La fiesta en la casa de los Slytherin era aquella noche, la habitación de Honey estaba vacía, las demás Hufflepuffs seguían en el Gran Comedor. Se acercó al espejo y colocó delicadamente un poco más de color sobre sus carnosos labios ahora rosas. Al hacerlo, no pudo evitar recordar qué era aquel mismo color el que había probado los labios de James.
Suspiró, recordando el dulce sabor a cerveza de mantequilla, rana de chocolate y, por muy sinsentido que sonara, Honey estaba bastante segura de que James sabía a Quidditch.
Murmuró el hechizo con una sonrisa mientras veía como lentamente su pelo se alisaba.
Quizá debería pedir consejo a alguien, quizá debía desahogarse, quizá no estaba bien callarse todo por años... Pero, agh, odiaba sentirse molesta y odiaba que se preocuparan por ella...
Suspiró profundamente. No. Ella no necesitaba contar nada, era una maldita estupidez... Pero, por más estúpido que fuera, sí que necesitaba escribirlo.
Se acercó a su cama, y sacó una libreta de cuero que le había regalado Logan por su cumpleaños. En ese momento se había preguntado si su hermano sabía que su pasión no era, al contrario que la de él, escribir historias. Honey no había sabido hasta mucho después el aprecio que le tomaría a ese montón de hojas.
Ese era el único lugar en el que podía desahogarse, porque no molestaba a nadie con sus problemas si los escribía, pero podía descargarse.
Honey solía menospreciar sus problemas de esa forma, da igual cuán grave fuera, ella siempre pensaba que tenía que ser fuerte y que ella podía... Se machacaba mucho a sí misma.
Y quien más la ayudaba cuando estaba machacada, era Remus... Pero quién más le aliviaba era James.
James y su presencia. Era increíble cuanto podía hacer una persona con simplemente estar allí, y regalarte una sonrisa. Las sonrisas de James tenían el poder de alumbrarle el día, como una linterna en medio de la noche.
Así describía Logan el amor, y no conocía a nadie que supiera más de palabras que él.
"Cuando te enamores, Honey, sabrás lo que es ser feliz por una sonrisa ajena, que se te agite el corazón por sentir el palpitar de alguien más, ver en sus pecas estrellas y en el azul de su mirada un océano, el mismo océano que te mese cada noche al cerrar los ojos."
Claro que James no tenía pecas ni mucho menos ojos azules, esa descripción calzaba con Andy.
Pero James... Ay...
Con él su corazón se aceleraba, y se moría solo por oír su latido... James la hacía feliz con una sonrisa o un guiño... James sabía cómo tocar su alma con una sola mirada...
Pero, ¿era James su Andy?
Desearía tanto ser como Logan y tener todo tan claro... O como Diane y tener la suficiente confianza como para que todo le importe menos que las inseguridades físicas de Sirius.
Parpadeó un par de veces, mientras respiraba profundamente, antes de seguir escribiendo.
No. Ella no era Logan, ni Diane. Ella era Honey.
Pero, ¿quién era Honey?
Esa estúpida pregunta de nuevo, llevaba años atormentandose... Todos parecían tener algo especial, todos parecían saber definirse, saber quiénes eran... Pero ella...
Ella...
Ella estaba en las palabras del cuaderno. Aquellas que no le decía a nadie. Y si aquel cuaderno era todo lo que ella era, y nadie sabía sobre las letras que contenía... ¿A caso existía en lo absoluto? Más allá de los ojos de Diane, que literalmente podían captar cada uno de sus pensamientos, más allá de las bromas que compartía con Remus y las discusiones que mantenía con Sirius, más allá de los coqueteos con James... ¿Alguien la veía? ¿Realmente? ¿Cómo podía esperar ser vista cuando ni ella misma se reconocía ante el espejo?
¿Cómo podía esperar ser querida por James cuando ni ella misma aceptaba su existencia en paz?
¿Quién la elegiría a ella estando Diane? No tenía nada especial a parte de sus visiones.
Soltó otro suspiro, esta vez aún más largo, dejándose caer de espaldas sobre su cama. Sus malditas visiones.
Por alguna razón todos consideraban aquellas imágenes que la asaltaban de noche un "extraordinario don" cuando para ella no eran más que una maldición. Imagénes del futuro que por más que vinieran con una advertencia, ella era incapaz de hacer nada para prevenirlas.
Así había muerto el señor Kônig.
Un poder especial no te hacía más que alguien... Ni siquiera te hacía alguien... ¿Quién era ella?
Recordó haber leído en algún lado, o haber oído a Andy comentar, sobre Descartes, un filósofo francés.
"Pienso, luego existo", decía Descartes. Puestos a pensar así, Honey podía confirmar su existencia.
Pero, si existía, debía ser alguien... Pero, ¿quién?
No sabía quién era... "Eres Honey" se respondió a sí misma, "¿Y qué es Honey?" Se preguntó de nuevo.
» "¿Si me llamara de otra forma, sería alguien diferente? ¿Si me llamara Claire, Lily o Diane, dejaría de ser yo?"«
Ya había cambiado su nombre una vez y, para su desgracia, no habìa logrado cambiar su personalidad.
Honey odiaba cuando no era capaz de controlar sus emociones, lo detestaba profundamente.
Siempre conseguían desbordarla, eran demasiado para ella... No conseguía controlarlas... Y eso lo odiaba.
Así que sacudió su ahora perfectamente liso cabello, se colocó delicadamente el delineador y salió de su fiesta.
Era hora de bailar hasta olvidar sus problemas.
N/A: Es un poco más denso que de costumbre, pero por eso mismo es más corto.
Esperamos que les haya gustado!
Opiniones sobre Honey? Se sienten identificados? Que hay de Logandy?? Quieren tener más escenas sobre ellos? 7w7
Los leemos! 💕
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The Choice ~ James Potter (Pausada)
FanficEl hijo de James Potter salvaría al mundo mágico. Así estaba escrito. Pero Honey no podría ser la madre. Historia escrita en conjunto con @Always_Potter_head