Jareth tomó mi mano y me acercó a él, me rodeó con sus brazos y me apretó fuerte contra su pecho, cerré mis ojos y aspire su loción. Estando entre sus brazos me siento tan bien, me siento fuerte y valiente, siento que podremos lograr lo que tanto queremos, estar juntos... con nuestro hijo, al que hemos estado ocultando durante ocho meses ya. Separó mi cara de su hombro y me hizo verlo, sonrió y se acercó lentamente hasta que nuestros labios se unieron en un beso. Un delicioso y lento beso que fue interrumpido por el chirrido de la puerta y un grito de asombro.
-¡¿Qué es esto?! -ambos asustados nos giramos a ver a la persona que acababa de gritar... era nuestra madre-. ¿Qué están haciendo? ¡Son hermanos!
-Mamá... -dije con voz temblorosa.
-¡Cállate! -gritó y me dio una bofetada en la cara que hizo que mi cabeza girara-. ¿Desde cuándo están haciendo esto?
-El tiempo suficiente para amarnos -Jareth entrelazó nuestras manos.
-¿Qué estás diciendo, Jareth? -yo ya no pude más y empecé a llorar-. ¿Qué parte de que son hermanos no entienden? ¡Ambos estuvieron en mi vientre, nacieron juntos! Son unos mocosos de quince años.
-Eso ya no importa, nos amamos y tendremos un hijo.
La mirada de mi madre pasó de Jareth a mi vientre abultado, que mis vestidos holgados ya no cubrían bien. El odio en los ojos de mi madre era más que evidente, nos estaba odiando a los tres.
-Eso... -señaló mi vientre- no va a nacer. De eso me encargaré yo -dijo eso y se abalanzó sobre mí, me tomó del cabello y empezó a jalonearme.
-¡Suéltala mamá! -Jareth intentó alejarla de mí, pero no lo consiguió.
Mi madre me lanzó al piso y empezó a golpearme ahí, Jareth seguía intentando que me soltara, pero lo único que consiguió fue que mamá lo empujara fuerte provocando que su cabeza se estrellara contra el escritorio haciéndolo caer al piso inconciente y sangrando.
-¡Jareth! -empecé a gritar, pero no respondía-. Amor, despierta -pedí en un hilo de voz.
-¡Cállate! -mamá, si así se le puede llamar, patio mi cara y empecé a sentir como salía sangre de ella.
-Por favor ya -suplique-. Me duele mucho -sujete mi vientre. Sentía que algo empezaba a correr por mis piernas, así que levanté un poco la cabeza para ver mis piernas, estaba sangrando-. Mamá, ayúdame, por favor, mi bebé.
-Lo mejor sería que muriera, pero ya sé lo que haré con ese... pecado -fue hasta dónde estaba Jareth, lo tomó de las piernas y empezó a arrastrarlo hacia la salida.
-No. ¿Adónde lo llevas? -hizo caso omiso a mi pregunta y lo sacó de nuestra habitación-. Jareth, amor, despierta.
La puerta se cerró y no supe adónde se lo llevó. Temía mucho por lo que fuera capaz de hacerle, pero temía aún más por nuestro hijo, el sangrando era leve, pero sabía que aún así podía perderlo. Con Jareth nos escapamos y fuimos a ver a un doctor un par de veces, por ser menor de edad, mi embarazo era riesgoso, pero eso era algo que no me preocupaba tanto, pues Jareth se encargaba de cuidarme, siempre estaba pendiente de mis vitaminas y mi alimentación. La última vez que fuimos a ver al doctor nos dijo que estaba sano y que era un niño. Ese día Jareth sacó sus ahorros y compró ropa para el bebé, ropa que ocultamos bien.
Nuestros planes eran irnos antes que naciera nuestro hijo, pero aún no conseguíamos el dinero que necesitábamos para irnos de acá y ahora esos planes sin duda alguna se han ido a la basura... estamos perdidos.
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Juro Encontrarte.
Short StoryNuestro amor podía ser todo lo prohibido y lleno de pecado que quisieran, pero eso no significaba que no fuera amor, yo la amaba a ella y ella a mí. El amor no entiende nada, sólo llega y ya, con la persona que menos esperas o con la que no debes, p...