Delirio corto: El fin

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Con cada vez más impotencia,  veía como lentamente todo parecía descender en el olvido. Esa persona, ese jóven que cada vez se alejaba más era alguien que conocía, alguien que consideraba mi amigo, alguien que dí por hecho que estaría ahí siempre,  que quería que estuviera ahí siempre, ahora solo se borraba en el horizonte.
Yo sabía que no podía hacer nada, había visto esto antes, en cuestión de tiempo,  aquél se sumaría a la lista de mis amigos que un día desaparecieron sin rastro,  ni explicación, pero de todas maneras ¿qué podía hacer sino resignar mi suerte? Esa persona había tomado su decisión y lo único que podía hacer era apoyarle.
Usualmente al ver las estrellas en el firmamento nocturno escucho la voz que me grita "Esta historia no ha acabado" pero esta noche no había ninguna estrella en el cielo...

El templo de mis recuerdos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora