~ Between the boy and the wolf ~ (Derek Hale)

Capítulo 2

Estaba con mi madre. Caminábamos juntas por el bosque.

La luz de la luna atravesaba la copas de los árboles creando columnas de luz y dando espacio a un paisaje precioso.

- La luna está increíble esta noche, ¿eh? - comentaba mi madre.

- Sí.

- Ojalá fuera siempre así... Celine, las cosas van a cambiar.

- ¿Qué quieres decir, mamá?

- Te expondrás a muchos peligros, descubrirás muchos secretos y mentiras y tienes que ir con cuidado.

- Pero tú estarás conmigo, ¿verdad?

- Claro. Ahora debes despertar.

- ¿Qué?

- Debes despertar - la voz de mi madre había cambiado. Ahora era un gruñido.

De un momento a otro, una manada de lobos nos rodearon. Todos tenían los ojos amarillos y sacaban los dientes.

Mi madre tenía ahora los ojos rojos y unos colmillos afilados.

Se lanzaron todos hacia a mí.

Desperté de nuevo en la clínica veterinaria. Estaba sudorosa y aturdida. Debería haber supuesto que era un sueño.

Mi madre estaba muerta.

Los chicos me miraban sorprendidos y alerta.

- ¿Dónde... estoy? - pregunté jadeando.

- En la clínica veterinaria de Deaton. En Beacon Hills - dijo Stiles.

- ¿Estoy en Beacon Hills?

- Ajá... - asintió confuso Scott - Nos pareció el mejor sitio para que te recuperaras. ¿Te encuentras mejor?

- Sí.

- Bien. ¿Puedes decirnos por qué te encontramos en el bosque desnuda?

- Yo... eh...

- Una pregunta más simple. ¿Cual es tu manada? - preguntó decidido Derek.

- ¿Manada? ¿De qué estás hablando?

- Derek, creo que no sabe nada - dijo Scott.

- Tonterías. Su esencia se olía a kilómetros. Es pura.

- Derek, déjame a mí. ¿Quieres? Bueno, antes cuando te encontramos me presenté, y seguro que ya te sabes todos nuestros nombres.

Asentí.

- ¿Cual es tu nombre?

- Me llamo Celine.

- Encantado Celine. ¿Que te pasó esta noche?

- Bueno... Cuando estábamos cenando, mi padre escuchó algo en el jardín. Se asomó y se puso nervioso. Me agarró del brazo y salimos corriendo de la casa. Me obligó que no parase. Que pasase lo que pasase no mirara atrás. Corrimos cuanto pudimos, pero fuera lo que fuese de lo que huíamos nos estaba alcanzando. Mi padre decidió quedarse atrás para retrasarlo y me dijo que fuera a Beacon Hills. Entonces mi padre empezó a cambiar. Tenía los ojos amarillos y en ese momento tenía la barba aún más abundante que hacía apenas unos minutos. Me dijo que corriera y escuché un aullido, pero lo que nos perseguía no podía ser un lobo. Mi padre no hubiera corrido así por un lobo, ademas lo que nos perseguía era mucho más grande. Después de eso continué corriendo toda la noche y me tumbé en el suelo agotada. A la mañana siguiente me encontrásteis desnuda.

- Entonces, ¿no recuerdas haberte desvestido?

- Me dormí totalmente vestida y al día siguiente ya no.