Capitulo 3

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Faltaban sólo unas horas para que empezará a hacerse de noche cuando alguien tocó la puerta de la vivienda de los Shelbys.
Polly abrió la puerta encontrándose a Mary.
-Buenas, ¿Está Finn? -preguntó ella.
-¿Que si está Finn? -dijo Polly alzando una ceja y cerrando la puerta detrás de ella -¿Tú sabes en la que nos acabas de meter? Es solo cuestión de tiempo que Brown venga a por nosotros y, ¿tú lo único que haces es irte sin decir nada? -añadió Polly con expresión de enfado.
-Mire señora, yo no sabía a qué puerta estaba tocando. Si hubiera sabido que era la casa de un Shelby hubiera seguido corriendo.
-Hubiese sido lo mejor, porque encima te topaste con Finn.
Cómo si decir su nombre lo hubiera invocado, apareció en la puerta. Ni siquiera cruzó el umbral. Se dejó caer sobre la parte de las bisagras de la puerta.
-Hombre, mira quién es.
-Finn, yo quería decirte -empezó a decir Mary.
-No hace falta que digas nada, no vaya a ser que te cortemos los ojos por hablar -la cortó Finn antes de que pudiera terminar. Polly lo miró con una sonrisa ladeada.
Mary soltó un suspiro, quizás no debería haber tenido tantos prejuicios con Finn, pero era lo mejor para ella.
-Solo venía a deciros que he escuchado a un socio de Oliver hablar de que van a por vosotros y que te quiere muerto -dejó una pausa- Que os quiere muertos a todos.
-Que se ponga a la cola -rio Finn al que se le unió Polly.
-¿Y se puede saber que vas a hacer tú? -le preguntó Polly a Mary -Nadie puede huir durante toda la vida.
-Cogeré un tren y me iré con mi tía a Londres.
-Los Browns tienen a gente dentro de los trenes. Te encontrarán -dijo Finn que no parecía que esos temas le pusieran nervioso.
-¿Y tú cómo lo sabes? -le preguntó Mary que no quería admitirlo. Ella había estado prometida con un Brown y no sabía nada de ellos, más allá de la gente con la que se juntaban. No tenía idea de ninguno de sus negocios.
-Querida, la ciudad es nuestra -contestó Polly por él -Si están ahí es porque los hemos puesto nosotros.
-Pues quitadlos -dijo Mary creyendo que era tan fácil como sonaba.
-Están ahí como parte de un trato, para que haya paz entre nuestras familias -le explicó Finn -Si los quitamos empezaremos una guerra antes de tiempo -cogió un cigarro de la caja que llevaba en el bolsillo del pantalón y lo encendió.
Polly se acercó a Finn y le dijo algo al oído y seguidamente entró dentro de la casa.
Finn le afirmó con la cabeza y se adelantó hacia Mary.
-No te vamos a decir que hacer -empezó a decir Finn -Pero o te pierdes ya, o eliges bando.
Mary no sabía qué hacer, todo esto le venía grande. Quería perderse, irse ya, pero no tenía forma. No quería volver con los Browns y no tenía garantía de que los Shelby fueran mejor.
-Mira Mary -siguió Finn al ver que ella no decía nada -Se que no te fías de nosotros, pero de verdad creo que somos tu mejor opción.
Mary cambió su peso de pie y suspiro. Estaba de acuerdo con Finn. Ellos eran su mejor opción.
-No me llamo Mary -fue lo único que dijo antes de empezar a andar hacia la vivienda de los Shelbys.
-¿Cómo? -preguntó extrañado Finn.
-Me llamo María, María Ferrer -dijo girándose justo delante de la puerta para mirar a Finn.
-¿Eso es español? -volvió a preguntar Finn con la misma expresión mientras la seguía para entrar a la vivienda.
-Si, pero no se te ocurra llamarme María -dijo ella entrando en la casa -Odio como lo decís los ingleses -Se quitó los guantes, el sombrero y el abrigo y lo dejó en el perchero junto los demás.
Polly los miró con una sonrisa mientras bebía un vaso de whisky.
Ya entrada la noche, todos estaban durmiendo menos una persona, Mary. No podía dormir desde que su padre la envió a la maldita casa de los Brown. A Oliver no le importó el deseo de su padre de que llegara virgen a la noche de su boda. Esa noche lloro como no había llorado nunca y después de eso se dijo que no volvería a llorar más por ese capullo, y que sería ella quien le metiera una bala en el maldito cráneo. Siguió en la cama dando vueltas durante toda la noche, sin poder dormir más de lo que su cuerpo la obligó.
Por la mañana desayunaron todos juntos, y miraban a Mary como si fuera una intrusa. Menos Finn y Polly. Finn ni siquiera la miro. Y Polly la miraba con una sonrisa que la inquietaba.
-¿Porque te ibas a casar con Oliver Brown? -preguntó el otro hermano de Finn al que Mary no conocía. Por la edad que aparentaba dedujo que tenía que tratarse de Arthur. El mayor de los cuatro varones Shelby.
-Mi padre tenía una deuda con ellos y yo fui su moneda para saldarla -contestó Mary.
-¿Entonces sabes que probablemente vayan a por él? -le dijo Thomas.
-Por mi le pueden meter un tiro entre ceja y ceja.
En ese momento entro por la puerta una mujer a la que Mary no conocía.
-¿Se puede saber que es tan urgente Tommy? -Ada entró dejando los guantes en el recibidor y el sombrero junto con el abrigo en el perchero de la entrada.

-Ada esta es Mary –Thomas movió la mano con la palma abierta hasta la mujer nombrada –Iba a casarse con Oliver Brown, pero Finn la salvo en un acto de heroicidad.

-¿Qué Finn? -Ada parecía no creer que estuvieran hablando de su hermano pequeño -¿Tú? -preguntó dirigiendo su mirada hasta Finn. A modo de respuesta él solo asintió con la cabeza mientras bebía, como toda su familia hacía, un vaso de whisky –Entonces, ¿ahora que va a pasar? ¿Otra guerra más? -Ada se sentó en una de las sillas que quedaban libres como si no pasara nada. A Mary le asombraba la tranquilidad con la que hablaban los Shelbys sobre que era posible que los Brown quisieran hacerles. Nunca había estado muy atenta a los cotilleos de la ciudad, pero sabía que esa familia había tenido problemas con gente muy distinta. Lo más sonado, sin duda, fue la vendetta que un mafioso les mandó y que acabó con el mediano de los Shelbys, John. 

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⏰ Última actualización: Sep 02, 2019 ⏰

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