Día 4- Doméstico

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Al entrar a la casa, el olor a comida inundó sus pulmones. En silencio, cerró la puerta, avanzando por el pequeño pasillo, hasta verla ahí, tarareando en el comedor, acomodando todo. –Ya llegué –murmuró contra su oído, abrazándola por la espalda, besando su nuca. –Bienvenido a casa, Katsuki –respondió alegremente Ochako, posando las manos sobre las del rubio, intentando girarse para poder ver a su prometido. Bakugo hundió el rostro en el cuello de la menor, olfateando un poco el aroma de su piel; nunca lo diría, pero esos momentos tan simples, le agradaban. Saber que tenía un hogar con ella.



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KacChako Week 2019Donde viven las historias. Descúbrelo ahora