XI

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**LA BATALLA ESTÁ EN PIE**
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Las Argent y los Quileutes fueron derribados fácilmente; la pelirroja yacía en el suelo, rodeada de su propio charco de sangre, esperando que su final llegara. Paul Lahote intentaba acercarse a su impronta mientras Jared luchaba por mantenerse estable y estabilizar su respiración, dificultada por sus costillas dañadas. La manada jamás pensó que su fin sería así; Las Argent tampoco esperaban aquella derrota. Todos miraban expectantes al cuerpo de la joven, sabiendo que no podían hacer nada para evitar aquel final arrebatador. Algunos pensaban en sus familias, amigos; otros simplemente en sus improntas.

—No podemos acabar así, venciéndonos al miedo y desesperanza. Debemos luchar como protectores que somos, Sam... —Embry Call, furioso y nunca visto en aquel estado al joven tímido, gruñó levantándose para seguir luchando—. Si muero... ¡moriré defendiendo a mi familia!

Sam intentó emular el acto del omega, pero sus patas lastimadas no lo permitían.

—K-Kendall no puede ser ella... no se merecía esto... —Allison sollozaba, incapaz de creer que su prima y prácticamente hermana estaba llena de su propia sangre.

Una sombra formó una silueta casi humana, moviéndose siniestramente para intimidarlos.

—¿A quiénes tenemos aquí? Argent, chicos metamorfos... impresionante —el hombre con desfiguraciones en su rostro hablaba con una voz grave y anormal, ovacionando todo—. ¿Cómo se siente... ser derrotado?

—¡Maldito, morirás en el infierno y serás torturado eternamente! —Allison gritó maldiciéndole por ser culpable de la muerte de la pelirroja—. Esto no acabará así...

Con un movimiento de mano, la criatura anormal hizo callar a la muchacha de golpe, asfixiándola y generando un coro de gruñidos hacia él.

—Sabes, me sorprende que para ser Argent seáis tan débiles, pero luego recuerdo cómo acabé con todos y que haré lo mismo contigo, ya que tu querida pelirroja está muerta. Que trágico, me encanta —nadie vio cómo un cuerpo se levantaba lentamente con dificultades y armaba una flecha roja, diseñada para matar al enemigo haciéndole sufrir hasta el alma.

Misteriosamente, la manada miraba cómo Kendall disparó aquella flecha mortal. Para los inmortales, se introdujo en la piel de aquel ser, que sorprendido trató de quitarse la flecha, olvidándose de Allison, quien con su ballesta le disparó, hiriendo gravemente su mano.

—Ken-Kendall, ¡e-estás b-bien! —susurró mientras lágrimas de felicidad caían por su rostro—. M-me sería imposible seguir sin t...

Una de las criaturas hechas por sombras le clavó una daga, haciendo que la mayor de los Argent soltara un último suspiro. Kendall gritó y acabó con la figura mientras se acercó como pudo a su prima.

—Allison, no puedes irte... no, por favor, quédate, ¡mantente! —lloraba sin cesar, tratando de que algún milagro la salvara, sabiendo que ese sería el fin de su acompañante—. ¡N-no puedes irte, Ally!

Un lobo gris, herido gravemente, se anduvo hasta el lado de la muchacha, tratando de apoyarla, sabiendo que para ella era un dolor muy grande y la pérdida de la morena sorprendió a todos.

—Vive por mí, K-Kendall, h-hazlo y q-quedate con e-el indicado... —fueron las últimas palabras de Allison Argent.

**MESES MÁS TARDE...**

—Vale, hoy quise reuniros para dejar claro lo que siento por vosotros dos... ¡Demonios, esto es tan confuso! —Jared y Paul la miraban expectantes por su respuesta—. Ok, vale. Paul, sé que te amo y estuviste esperándome hasta el último momento. Jared, sé que te quiero de una extraña forma, pero no me esperaste verdaderamente y te fuiste con Kim. Realmente no sé si estás imprimado de mí. Tal vez fue un flechazo o no sé, pero te entiendo porque quisiste hacer tu vida de nuevo...

—Pero Kim no es mi impronta, ¡tú sí, entiéndelo! —bufó el joven—. Sé que estoy imprimado de ti, Kendall. No sé por qué salí con Kim, fue un error.

—¡Ya claro! Y sabiendo cómo... ¡soy podría haber salido con mil tías, pero realmente amo a esta chica como para hacerle eso!

—Esto es más complicado de lo que creía, ¡diablos! Os quiero a los dos, si vale, pero amo mucho más a Paul porque él me mostró su amor desde el momento uno a pesar de mi ida y vuelta. Jared, si deberás soy tu impronta, demuéstramelo, y así te creeré.


CONTINUARÁ...

𝙇𝙤𝙗𝙤𝙨 𝙞𝙢𝙥𝙧𝙞𝙢𝙖𝙙𝙤𝙨 [𝙚𝙙𝙞𝙩𝙖𝙙𝙖]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora