Capitulo 1

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Finn se encontraba en Birmingham, paseando por la que solía ser su casa. Paseando en el espacio donde correteó cuando era un niño. Aquel paseo nocturno no tenía ningún propósito más allá del de darse cuenta de como ha cambiado todo.Ahora, los sofas por los que saltaba, huyendo de su hermano John, se había convertido en escritorios y mesas para el negocio de Thomas.Todo estaba muy tranquilo, como de costumbre, solo quedaba él despierto por el barrio. Hasta que de repente se escuchó gente por la calle. Una mujer pasó corriendo por enfrente de la ventana de la casa, llamando la atención de Finn. Entonces, cambió la dirección a la que corría y empezó a aporrear la puerta de la casa. -¡Por favor! -la mujer seguía aporreando la puerta con voz desesperada -¡Abra la puerta! -los golpes se hicieron más intensos- ¡Abra la puta puerta!Finn decidió abrir la puerta, y se encontró a una muchacha más o menos de su edad, incluso algo más mayor, prácticamente llorando.-Por favor, sé que no me conoce pero déjeme entrar -se notaba que estaba desesperada, que no tenía ningún sitio mejor al que ir.-¡Mary! -la voz de un hombre hizo que la cabeza de la chica se girara -¡Mary no se te ocurra entrar! ¡No puedes huir! -la voz del hombre se escuchaba cada vez más cerca y la chica cada vez más inquieta.Finn le hizo una seña con la cabeza para que pasará y cogió la pistola que siempre había en el tocador al lado de la puerta. Salió a la calle y cerró la puerta.-Perdone señor, no sabe lo que hace -le dijo el señor que le había gritado a la chica anteriormente.-¿Quien es usted? -preguntó Finn directamente.El hombre lo miró sin entender muy bien que estaba pasando.-Soy el prometido de la chica que acaba de dejar entrar en su casa -contestó él, que fácilmente le podía doblar la edad a la muchacha.-¿Y porqué iba corriendo y casi llorando mientras huía de usted? -Finn puso una mano en la pistola que se había colocado en el pantalón.-Esta empeñada en que no quiere casarse, pero no le queda otra.-¿Acaso no es una mujer libre? -el hombre no sabía que contestar, por lo que Finn continuó- ¿Acaso no puede decidir ella misma con quién quiere casarse y con quién no? -Mira chaval, yo decido como llevo mi matrimonio. De todas maneras, ¿Quién te has creído que eres?-No estáis ni casados, no puedes decidir nada. Y no me creo nadie, no me hace falta. Soy Finn -dejo una pausa antes de decir aquello que infundía miedo al cualquiera con un poco de sentido común -Finn Shelby.Cómo por arte de magia el hombre pidió perdón por las molestias y desapareció por el mismo camino por el que había llegado.Finn volvió a entrar y la chica seguía igual de nerviosa, aunque ahora su expresión era diferente.-Ya se ha ido, puedes estar tranquila -le dijo con una sonrisa para tranquilizarla.-Muchas gracias -contestó ella rascándose la nuca -No sabía que usted era un Shelby, le he escuchado cuando se lo ha dicho a Oliver, no quiero causarle más problemas, así que me iré -añadió mirando hacia a la puerta con intención de salir.-Puedes llamarme Finn -respondió él que todavía creía que le faltaba mucho para ser tratado de usted -Y no ha causado ningún problema, puede quedarse en la habitación de invitados -dijo cogiendo el pomo de la puerta -Si no tiene ningún otro sitio mejor en el que quedarse, claro.La muchacha se pasó la mano por el pelo, sopesando sus opciones, que no eran muchas, quedarse con los Shelbys o dormir en la calle, dispuesta a pillar una hipotermia.-Pues, si dice que no le importa, me quedaré aquí está noche. Pero no hace falta que prepare la habitación me quedaré en este mismo sofá -dijo sentandose en el sofá del recibidor.-Tonterias, ese sofá es una porquería. Además mi hermano mantiene la habitación siempre preparada por lo que pueda pasar -Finn cerró con llave la puerta de entrada y abrió la que llevaba a la vivienda.-Muchas gracias, de verdad -contestó Mary siguiéndolo.-¿De verdad se iba a casar con ese? -preguntó Finn girándose para verla.-Si me hubiese cogido, y tuviera que casarme con él mañana, me hubiera pegado un tiro nada más hubiese amenecido -mucha gente no decía esas cosas en serio, pero había algo en su mirada que le indicaba a Finn que ella si iba en serio. Y él había visto demasiadas veces. -Aquí es -dijo abriendo una puerta -El baño está al final y mi habitación está a la izquierda del baño, por si necesita algo -le explicó Finn mientras cogía unos palos que había en un cesto del pasillo y los ponía dentro de una estufa pequeña que había en la habitación, para acto seguido encenderla. -Perdon por las molestias -Mary se disculpó una vez más.-Ya le he dicho, que no ha causado ninguna molestia -contestó Finn con una sonrisa -Ya sabe dónde estoy. Buenas noches -añadió mientras se dirigía a su propia habitación.-Buenas noches -respondió Mary mientras entraba y cerraba la puerta.

By order of the Peaky BlindersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora