Una lágrima roja sobre su rostro
sonrosado que siempre sonreía;
su piel hinchada de tanto desahogo,
ella, al fin, es ella misma.
El aleteo constante de oscuras aves,
aves que al sol ganaron en puntualidad,
se alimentan avorazadas sobre el infame,
ese que de otro modo no pudo terminar.
La suave brisa matutina trae
una mezcla extraña de complicidad:
la esperanza fresca de un nuevo día,
y entre sus ondas, el hedor final.
...
--¡Mi vida ahora tiene sentido!
Exclamó ella dos actos antes.
Su voz quebrada, sus rasgos finos,
suspiraban quejidos de lejanos aires.
Él, entreabiertos los ojos, mirada perdida,
apenas esbozaba una sonrisa de satisfacción.
Al final de la carrera larga de la vida,
acompañado estaba por una dulce voz.
...
Estática escena, escena trivial:
los dos ahogados en felicidad eterna.
El sol despunta en belleza falaz,
que adorna el dolor de la hoja seca.
Mientras tanto en las dos casas
a pierna suelta duerme la ignorancia;
aún no llega Dios, pero no tarda
en ser nombrado, mutilado y ser desgracia.
Se atrevieron a vivir según su órden,
orgullosos estaban en comunidad;
aunque las dos ramas no se conocen,
del mismo árbol nacen, en realidad.
...
--¿Estás segura de lo que haremos?
Ésto forma parte de mi vanidad;
al fin he alcanzado el arte
y con ella la inmortalidad.
Pero tú, dime mujer de ojos grandes,
¿De qué huyes en realidad?
¿Qué te ha hastiado hasta dejarte
febril y odiando a muerte la humanidad?
...
Tal vez mañana nunca se sepa
el por qué alguien puede acabar así;
porque siempre se termina juzgando
y sentenciando, por comodidad infantil.
Tal vez mañana él sea recordado
y se descubra su maldito talento,
por sobre encima de su pecado,
escapando así, como planeó hacerlo.
Tal vez mañana ella haya cambiado
la manera de apreciar vida
y sea al fin amada como tanto
deseó, sin soportar desdichas.
...
--¿Sabes? Nunca he soportado
sentir la ingenuidad que en mi reposa;
ser el descanso, sin tener descanso,
hacer felíz, sin saber lo que me toca.
Ahora mismo me siento completa,
verte luchar y cumplir lo que has querido;
acompañarte en el paso que abre
nuestro camino a un común destino.
...
Los dos pactaron una cruel noche
de sentimientos nunca más deseados,
acabar con la farsa del hombre
que controlar quiere hasta lo insensato.
No hubo total planeación medida,
tan sólo escaparon de la prisión oscura
de sus casas, de madrugada esquiva
la eterna noche de sumisión insulsa.
La adrenalina desbordaba sus venas,
él, al fin su corazón sintió latir;
ella, por fin sentía la emoción sincera,
sus manos tomaban al porvenir.
Fueron las horas de alegría más llenas,
estar juntos era lo que anhelaban;
lo ignoraban mientras corrían la pena,
corrían a su fantasía soñada.
...
Él decidió atar sus manos,
suspendido en el aire intentó volar,
ella la herramienta palpable,
de un tajo abrió la yugular.
Ella mientras lo veía marchar
decidió un camino que le permitiera
contemplarlo eternizarse, un poco más:
se colgó al cuello la soga inquieta.
Saltó de inmediato luego de cortar,
frente a frente, un segundo pudieron verse;
"la gloriosa muerte", decidieron llamar,
lo que ahora llamo amor silente.
...
Los cuervos su trabajo gozan,
dentro de poco no quedará más.
Ella, la dulce depresiva hermosa,
Él, el poeta que no supo amar.
02/10/16
11:09
