Billy y Steve llevan detrás de ti algún tiempo. Los dos están terriblemente enamorados de tu físico y personalidad. No es que se lleven muy bien y un día en el gimnasio del instituto les dió por hacer una escenita de machos alfas para intentar impresionarte.
-¡Oh vamos Harrington! Mi abuela juega mejor que tú.
-¡Callate Hargrove! No puedes contra mí, ambos sabemos, junto a toda la escuela que soy el rey del instituto - contesta el chico mirando hacia ti recalcando la frase "soy el rey del instituto." Tú al notar la pelea entre los dos tan solo rodaste los ojos mientras te sentabas en uno de los bancos.
El rubio estalla en carcajadas.
-¿Es en serio? TÚ eres el que no puede contra mí, parece que tengas un palo metido en el culo - se burla de él - y la verdad es que no te queda mucho tiempo con ese título Harrington. - declara el rubio reteniendo a Steve con empujones para que no encestara.
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- Oh, ¿es que nunca paras de hablar? - pregunta con rabia Steve para después intentar salir de su detención para encestar. Te miró por encima del hombro de Billy y este se dio cuenta por lo que le empujó con violencia. Fue hacia la canasta botando la pelota, la cual encestó pasandola por dejado de la pierna. El californiano se giró hacia ti, y al ver que le mirabas te sonrió de lado y te guiño el ojo.
Los demás que se encontraban en el gimnasio lo alababan y aplaudían mientras que Steve estaba adolorido en el suelo. Inmediatamente te levantaste para ver si Steve estaba bien.
-¡Hey Steve! ¿Estas bien? - preguntaste preocupada al ver sus quejidos de dolor. Él te miro y por un momento olvidó el dolor y se concentró en tus ojos.
-Si, tranquila, ahora estoy bien - dijo con una sonrisa embobada mirándote fijamente. Tú, nerviosa, le tendiste la mano para que se incorporara. Él lo hizo y quedó muy cerca de ti, rozandoos los rostros.
El rubio que estaba distraído por los gritos de la gente, se giró para mirarte pero su gran sonrisa por impresionarte se esfumó al veros tan pegados y se acercó con furia. Te separó de él y le miró desafiante, controlando las ganas de pegarle porque estabas tú delante.
- Hola nena, que gusto verte - se dirigió a ti de manera seductora causándole una cara de desagrado a Steve.
- Emm... también es un gusto para mi Billy - le respondiste nerviosa con una sonrisa sincera. El nombrado se quedó embobado ante tu respuesta y tus sonrisa. Se predió mirándote los labios, deseoso de probarlos hasta que unos gritos del entrenador le devolvieron a la realidad.
