Tal vez sea un error, tal vez esté mal.
Pero el punto de no retorno ya quedó, por mucho, atrás.
Hermosa eres y tu travieso ser es en sí puro.
Tu edad nadie la creería y aunque henos aquí, aún creo eres muy niña.
Inocente, un ángel que me ha entregado sus bellas alas, me sienta incluso mal el saber proceder.
Mis manos te buscan y susurras que me amas.
Te siento en cada célula de mi cuerpo, cada vez estamos más cerca de ser un solo cuerpo impuro, distante de tu divina gracia.
No puedo calmar mi aliento, mientras suavemente te contemplo, cientos de plumas blancas caen al suelo.
Es aquí donde una pequeña niña acaba de morir.
