Capitulo 3

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Llevo ya poco más de una semana, aun estoy viviendo comos si fuera un sueño del cual voy a despertarme pronto, y todo seguirá igual que antes, pero mi parte racional, que por suerte es la que me domina, sabe que eso no va a pasar. El sueco es más complicado de lo que esperaba, aun que siempre se me han dado bien los idiomas, y de pequeña lo hablaba en casa. Además llevo un año en un curso, bastante intenso, para mi gusto y el de cualquiera.

De lo que no me puedo quejar es del tamaño de mi nueva casa, mi nueva habitación, mi nueva ropa y maquillaje, y sobretodo mi nuevo móvil. Tengo ganas de empezar el colegio, por que me aburro sola en casa sin conocer a nadie, o al menos, ya no conozco a nadie, por que casi ni me acuerdo de mis amigos de la infancia, y no tengo el valor de llamar y quedar. Aun así tengo mucho miedo de empezar, ya que ellos llevan ya casi un mes de curso, y no solo soy la nueva y extrangera, no llego cuando toca.

Necesito salir de casa. Desde que he llegado he salido a pasear por mi nueva ciudad para conocerla y por mi nuevo barrio.Así que hoy ya toca. Me pongo los zapatos, cojo el móbil y una chaqueta de entretiempo y salgo de casa. Empiezo a caminar y me gusta darme cuenta como ya me he familiarizado con las calles y ya me lo voy conociendo todo, poco a poco.

No hay casi nadie por la calle, solo me cruzo a una madre con su hijo y a un anciano con su perro. De pronto veo a dos chicos, que deben de tener mi edad más o menos. Uno es muy alto y el otro muy bajo. Me fijo más y reconozco a uno, al alto. Ando más rápido, quiero gritar su nombre, siento un impulso de hacerlo, pero no consigo recordarlo, tampoco estoy segura de que sea él, está muy cambiado, pero voy a probar.

- Eh, eo, ¿me oyes?- grito haciendo señales- hey.

Él se gira, se asombra y empieza a acercarse con los ojos achinados, concentrandose en mi rostro, intentando reconocerme, yo sonrío tímida, enseñando mis dientes. El bajito, que tiene el mismo aspecto sueco que una piedra, le sigue también asombrado.

- ¿Es broma? ¿Eres tu?- pregunta él y yo sigo sonríendo como una idiota agitando la mano cada vez más lento.

- Supongo, yo me hacía la misma pregunta- digo cuando ya lo tengo delante- Soy Alexia, ¿te acuerdas de mi?

- Creo que si, vamos, estoy seguro- dice y luego me abraza, uy, un poco efusivo, pero me hace sentir cómoda, como que no estoy en un país tan desconocido- Cuanto tiempo, ¿que haces aquí? ¿de viaje por los recuerdos de tu infancia?

- Noo, que va, nos hemos mudado aquí, hemos vuelto- digo intentando sonar alegre

- Bueno, bueno, ya que Ogge me ignora, me presentaré yo, soy Omar, uno de sus mejores amigos, más bien un hermano, aun que a pesar de la altura yo soy el mayor, claro está...-Ogge le interrumpe.

- Bueno, hermano mayor- dice con sarcasmo- está es mi mejor amiga de la infancia, pero se mudo a España, seguimos hablando por cartas, que básicamente eran dibujos con una frase y ya, pero claro, éramos muy pequeños y el contacto se acabo perdiendo.

- Encantada Omar- digo con una sonrisa- me ha encantado verte, ahora me siento mejor la verdad, es muy duro dejarlo todo y empezar de nuevo.

- Seguro que si- dice Omar- anda ven aquí- me abraza y Ogge duda, pero al final se añade.

Yo empiezo a reir y al final nos reímos los tres. Ogge está mucho más guapo, con más estilo, más hombre, muy pero que muy alto, está increíble, de niño ya era super adorable, pero ahora, por dios, aire. En cambio Omar parece más niño, básicamente porque le saco media cabeza al pobre, pero menudo niño, eso si, es muy guapo, no sé que les dan de comer aquí, pero espero que sirva conmigo.

- ¿Cuando empiezas el cole?- me pregunta Omar.

- En unos tres días, estoy nerviosa pero tengo ganas- ellos me miran y Ogge añade- no tienes nada de que preocuparte.

Seguimos hablando un rato y vemos que vamos al mismo colegio, normal, porque es el único de la zona, ya que los Molander también viven por mí barrio, Omar vive a las afueras. Intercambiamos los telefonos y al final nos despedimos. Me ha echo ilusión encontrarme a la única persona que conozco aquí.

(-)

Suena el despertador, hoy es mi primer día de clase y ahora es el momento en el que me tiemblan las piernas y siento un cosquilleo muy desagradable en mi vientre. Me ducho, me seco el pelo y me maquillo un poco, algo natural, lo suficiente para que se me vea mona en mi primer día. Me cojo unas botas con algo de tacón, de cuero, unos jeggins y la sudadera que me dió Oscar, eso hará que me sienta cómoda y recuerde esa noche en Barcelona si estoy triste. Hoy si que necesito a mis amigas.

Llego a clase y después de hablar con el director me dirijo a la que será mi nueva clase durante el próximo año. El profesor me pone delante de todos en plan película americana. Yo no me atrevo a mirar a nadie, así que estoy mirando a un punto fijo a lo lejos.

- Bueno chicos, esta es la señorita Condes, de nombre Alexia. Viene de Barcelona así que intentemos que su primer día sea lo menos duro posible- dice el profesor, y añade- bueno, siéntate al lado del señorito Enestad.

Todos se giran a mirar al tal señorito Enestad, en serio porque nos llaman por el apellido, y veo como un chico me mira paralizado. Es él.

Bueno, bueno...

¿Es él? Siii, es él, esto es cada vez más interesante, espero.

Votad y comentad pliss, lo necesito para tener esperanza jajajja

Un beso,

-Alex.

Inevitable (Oscar Enestad)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora