↷ ¹

148 13 1
                                    

atención : este capitulo
contiene escenas sensibles
y lenguaje vulgar.
Se recomienda discreción.
mwah !
disfruten ♡

quién iba a imaginarse que Kim Jungwoo, aquél niño tan adorable y admirable acabaría en la cárcel

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

quién iba a imaginarse que Kim Jungwoo, aquél niño tan adorable y admirable acabaría en la cárcel.

― avanza, joder.― escupió con amargura el guardia encargado de guiar a los nuevos presos.

dirigió su mirada hacia atrás, dedicando su peor mirada al viejo guardia al cual estaba esposado por la muñeca. Su vista se posó más allá del hombro de ese hombre, cuatro presos más iban detrás de él, exactamente igual a Jungwoo, esposados a un guardia. Su vista se posó en un chico de pelo... ¿rosa? su cabeza se mantenía baja, volvió su vista al frente y a lo lejos divisó una puerta metálica, un escalofrío recorrió su columna vertebral. Tenía miedo, lo admitía. Siguió caminando, con el viejo pisandole los talones, ¿acaso tenía prisa o qué? Se preguntaba a él mismo.

una vez ya hubieron avanzado por el estrecho pasillo y llegaron finalmente a la puerta hecha de metal, el guardia esposado a Jungwoo, quién iba de primero, adelantó al chico, puso un código, el cual él no pudo ver, y abrió la puerta con fuerza.

― debéis dejar vuestras pertenencias sobre las bandejas, ropa y teléfonos móvil sobre todo también vuestros relojes, collares, pulseras... En resumen, todos vuestros accesorios, sobre las bandejas.― dijo el guardia asignado a Kim, mientras quitaba las esposas que unían ambas muñecas. Por instinto, Jungwoo sobó su muñeca, la cuál ahora tenía una leve marca roja, la esposa había lastimado esa zona.

Levantó su mirada, y puso sus pertenencias en la bandeja amarilla, sin rechistar. Se dio cuenta de que había alguien tras esa "barra", donde se posaban las bandejas amarillas. Tras esa persona, había estanterías, cada una, asignada a una persona, con el nombre escrito en una especie de pegatina. Miró al sujeto, no era un guardia, portaba el uniforme que en unos minutos Jungwoo se pondría. Era amarillo, como esas peculiares bandejas de plástico. Éste le sonrió, no supo reconocer si la sonrisa era con malicia, o con simple amabilidad.

― ¿estás nervioso?― rió levemente él chico tras la barra, Jungwoo simplemente asintió, estaba aterrorizado, no quería entrar ahí.― lo suponía, prepárate, ahora viene lo peor.― señaló con su cabeza hacia un costado, él giró su mirada hacia done había indicado el chico.

Una puerta de metal, idéntica a la del principio, yacía cerrada. Pero, gracias al poco conocimiento que el menor tenía, supo lo que tocaba ahora.

― suerte.― susurró sonriendo levemente el, por ahora, amable chico el cual recibió un leve "gracias, supongo" por parte de Jungwoo.

― mueve el puto culo, ¡andando!― soltó ya con cansancio el hombre mayor.― no es hora de hablar, Wong.― esta vez, se dirigió al encargado de colocar las bandejas en las estanterías.

ᜊ︐ INNOCENTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora