Capítulo 1

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Iban tarde, otra vez. Era el sello de los König, el despiste y la llegada tarde. Cualquiera diría que, al ser alemanes, serían cuadrados y puntuales, pero aquella curiosa familia había decidido romper todo los esquemas y ser un desastre.

Un chico bastante alto suspiró mientras subía las escaleras con parsimonia, ya que sus ojos estaban demasiado ocupados en la libreta que tenía entre manos, como para mirar por donde iba. La sostenía con su mano izquierda, mientras que, con la derecha, daba pequeños toquecitos con un bolígrafo, pensando cómo debía terminar la frase.

Se revolvió sus rizos castaños, mientras seguía subiendo. Se detuvo un instante para mirar a su alrededor, tratando de recordar por qué subía las escaleras. Tardó unos segundos en darse cuenta de a dónde iba y retomar su camino, anotando algo en su curiosa libreta.

Logan abrió la puerta de la habitación de sus hermanas

— Os lo digo por última vez: si no bajáis, mamá va a enfada... ¿Cómo puedes seguir en la cama, Honey?

Esto, cualquier otro día, habría parecido una amenaza. Nadie quería ver la furia germana reflejada en los ojos y gruñidos de doña Constance König. Pero aquel dia no parecìa importar mucho. La única respuesta fue un gruñido, seguido de un murmullo amortizado.

Logan rodó los ojos y deseó en el fondo de su corazón que al menos Diane, la chica prodigio, sì recordara que los trenes, a diferencia de los chicos, no estaban dispuestos a esperarla, por muy encantadora que fuera su sonrisa. No quería tener que volver a explicarle al enorme ego de su hermana que por mucho que los trenes tuvieran un adjetivo masculino, no significaba que fueran pretendientes de su belleza.

—Diane, por el amor que Merlín le profetizó a Morgana, dime que estás lista... Porque esta vez ni el más fuerte de los proteggos te salvará de la furia de mamá... Uh... Esa es una gran frase — murmuró para sí mientras la anotaba en su libreta.

—¡Me estoy bañando! —le respondió una voz, desde el cuarto de baño.

—¿Un baño ahora? —suspiró de nuevo—. ¡Date prisa, Diane! Mamá está enfadándose...

—¡En seguida voy!

El castaño se acercó a su hermana, y, tras varios toquecitos en el hombro, le arrancó la manta—. ¡Honey!

La chica entrecerró sus ojos verdes—. Mucha luz —se revolvió de nuevo, hasta que su cara quedó contra su almohada—. Tengo sueño...

—¿Hasta que hora estuviste reparando ese reloj anoche?

—No muy tarde... —murmuró Honey, presionando su cara contra la almohada.

—Honey...

—¡No era tarde! —protestó ella, en un grito.

—¿Queréis no gritar? —gritó Diane, desde el baño. — ¡Y dejen de pensar tan fuerte! Tengo jaqueca y puedo escuchar hasta los pensamientos de Hermann.

Logan miró a Hermann, un bulldog francés que le devolvió una mirada húmeda con la lengua fuera, y rodó los ojos.

Entonces la puerta se volvió a abrir y Andy se asomó por ella.

— La vena de la frente de Constance está comenzando a palpitar, chicas...— dijo el pelirrojo.

— No entiendo qué tanto...— murmuró Honey.— Siempre llegamos tarde.

— Eso no significa que a mamá le guste. — respondió Logan.— Ahora vamos.

Y se dirigió a la puerta nuevamente, para pasar junto a su mejor amigo, el chico le regaló una sonrisa y le quitó la libreta de entre las manos. La leyó rápidamente y su sonrisa se ensanchó.

— Así que el protagonista se enamora... De su mejor amigo.— murmuró, indagando en la mirada de Logan.

El mayor de los König se sonrojó ligeramente.

— Sonaba como un buen plottwist.

—Es un buen plottwist... ¿Le gusta también?

—¿Qué? —preguntó, sonrojándose más.

—Que si al mejor amigo también le gusta el protagonista...

Logan desvió la mirada, incapaz de contener los ojos de Andy sobre los suyos.

— Estoy decidiéndolo... ¿Tú que crees?

— ¡Malolientes calzones de Merlín!— gritó Diane saliendo del baño, con una bata cubriendola. — Puedo leer sus hormonas enloquecidas hasta con velas perfumadas en todo el cuarto. Besense y dejen de joder.

Logan se sonrojó aún más y Andy sonrió satisfecho.

— Los veo abajo.— dijo para luego guiñarle un ojo a su amigo.

— Pensé que no podías leerme la mente, Diane— murmurò Logan, avergonzado.

— La tuya no, pero la de Andy sí. Además, no hay que ser legermaga para oler tu necesitado coranzoncillo desde kilómetros de distancia.

Logan se calló un comentario—. Voy a terminar el baúl... Intenta sacar a tu hermana de la cama...

—¡Mis poderes funcionan perfectamente! —le gritó, mientras éste salía de la habitación y ella bufaba con indignación—. Sí, Honey, deberíamos apostar sobre ellos, ganaríamos muchos galeones...

Honey se removió en la cama molesta, preguntándose qué hizo para merecer a una melliza tan entrometida.

. . .

— Así que... ¿Cómo vas con James?— preguntó Diane alzando las cejas de manera significativa.

Honey desvió la mirada hacia la ventana del compartimiento mientras intentaba con todas sus fuerzas evitar que su hermana le leyera el pensamiento.

— ¿Qué quieres decir con eso? Nos llevamos bien...

— Y yo me llevo bien con Remus, pero cuando hablo de él no estoy pensando exactamente en lo buen amigo que es.— respondió su melliza.

Honey soltó un bufido, molesta. No recordaba por qué, pero en cierto punto de su estadía en Hogwarts había decidido que era buena idea que Diane, la chica más desastrosa de toda la escuela, país, continente e incluso mundo, conociera a Remus Lupin, el segundo chico más encantador que ella había conocido y, naturalmente, su mejor amigo.

Fue cosa de segundos para que Diane decidiera que Remus sería su siguiente presa. Al menos no había decidido que lo sería James, porque... Porque de ser así estaría aún más pérdida de lo que ya estaba. 

N/A: ¡Nueva historia! Escrita en conjunto con la maravillosa Always_Potter_head (hacedme el favor de seguirla, sus historias son fantásticas) Espero que les guste.

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The Choice ~ James Potter (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora