(( ✦ )); Prólogo

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Yoongi, en inicios de su vida independiente, podía decir que adoraba la vida en soledad.

Podía tener tiempo para pensar, poner su música a tope, comer lo que quisiera y sin preocuparse de tener que llegar temprano a casa.

Claro, a veces creía que su departamento era muy vacío, comparado a los de sus vecinos, con parejas, mascotas o incluso híbridos, los cuales comenzaban a ser reconocidos como seres independientes por esos años.

Pero, la universidad lo tenía demasiado ocupado como para siquiera pasar por una veterinaria y llevarse al menos una tortuga.

Pero, al parecer, la vida no estaba del todo de acuerdo con sus decisiones, y se encargó de darle un giro abrumador a todo.

Un día, bajaba con aburrimiento del trasporte público, decidido a regresar a su casa y ponerse a dormir sin siquiera cenar. Estaba demasiado agotado como para ello.

Sin embargo, sintió algo rozarse insistente contra el, siguiéndolo.

Cuando miro hacia abajo, se sorprendió. 

Era un felino, un gato, tal vez un poco más grande de lo habitual.

No estaba seguro de la raza, pero tenía calidez en su mirada.

Y bueno, Yoongi trato de asegurarse que tener una mascota seria un problema.

Y solo cinco minutos, estaba saliendo de una veterinaria, con unos paquetitos de comida para felino, un tazón de aluminio y aquel tierno gatito entre sus brazos.

Entro a su departamento, dejando al "gatito" salir de entre sus brazos, andando por toda la casa.

Le pregunto a la veterinaria el porqué se su tamaño, a lo que simplemente le respondió que no todos los gatos eran del mismo tamaño.

Dejo el tazón en el suelo, sirviendo uno de los paquetitos, dejándolo ahí para cuando tuviese hambre.

Suspiro.

Eso no estaba entre sus planes, si debía de ser honesto.

Pero bueno, el gato no se había mostrado arisco pese a ser callejero, así que supuso que no estaría mal.






























































-Oh vamos Taehyung, el agua no es tan mala.

El aludido, se quejó en un gruñidito desgarrador, negándose a salir de entre sus sabanas.

Ah, habían pasado, aproximadamente, unos catorce meses desde que el gato había llegado a su vida, y hace aproximadamente tres, se había dado cuenta que no solo era un gato, era un híbrido.

Raro, pero podía con ello.

Por qué el chico era de gran ayuda, tanto en la casa cuando el no estaba y se volvía "humano", como emocionalmente, entregándole su compañía animal al estar deprimido.

-Debo bañarte. Tu versión animal apesta.

El gato volvió a quejarse, a lo que suspiró.

¿Como ese felino siempre obtenía lo que quería?

-Esta bien, me duchar contigo, pero nada de rasguños.

RWAR ✦ TaegiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora