Delirio: El día que llegó

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De pequeño, quise una vez montar a caballo. Ese día llegó y monté un bello caballo blanco.
Cierta vez quise tener una bicicleta. Ese día llegó y mi padre me dió una roja bicicleta.
Un fatídico día quise crecer. Ese día llegó y abrí los ojos ante un mundo desolado y baldío.
Con el peso del mundo a mis espaldas, pedí apoyo en mi duro andar. Pero nadie vino en mi ayuda.
Nadie me tendió la mano, mi pesar fue tomado a burla por aquellos que amé.
Presa del pánico supliqué no ser abandonado. Pero sin remedio fui dejado atrás.
Quebrado y olvidado, vagué pidiéndo amor. Una vez más se me fue negado.
Día tras día, por lo que creí una eternidad, me consumí a mi mismo en una espiral lúgubre y captivo de mi mismo, mi único deseo, ser por fin libre.
Volver a como era antes.
Quería creer que podía parar, cada segundo solo rezaba por la llegada de alguien, con anhelo esperé por aquel ángel de mis sueños. Sabía que sería libre el día en que alguien me amara, cuando por fin alguien pudiera entender mis sentimientos.
Pero ese día nunca llegó para mi.

El templo de mis recuerdos perdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora