chicas y un chico los cuales levaban una camiseta blanca con el nombre de la Universidad situada en la parte de la espalda.
A simple vista se veían universitarios pero con más tiempo estudiando lo cual se me hacía muy bueno ya que nos entendían a nosotros, los nuevos, a la perfección.

Sacaron de la bolsa que traían muchas camisetas blancas, idénticas a las que ellos llevaban puestas, las cuales nos mandaron a poner para identificarnos.
Me la puse de inmediato encima de la blusa blanca que tenía puesto, para suerte mía combinaba muy bien con el pantalón negro de denim y mis botas con tacones.
Y en ese instante agradecí a mi yo del pasado por haber escogido esta ropa en vez del vestido negro que pensaba ponerme horas antes.

Decidí mantener mi casaca de cuero negra en la mano para que así quede al descubierto la camiseta.

Nos llevaron por todos y cada uno de los sitios dentro de la Universidad y como siempre, no me estaba equivocando, esto parecía una ciudad con todas las áreas verdes y grandes facultades que tenían, pero lo que más llamó mi atención era la biblioteca, la cual era, sin dudarlo ni un segundo, mi sitio favorito en el cual ya estaba pensando ocupar mi tiempo libre. Era gigantesca y estaba repleta de libros todos divididos por carreras y temas a escoger, el espacio reflejaba paz y tranquilidad justo lo que uno necesitaba para poder estudiar, además de las millones de sillas y mesas, hasta tenían pequeños cojines que se veían bastante, por no decir que eran, cómodos.

Luego de cautivarnos con la biblioteca nos llevaron a una especie de parque que estaba situada por la Facultad de Informática, la cual a mi parecer era muy acogedora pese a su simpleza.

— Buenos chicos, me presentaré brevemente, Soy Matías y es un gusto poder acompañarles hoy, mi compañera se llama Carolina — señaló a la chica de cabellos ondulados — y ella es Alondra. — dijo el chico con pecas y cabello ondeado — Y por lo que veo ya es hora de grabar el vídeo.

Todos nos quedamos nerviosos y es que la verdad era que no sabíamos nada acerca del vídeo que el chico mencionó. 

— Cállate. — le tiró un codazo la chica más bajita riendo a causa de nuestras caras de espanto. — No hay por que ponerse nerviosos chicos, todos los cachimbos pasan por eso, nosotros también tuvimos que grabar un vídeo cuando ingresamos a esta Universidad. — dijo Carolina.

Me emocionaba la idea de dejar un recuerdo de nuestro primer día en esta Universidad pero cuando comenzaba a pensar mejor en mis miedos y mi pánico escénico la idea me aterraba.

— Pero antes, — expresó en tono alegre la otra chica de cabello castaño lacio en su totalidad — para que no les de tanto miedo, haremos algunos juegos para que se conozcan mejor.

Todos reímos ante la forma tan graciosa que lo dijo y asentimos en respuesta.

Y así transcurrió la agotadora media hora en el parque de la Unviersidad, con nosotros saltando, gritando, festejando, perdiendo, pero sobre todo riendo a grandes carcajadas. Sin duda la interacción de los juegos había ayudado a conocernos más. Sin embargo, el tan ansioso y temido vídeo había llegado, teníamos que pensar en que debíamos hacer o decir y siendo sincera esa no fue la parte más complicada de todo el asunto, sino el hacerlo frente a la cámara, aunque ya teníamos confianza.

El miedo paso y el vídeo también, al final sólo intentamos mandar un pequeño mensaje que terminó en risas nerviosas por parte de todos.

— ¿Vamos a comer todos juntos? — expresó Matías con entusiasmo.

Todos respondimos afirmativamente y nos dirigimos a la cafetería central en grupo.

Pasaron diez minutos de mucha risa hasta que ya teníamos nuestras bandejas con comida en la mano y nos encaminabamos hacia una de las mesas grandes.

Sin duda alguna sentía que este sería un buen inicio de ciclo.