El almuerzo en el restaurant se volvió más que silencioso luego de la conversación que tuvimos en su auto.Por mí parte, me siento nefasta, tengo mucho resentimiento y rabia dentro mío, y por la parte de Ross, al parecer herí su orgullo y no esperaba que le confesará lo de Ben.
Miles de pensamientos deben de estar recorriendo cada rincón de su mente. Y un pequeño arrepentimiento por haberle dicho que tuve sexo con Ben viene a mí por alguna razón.
Al terminar de comer mis ravioles, Ross termina de tomar la botella de vino y paga la cuenta, dejándole una propia de 20 dólares al mesero que los atendió a pesar de que su atención fuese pésima.
Los dos nos dirigimos al ascensor para ir al estacionamiento callados. Sin saber de qué hablar, o como comenzar a hablar luego de tanta información y tantos detalles que nos proporcionamos el uno al otro hace una hora.
Lo observo en el ascensor sin que se dé cuenta, para esto me pongo un poco más atrás de él. Puedo sentir como la tensión crece en este solitario ambiente.
Su mirada esta atenta a la pantalla de su celular.
–¿Hablas con la cínica? perdón, ¿con tu esposa?
–No, hablo con Ethan, ¿Y que tuviese de malo si hablara con Muller?
–No hay nada de malo Ross- me apego a la pared del ascensor mientras él no quita su mirada de mi rostro– Sólo preguntaba.
–Ve a hablar con Ben...
Responde resentido, acercándose más a mí. Alzo la mirada, dándome cuenta de que estamos a cinco pisos de llegar al cuarto estacionamiento del edificio.
Suspiro.
Puedo sentir como mi piel arde ante su cercanía.–Ve a tener sexo con tu esposa.
–Me faltó comentarte un detalle- susurra lo suficientemente alto para que yo pueda escuchar– ¿Sabes en quién pensé mientras tenía sexo con ella?
Lo observo.
–Pensé en ti.
Trago saliva, Ross se acerca aún más a mí, nuestros brazos están rozando.
–¿Entonces se lo hiciste de la misma forma que me lo hacías a mí? Wow, deberías haber tenido algo de compasión para esa vieja, si es que pudo aguantar, claro.
Ross ríe.
Giro un poco la cabeza, encontrándome con su mirada, y sin poder contenerlo más, uno sus labios con los míos de una manera brusca.Sus manos no dudan en tocarme la cintura, de arriba a bajo, y yo no dudo en mordisquear su labio inferior.
Sabe a vino.
Y eso me encanta.
Sus labios siguen igual de suaves y deliciosos como los recordaba.Dejo escapar un suspiro cuando siento la mano de Ross sobre mi trasero, apretando mi nalga derecha sin vergüenza.
Gimoteo sin cortar el beso, subo mis manos hacia su sedoso cabello, ahora castaño, jalo de el haciéndolo ronronear. Sonrío.
Junto mi cuerpo más al de él, sintiendo su dura erección golpearme el estómago. Enseguida puedo sentir una fina humedad en mis braguitas.
Es increíble todo lo que este hombre puede causar en mí.
–¿Muller pudo causar esto en ti?
Le pregunto, cortando el beso y golpeando su miembro con mis caderas.Madre mía.
Está muy grande y duro.Ross sonríe. Me empuja y gira mi cuerpo, de modo que yo quedo dándole la espalda a Ross y frente a la fría pared del ascensor.
Siento una fuerte nalgada que me hace gemir.
–Sabes perfectamente que solo tú puedes causar esto en mí.
Ross me toma de la cintura y mueve sus caderas contra mi trasero, haciéndome sentir toda su dura erección.
Sus labios se depositan en mi cuello, haciéndome delirar, me apoyo contra la pared con mis dos antebrazos, sintiendo la lengua de Ross recorrer mi cuello de arriba a bajo, y sus manos recorrer mis piernas.
Puedo darme cuenta que Ross está apunto de abrir el broche de mis ajustados e incómodos jeans, pero la puerta del ascensor se abre.
Nos separamos, pero volvemos a unir nuestros labios al darnos cuenta de que solamente hay tres carros en este último estacionamiento, y uno es de él.
Me toma de las manos, y salimos del ascensor sin despegar nuestros labios ni por un segundo, caminando tratando de no caernos hacia su auto.
Por más que quiero detenerme, la excitación que tengo encima no me deja pensar con claridad.
Al llegar a su auto, nos separamos, uso esos pequeños segundos para mirar a todas partes y asegurarme de que no haya nadie más que nosotros dos en el estacionamiento. Suspiro, y estoy por atarme el cabello pero Ross me lo impide poniéndose atrás mío y empujándome hacia dentro de la parte de atrás de su auto.
Ross entra a penas yo termino de entrar, cierra la puerta, me toma del cabello de una forma algo brusca pero excitante, y me besa.
Y yo no puedo evitar no seguirle el beso.
Sus labios encajan perfectamente con los míos.Una de sus manos tira de mi cabello y la otra toca mi cuerpo.
–Estas tan buena _______.
Murmura, ahora contra la piel de mi cuello.Los besos de Ross bajan sin perder el tiempo por todo mi cuello hasta llegar a mis pechos, les deja besos por encima de la blusa que estoy usando y comienza a desabotonarla.
E imploro para que no se detenga.
–Me tienes tan duro _________.
Vuelve a murmurar, y seguido de esto deja mi sujetador a la vista.Alzo la cabeza y observo las lunas del auto. Están empañadas de vapor.
La lengua de Ross comienza a jugar con la parte de arriba de mis pechos, aún sin quitarme el sujetador y sus manos toquetean mi trasero de una forma mucho más descarada.
Abro las piernas, dejando que él se posicione entre estas.
Sus dos manos suben hacia mi espalda, y la acarician, está apunto de quitarme el sujetador pero no lo hace debido al impacto que tenemos al escuchar el silbido de un guardia de seguridad parado frente a su auto.
Trago saliva y me agacho, para que no me vea en sujetador, aunque supongo que ya es tarde. Las lunas de los lados están empañadas, pero la de al frente aún no.
Mierda.
Ross sale de inmediato del auto, tratando de tapar su erección posicionándola de otra forma. Y cierra la puerta cuando sale.
–Esto no es un hotel, deben de salir de aquí si es que quieren hacer cosas indevidas- escucho que dice el guardia, mirándome– ¿Puede darme su identificación?
Le dice a Ross.
Al no llegar a escuchar más del tema que hablan, me observo en el espejo, tengo el rostro muy sonrojado, la blusa desabotonada, y el cabello despeinado.Suspiro.
Comienzo a arreglarme mientras pienso en lo que acababa de pasar.
Nos besamos.
Y estuvimos a punto de tener sexo en su auto.–Maldita sea...
Susurro, conteniendo las ganas de llorar que traigo encima.Lo hice otra vez.
Volví a caer.
Cuando me prometí sientos de veces que sería todo lo contrario.Una lágrima cae por mi mejilla, pero la quito de inmediato con mi pulgar cuando Ross entra al auto.
Ross está casado...
Bajo la cabeza.–¿Quieres que te lleve a tu casa?- me pregunta, y al no obtener respuesta mía, vuelve a hablar– ¿Qué sucedió? estábamos tan bien y ahora parece que estás...
–Solo déjame sola.
Le digo, saliendo de su auto y caminando lo más rápido que puedo hacia el ascensor otra vez.

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Mala fama | Ross Lynch
FanfictionSegunda temporada de "Mala Hierba", la primera se encuentra disponible sólo en mi perfil. Copyright; 2019© Portada hecha por: @LoveAkyria TERMINADA ✅